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lunes, mayo 16, 2016

Atardecer


Ese maravilloso entre luces ocurre cuando el Universo conecta las luces de bajo consumo para ahorrar. Y ahí empieza la magia. Con el atardecer viene la paz. No la Paz Vega, no, malpensados. Esa mujer, y a esas horas, anda con el carnicero (que anda eligiendo el hueso añejo para el puchero quiero decir). El encantamiento del anochecer tiene mil razones: para unos significa el final de la jornada laboral, para otros el preámbulo de una buena sentada en el sofá-relax. Hay de todo, desde los más “efervescentes” que piensan en la gimnasia del amor antes de dormir, a los ahorradores que sólo suspiran por desiluminar la casa entera, antes de que Endesa se la embargue.
Yo, personalmente, he aprendido a gozarlos, sin más. 

Escrito por Manolo Martínez