Es curioso
como una misma cosa puede tener tan diferentes funciones dependiendo de las
manos que las utilice, pero sobre todo, de la lucidez o enajenación del cerebro
que le dé órdenes a esas manos.
Una cadena sirve
para proteger tu casa, pero también puede usarse para robarte la libertad por
el simple hecho de que seas ateo, judío, discapacitado, homosexual, negro, rebelde, crítico o
comunista, y tener la mala suerte de haber nacido en un país, o en una época, dónde todo lo nombrado sea delito.
También resulta extraño que la misma cadena que sujeta el ancla que amarra el barco al fondo del mar, sea la que luego lo libere al subir a bordo, junto con el ancla, el ansia de navegar y alejarse del puerto seguro.
Claro que nada de lo que he dicho tiene sentido cuando descubres la mentira, cuando compruebas que en la foto de la cadena no hay cadena, sólo una sombra, y entonces surge ia pregunta: ¿puede una sombra sujetar un barco, reguardar tu casa, convertir al incrédulo o silenciar al disidente? Ponle nombre a esa sombra y obtendrás el nombre de tu cadena.
Fotografía: Francisco Javier Díaz Ojeda Texto: Manolo Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario