Páginas

domingo, abril 27, 2025

LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS

La importancia de las cosas no la determina la propia cosa, sino la circunstancia. Es la magia de la edad, la cándida inocencia y el porqué de lo que hacemos, lo que realmente mide el valor del acto. 

¿Hay algo más importante que hacer un círculo con los dedos índice y pulgar y buscar el sitio exacto por el que pase el chorro de agua que sale del grifo sin que nos salpique una sola gota de agua? 

Pues no cuando eres un niño y estás atrincherado en el cuarto de baño esperando a que se le pase a tu madre el cabreo por una trastada que acabas de hacer. 

¿Y qué intenta ver el niño que mira a través de los rollos de papel higiénico? Un adulto diría, que se ha buscado el mejor telescopio para ver que el mundo está hecho una mierda, pero no es esa la respuesta. La verdad es que ese niño ve todo cuánto quiera ver por ahí, porque así lo marcan las leyes de la bendita infancia dónde todo está a la mano, sólo hace falta querer. 

Hace nada leí en las redes esta reflexión: “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles. Los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombre débiles crean tiempos difíciles” 

sábado, abril 26, 2025

EL MILAGRO de los PECES y los HELAOS


"Ya está aquí Molina con la vitamina", pregonaba aquel buen hombre por las calles de una Carmona en blanco y negro. Eran los tiempos en que los niños merendábamos pan con chocolate mientras nuestros mayores hacían cola en la feria para ver a Manolita Chen. 

Por las mañanas, Molina nos proveía de pescado, a veces fiado, en aquel maravilloso carro. Luego, por las tardes, cuando mandábamos a dormir la siesta a nuestros padres para que nos dejaran jugar, aparecía de nuevo Molina, pero a esas sigilosas horas del  verano, aquel tri-rueda acarreaba en su interior un milagro. 

Los niños nos subíamos a la rueda chica para observar el extraordinario acontecimiento. Aquel mago se remangaba la camisa por encima del codo para demostrarnos que no había truco. 

Entonces, Molina sacaba de la oscura barriga del carro un artilugio rectangular lleno de helado de vainilla que con oficio vestía con dos galletas. Los más niños nos preguntábamos. ¿pero cómo extrae vainilla de dónde esta mañana sacaba pescaíllas? 

Yo no he visto en toda mi vida un milagro más barato. Por dos reales te convertía Molina el pescao en vainilla. 

Si cierro los ojos, y sintonizo el recuerdo, lo escucho perfectamente: 

¡Niñaaa...ya está aquí Molina con la vitamina! 

...y me rebusco en los bolsillos dos reales, pero que va, sólo tengo cinco euros, hoy día, ni pa pipas.

Manolo Martínez

domingo, abril 20, 2025

LA PISTA DE COCHES LOCOS DE MARY TERE

Con catorce años sólo necesitabas tener, en el ajustado bolsillo de tu Levis Strauss, tres fichas para montarte en los coches locos. Con eso te sentías en el cielo. Eso, y que la chica que te gustaba estuviera aquel día, y a aquella hora, en la pista de coches locos de Mary Tere. 

Y una cosa más: que cuando pusieras tu culo en el skay del coche, empezara a sonar “Vete”, de Los Amaya, ó “Yes sir, I can boogie”, de Baccara. 

Si conseguías reunir en el tiempo esas tres circunstancias: las tres fichas, la canción y la cortejada, acababas husmeando el aire, entre chispazos eléctricos, como un ciervo en celo. 

Eras feliz con ná y meno. 

Pero luego, después de beberte la vida a tragantá, piensas en el deseo de los deseos: estar siempre bien, y esa aspiración es suficiente para refugiarte en la fe del carbonero, la que no precisa de sesudas disquisiciones teológicas sobre la vida eterna, sólo demanda esperanza, y punto. 

Y es que, sin darte cuenta, has sacado tus pinreles del acelerador de los autos de choques y los has colgao en la camilla del fisioterapeuta. 

— ¿Y qué dice usted que tengo, menisco? 

— Menisco roto, señor, porque menisco tenemos todos.

— ¿Y entonces, ya no volveré a montarme más en los coches locos?

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

sábado, abril 19, 2025

CON LA VENIA DE MI PIE


No fue fácil el día que me calcé por primera vez. Tuve que poner de acuerdo a los diez dedos de mis manos y a mi mirada con mi pie. Una intensa faena, y resbaladiza, porque los cordones se me escapaban una y otra vez.

Y cuando por fin lo creí conseguido, supe que algo no iba bien. Unos cuántos pasos agarrada a las piernas de mi madre y ya me dolían los pies. Miré a mi madre y mi madre miró mis pies.¡Eureka!, hallé la culpa: o mis pies estaban cambiados o me había puesto los zapatos al revés.

La vida no tardó en darme su primera lección. "Tienes que volver a empezar, no hay otra".  Y así lo hice: diez dedos, dos ojos, un zapato, dos cordones y un pie emprendieron una pelea que duró lo que duran las cosas importantes, el tiempo que haga falta. 

Eso sí, el día que conseguí la gesta, la de ponerme sola los zapatos, puse el cartel de NO HAY BILLETES en la puerta de mi casa. 

Mis padres convocaron a los abuelos, titos, titas y vecinos. Luego, me sentaron encima de la mesa para que se me viera bien, y con voz de redoble de tambor, papá anunció la proximidad de mi proeza: 

 — ¡Mary, venga!,  que vean los titos como te pones sola los zapatos. 

 — ¡Mary, venga!,  que la abuela vea como te pones también el otro. 

Puede que el día de mañana tengas un buen trabajo o uno regular, que la vida te premie con un montón de amigos o quizá con pocos pero buenos, tendrás gente que te quiera y otra que no tanto, como todo el mundo, ni menos ni más…

…pero jamás de los jamases  volverás a sentirte como el día en el que, con la venia de tus pies, te pusiste sola los zapatos por primera vez.  

( A la niña de la foto, que hoy ya se pone tacones cuando pasea de la mano conmigo )                    Manolo  Martínez


https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

viernes, abril 18, 2025

NUESTRO PADRE

Nuestro padre siempre se quedaba dormido viendo la tele. Entrelazaba los diez dedos de sus manos, como los niños cuando reciben la primera comunión, y luego iba cerrando despacio los ojos hasta que mi madre le decía que había que irse a la cama.

Con ese mismo protocolo me quedo yo dormido ahora mientras miro la tele: entrelazando los dedos y dejando caer los párpados con todas las “asauras” del mundo.

Mi padre siempre perdonó mis equivocaciones, la mayoría de las veces lo hacía con sus silencios, y eso intento, sólo intento, hacer yo ahora con mis hijos.

Todos estamos condenados, bendita condena, a convertirnos, con el paso de los años, en nuestros propios padres.

Escribió Juan José Millás que todos nos sentimos raros cuando tenemos la edad de nuestros padres cuando nuestros padres comenzaron a envejecer. Y continúa escribiendo: "... de un tiempo a esta parte, veo en todos los espejos en los que me miro a mi padre. Cuando me peino, si lo hago frente al espejo, peino a mi padre. Y cuando me corto el pelo de las orejas, resulta que le corto el pelo de las orejas a mi padre".

Intento transmitirles a mis hijos las mismas cosas que él intentaba endosarme:

“... hay que estudiar,  trabajar, ser honesto, prudente, generoso…, buena persona por encima de todo”.

Pero empiezo a entender algo, que no sé si mi padre asimiló, y es que la vida tienes que vivirla en primera persona. De nada sirve que otro te la cuente una y otra vez, aunque ese otro sea tu padre.

… y menos mal que sucede así, porque, ¿qué nos quedaría por descubrir si ya otros se encargaran de adelantarnos lo que nos va a ir pasando?

A la memoria de nuestro padre, que hoy, 18 de abril, hubiera cumplido 90 años, 

y del que, ahora que no le tengo, aprendo todos los días algo.

            Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

jueves, abril 17, 2025

CASA GAMERO (BAR-COMIDAS-CAMAS)


Barriendo el pasado con los recuerdos, me encontré en un rincón de mi niñez Casa Gamero, aquel bar de la calle San Pedro dónde se celebraban bodas, bautizos y comuniones. 

Allí debutamos el día de nuestra primera comunión, cuando aún teníamos el tiempo a espuertas, con un traje de almirante repleto de galones que nuestras madres pagaron a dita. En menos que canta un gallo, nos escapamos de aquel uniforme blanco lleno de manchas de chocolate y nos colgamos en la boca nuestro primer cigarro. 

De la primera calada al primer beso, un par de veranos, y como testigo de aquellos  primeros lances, Antonio, aquel camarero de Gamero que te colaba en las bullas del fin de semana si al pasar a tu lado le soplabas “El árbitro le robó ayer el partido al Sevilla”... 

...entonces, Antonio, se giraba sobre sus pies, echaba la bandeja llena de vasos vacíos para un lado y acercaba su cara a tu oreja: “¿Lo viste? ¡Qué cabrón! ¡Cómo se le veían los colores! Ese no pisa más el Sánchez Pizjuán” 

En medio de la conversación le ibas pidiendo: “Antonio…, un pez de espada, dos hígados a la plancha, una empanadilla... tienes razón, ese no pisa más el Sánchez Pizjuán... y cuatro cañas" 


En Gamero nos tomábamos la primera (antes de tirarnos al ruedo de las discotecas) y la última, en la que nos poníamos al día de cómo nos había ido la noche. Uno lloriqueaba porque otra vez le habían dado calabazas,

—...pero chiquillo, si  ya te dijo que no la semana pasada, ¿porqué insistes? 

...otro chuleaba de haber robado media docena de besos. Y entre el llorón y el futuro Arturito Fernández, el enteraíllo, rellenándonos, las jarras de cervezas, y la cabeza de consejos. Aguantábamos estoicos el tirón, atornillados a las sillas como Manolete al albero, porque allí nos comíamos la mejor tapa que nunca ha habido, ni habrá, en esta villa o ciudad: el Huevo a la Bechamel de Gamero. Benditos por siempre jamás, Pepe y Elías, sus cocineros. 


En el salón de abajo, las parejitas elegían sus canciones en una sinfonola. "Ojos brillantes” de Garfunkel, "Perdóname" de Camilo Sesto o "Cara de Gitana" ¿alguien recuerda el nombre de su cantor? Cambiábamos de canción a medida que cambiábamos de novia, ¿o era el revés? ¿Eran ellas las que elegían la canción y al besador? Más bien... 


A mi peña, "El Búcaro", que nació en aquella barra de acero inoxidable. Y a la memoria de Antonio y de los hermanos Gamero, que nos criaron entre sabores y conversaciones.

 (Gracias a María Jesús Muñoz y a Carlos Martínez por las fotografías y la cuenta) 

Manolo Martínez


sábado, abril 12, 2025

PARARSE AHÍ

A veces la vida nos manda, voceándonos de formas muy diferentes, “pararse ahí”. Es su forma de decirnos, como los buenos capataces, descansa y coge aire, que aún nos quedan varias chicotás hasta recogernos. 

Los recuerdos son unas de esas paraítas tan necesarias para entender como van cambiando las cosas, ni a mejor ni a peor, a otros cauces símplemente. 

Por eso no puedo desanudar, la Semana Santa, de las personas, y lugares, que me la descubrieron a lo largo de mi infancia y adolescencia: 

Los soldaítos de los Salesianos, la salida de San Pedro en rebequita, las quedadas con los amigos en los billares de Matarrucho para ir a ver las cofradías, la Banda de Magaña, Matute y Francisco Macías, nuestro misionero, en segundo de bachillerato, Campanilleros, los primeros cigarros y las primeras novias, Aguditas, Gamero el Viernes Santo a las tres del mediodía (hoy las quince), el sol resbalándose por la lonja de Santa María...

... el Triguito de chaqueta y cántaro aliviando la sed de los costaleros, Amargura, el racheo por la calle del Sol, el Silencio en las Hermanas de la Cruz, La Barca y la cerveza negra con pringaíta, poner de excusa que queríamos ver la recogida de todas las cofradías, cuando lo que queríamos es que dejaran hasta más tarde a las niñas que roneábamos. 


Todos, en estos días, creyentes y descreídos, migamos en el mismo vaso, mientras suenan los tambores por las calles de Carmona, la insoportable levedad del ser con la necesidad vital de pensar que, todo, no se acaba aquí sin más.

Gracias a Ramón Rodríguez por estas maravillosas fotografías.

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

domingo, abril 06, 2025

EL ELEFANTE

Después de estar toda la noche sin pegar ojo me sentía pesado, por dentro y por fuera.

Allí, frente al mar, rompí el banco en el que me senté con el peso de mi problema, pero busqué otro banco más fuerte, mi verdad.

Con ella me fuí volando con media docena de amigos que echaron sus alas por encima de mi hombro y durante el vuelo descubrí el poema de una desconocida, Mabel Escribano, y sus versos resolvieron mi problema:

"Es cierto que no poseo nada, pero en esa "nada", está todo cuanto necesito" 

Manolo Martínez

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-630331003941651/?ref=bookmarks

sábado, abril 05, 2025

QUIERO UN DINOSAURIO

A veces no tenemos por no pedir,

Nos guste o no, el mundo siempre será de los que reivindican, de los soñadores, no de los que pierden la vida gestionando sus riquezas, como el antiguo gobernador de Ponferrada que ni se lavaba siquiera, por no perder tiempo en la gestión de sus tierras y palacios. 

Les voy a contar la historia de un niño que dijo "Quiero un dinosaurio". 

Me la refirieron en Santillana del Mar, durante unas vacaciones de verano, mientras buscaba lugares en los que distraer a mis hijos y sacarlos un rato de los videojuegos. 

El niño de la historia se llamaba Aitor, y le pidió a su padre para su cumpleaños ver un parque temático de dinosaurios. Recorrieron muchos kilómetros buscando su propósito, pero ninguno de los que vieron les satisfizo. 

 

         Ya de vuelta, el padre de Aitor se propuso sorprenderle y le hizo un dinosaurio a tamaño natural. Fue tal el éxito que tuvo aquel desmesurado regalo, que encargaron, el padre y el tío de Aitor, quince dinosaurios más, convirtiendo el sueño de Aitor en su negocio. 

Paradójicamente, buscando un enclave que pudiera acoger aquella descomunal manada, se toparon con el Palacio de Peredo, antigua residencia del gobernador de Ponferrada, un señor tan obsesionado con el dinero, que ni siquiera se lavaba, no sabemos si por ahorrar jabones o por no perder su tiempo. 

El caso es que dos soñadores, Aitor y su padre, hicieron del palacio del rácano y pragmático gobernador, la vivienda de sus dinosaurios. 

La providencia hizo que aquellos dieciséis sueños se empadronaran en la morada de un materialista enfermizo, dándonos a todos una lección más sobre la estupidez de pasar nuestros días "ajuntando" dinero, en vez de buscando caminos para hacer realidad nuestros anhelos. 

Están en Viveda, una barriada pegada a Santillana del Mar. No dejes de visitarlos si subes por aquellos lares.                    

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651