Perdimos la libertad cuando nos bajamos del columpio.
Allí arriba el mundo era diferente, tanto, que hasta las cadenas, símbolo de esclavitud, allí eran nuestras alas.
Aunque el tiempo pasó, sigue latiendo el deseo de subir nuevamente al columpio.Debe ser el niño que llevamos dentro que no murió.
Aunque el tiempo pasó, sigue latiendo el deseo de subir nuevamente al columpio.
ResponderEliminarDebe ser el niño que llevamos dentro que no murió.