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domingo, febrero 16, 2020

La fotografía de Francisco Javier Díaz Ojeda


Abrir las puertas del pasado no es fácil, ni difícil, todo depende del cuidado con que se abra el pestillo. Francisco Javier Díaz Ojeda ha entrado sin pegar un portazo y, con la sensibilidad que baña siempre su fotografía, ha resucitado esta vieja lata de aceitunas que andaba perdida entre el olvido y las telas de araña de un viejo desván. Esa lata nos grita, intenta decirnos que debajo del moho de sus paredes hay muchas horas de trabajo, demasiadas, de cuando el trabajo era de sol a sol, y el jornal apenas alcanzaba para dar de comer a los hijos.
Fotografía: Francisco Javier Díaz Ojeda
Texto: Manolo Martínez

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