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domingo, enero 22, 2023

UN BAR DE "TOTA" LA VIDA


El bar Tota es un clásico, como un Madrid-Barcelona, el París-Dakar o “Que bello es vivir”.  Del derby futbolístico tiene la competitividad entre béticos y palanganas, culés y madridistas, que flota en las conversaciones. Del primer rally del año posee la resistencia con la que nos medimos los parroquianos: “me voy ya que me espera mi mujer”, “me voy ya que tengo cumpleaños del niño”, “me voy que…me tengo que ir”.

Da igual la excusa inventada, o real, la sempiterna coletilla final aparece: 

—…pero Josemari, pon la última  —mientras ese sabio que hay detrás de la barra y que conoce a la clientela como si la hubiese parido, sonríe a medias, como diciendo “lo mismo que dijiste hace un rato y ya van tres últimas”. 

El Tota es un bar de toda la vida, de los que no necesita Estrellas Michelín porque ya tiene las "TRES C”: Cerveza bien fría, Cocina tradicional y Conversación en cualquier esquina de la barra. 

Ir un ratito al Tota es aparcar los aprietos del trabajo, y de la rutina diaria, mientras esperas que Paqui, la mujer de José María, haga magia con un puñado de arroz y otro de higadillas, amarrándonos a la barra como el que se amarra a la vida. 

Tortilla, calamares, lomo con tomate, la alineación del Betis, o la contada de años que hacemos los mortales, entre copa y copa, para averiguar cuánto nos queda para llegar a ese incierto solar que es la jubilación, en el que ya se han empadronado algunos de los que por allí campan a sus anchas, y del que ninguno habla mal. 

Todo esto puedes encontrarlo en esta taberna que tiene el sabor de aquellas a las que acompañabas a tu padre a tomar café, cuando te arreguinchabas a la barra, dando un salto, para pedirle al camarero “UN Fanta”, y el mesonero te ilustraba: 

—UNA Fanta, niño…se dice UNA Fanta.

 Manolo Martínez

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