CARPE DIEM
Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.
domingo, junio 22, 2025
Como un niño con zapatos nuevos
viernes, junio 20, 2025
AQUELLOS VERANOS
Un puñado de veranos más tarde, cambiamos los pantalones cortos por los largos, y los primeros cigarros nos trajeron también los primeros intentos de echarnos novias.
—Allí están. ¿Vas tú o voy yo? —la pregunta sólo era un formalismo, al final siempre iba Juan, el caradura oficial, y siempre el mismo y austero argumento:
—¿Tenéis fuego?
—No, ninguna fumamos.
Al wano. Deshechas en un segundo mil y una consideraciones previas al encuentro. Tres risitas cobardes de amigos insolidarios y una tendenciosa pregunta:
—¿Qué te han dicho Juan? —más risitas...
Cerrábamos la noche al salir del Rialto, después de haber visto “Grease“ por tercera vez y tomarnos la última en Gamero con Antonio recitándonos por enésima vez la lista de los reyes godos en tapas:
Tras una profunda reflexión el esperado consenso culinario:
—Cuatro pez de espadas,
Antonio, con sus respectivas espumosas.
—Y mañana, Juan, apaga el cigarro, hijo, antes de pedirles fuego a las muchachas.
Con las risas espurreamos pez de espada y cruzcampo a la vez.
Dice una canción que treinta años no son nada…, ¿quién sería el talento
que la escribió?
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domingo, junio 15, 2025
LA PALANGANA
Listos, para comer, la taberna o pelar la pava. Se lavaba lo que se veía, poco más. Ni había tiempo ni había ganas. El baño de cuerpo entero era un menester para lo sábados.
Hoy que se duchan nuestros hijos cuando llegan del colegio, cuando vuelven del gimnasio, antes y después de pelar la pava... ¡Mamma mía, qué limpios me han salido los niños!
Con la ropa tres cuartos de lo mismo: ropa para el colegio del día, ropa para el gimnasio de un uso, ropa de pela la pava de otro uso... dos lavadoras por día...media nómina para agua y otra media para los detergentes y mejunjes varios.
La semana que viene compro cuatro palanganas, una por miembro (de familia digo, claro).
Manolo Martínez
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EL BAR CICLÓN
Al final de la cuesta del Teatro Cerezo, y custodiado por un puñado de leones que vigilan el paseo más bello de Carmona, la Alameda, estuvo/está el “Bar Ciclón” de los hermanos Troncoso.
En la orilla de este mítico bar se cosían las posibles alineaciones del fútbol carmonense, a cuenta de unos cuántos enamorados del balón como Miguel y Manolo Troncoso, Leonardo, el Melli, Tota, el Cuétara, el sempiterno Pirujo, Manolo Merino, José Domínguez, Tobalo y Armijo.
Allí recordaban pases y goles de los Caraballo, Quindejo, Terino, Zafra o Valerio, la “créme de la crème” del balompié de Carmona.
Mañanas y tardes enteras hablando de fútbol, que hoy, al cruzar la calle, retumban en el Pub Leo que regenta Miguel, hijo de Miguel Troncoso, y futbolero como su padre.
Manolo Martínez
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domingo, junio 08, 2025
EL DODECAEDRO
De todas las cosas que guardamos en el cajón de los miedos, hay una con la que, hasta la barriga me dolía cada vez que la veía venir.
Fue lo más difícil que tuve que hacer siendo niño: un dodecaedro.
Y es que, a pesar de ser un buen estudiante, nunca se me dieron bien los trabajos manuales. Les temía como a una vara verde, tanto, que no podía dormir el día que don Andrés nos recetaba, con su habitual malaje, que antes del viernes había que llevarle hecho el dodecaedro.
Los dedos se me pegaban, una y otra vez, a cada una de las pestañas recortadas para ensamblar el paralepípedo de los cojones. Era una faena inhumana, pensaba entonces, porque, por más que lo intentaba, no podía conseguir que las doce caras estuvieran tersas, y menos aún, que las treinta aristas fueran completamente rectas. ¡Que desdichado era!
Hoy echo de menos aquellos tiernos pesares, hasta el punto de que no me
importaría hacer dodecaedros el resto de mi vida. A diario, cientos, miles de
dodecaedros, si con ello alguien me garantizase que esa briega con cartulina,
tijera y pegamento, iba a ser, como en mi niñez, lo más difícil que me quedara por
hacer.
Manolo Martínez
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viernes, junio 06, 2025
MANUEL MAYO LEÓN presentó su libro "CHILE ERES TÚ" en BUCKS (Tertulia 68 de "Comer, beber y hablar")
La pasada semana tuvo lugar, en la librería Buks, la tertulia 68 de “Comer, Beber y Hablar”,
Gracias a María Dolores Burgos, y a sus hijos, Miguel y Manuel Chamorro Burgos, que me regalaron conocer a Manuel Mayo León, un joven sevillano que tras su estancia en Chile ampliando sus estudios de Física, tradujo su experiencia personal, de amor/desamor, a un brillante texto que dio lugar a su primer libro: “Chile eres tú”.
¿Hasta que punto un beso es menos fiel que un pensamiento?,
“Si existiera Dios, él me crearía 1000 veces, pero como no existe, es mi labor crearme cada día.”,
No te conozco, pero siento que no existe una vida en la que no sea consciente de que existes.
El quizá y el silencio cuchichean jactándose de mi desgracia.
Ahora que me encuentro en construcción, me siento roto, más el infierno de tu fría piel me da fuerzas para afrontar un vuelo con destino incierto.
Cuando acabas de leer el libro de Manuel Mayo León, llegas a interiorizar aquel razonamiento que expone que no somos nosotros quienes leemos los libros, sino que son los libros quiénes nos leen a nosotros.
No dejes de leerlo este verano, “Chile, eres tú”, te refrescará el alma.
Gracias a Manuel, y a toda la familia Mayo León que con tanto cariño trató a nuestra tertulia. Bienvenidos.
Buen verano a todos los tertulianos de "Comer, beber y hablar"
Volvemos a finales de Septiembre.
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EL HERMANO MAYOR
sábado, mayo 31, 2025
COMO MORIR EN UNA COMUNIÓN POR MOR DE LA CORBATA
sábado, mayo 24, 2025
LAS PAPAS DEL MOLI
Como motos nos poníamos los chiquillos cuando nos compraban nuestras madres papas del Moli.
El Moli hacía las mejores papas fritas de Carmona en una orilla de la plaza arriba.
Rociero y malencarao, Carmelo te despachaba su trabajo en un cartucho de papel de estraza.
Los ojos del mundo conocen a Carmona a través de la Puerta de Sevilla, la Necrópolis, Santa María y su mar de hierba, la Vega.
Pero hay otra circunstancia que nos acerca a un lugar, la memoria del paladar, por ella le será fácil acordarse de Carmona a todo el que haya probado las tortas inglesas de Manolo el de la calle Chamorro, los churros de la Bella, el pez de espada de Gamero o las papas fritas del Moli.
Manolo Martínez
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viernes, mayo 16, 2025
¡ QUE ASCO DE FERIA !
¡Que asco de feria!, dicen quiénes no entiende que nos guste meternos cuatro días en un sitio con menos metros cuadrados kun piso de estudiantes, y compartirlo con cien más.
Cien zopencos que comemos y bebemos al mismo tiempo, que bailamos y tocamos las palmas mientras hablamos a voces sin entendernos.
¡Que asco de feria!, que te obliga a elegir entre mens sana o corpore sano, a sabiendas de que una mens sana necesita gambas a tutiplén regadas por manzanilla, y que un corpore sano requiere ausencia del tutiplén y beber a buchito envé de a tragantá.
¡Que asco de feria! nos repiten quienes no dejan que su corazón bombee Tío Pepe o la Guita mientras escuchan al Pali, quiénes no saben reírse de la vida antes de que la vida se ría de ellos.
¡Que asco de Feria! escupen quiénes
no son capaces de embotellar la alegría, ni aprendieron a emplatar cuatro días
para que parezcan un bufé. ¡Viva la Feria!
Manolo Martínez
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domingo, mayo 11, 2025
EL ESBARATABAILES
— Está en Los Tranquilotes —auguraba Pepito, que es el que menos lo tragaba.
Entonces empezábamos la huída en sentido contrario al de la caseta en la que olíamos/pensábamos que podía estar.
— Aquí no dará con nosotros — decíamos mientras achuchábamos al tercio de niñas que roneábamos para perdernos entre la bulla.
El esbaratabailes se nos pegaba todas las ferias. Nunca pedía, pero siempre tenía un catavinos vacío en la mano que acercaba al primero que veía con media de manzanilla.
¡Que gañote tenía el hijopu!
Pero ninguno de sus descaros nos importaban realmente. Lo que no podíamos perdonarle era lo guapo que era el cabrón, o eso decía la media docena de pollitas que se le pegaban en cuánto aparecía. Desde ese instante no había nadie más allí.
Si querías acercarte a las flamencas que le cortejaban, tenías que entrarles con una ración de adobo, o media botella de la Guita, mientras pregonabas:
—¿Alguien quiere?
A lo que el esbaratabailes contestaba echando al lado con el codo a las pollitas, y arrimando el vaso vacío de manzanilla, mientras ensartaba con un palillo de madera, que tenía en la otra mano, el adobo más doraíto.
Aquel bebecharcos no solo era guapo, sino que bailaba las sevillanas como Antonio Canales. Nuestras pretendidas hacían cola para cabriolear con él.
¡Que ferias nos dió aquel pichabrava!, aquel mindundi relamido con fijata.
Parece que lo estoy viendo cuando, en cada cruce de la cuarta sevillana, nunca miraba a su pareja, nos miraba a nosotros, cuatro panolis con las manos atestadas de raciones, jarras de cerveza y servilletas, para que no le faltara de nada al cagalindes.
Jaceyá cuarenta años de aquella ignominia, pero todavía, cuando me cruzo al robaperas por la calle, se me arruga la frente y me pega un bocao el estómago, y eso que ya no tiene dónde ponerse el fijata y tiene una barriga así de grande. La madre que me.
Manolo Martínez
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sábado, mayo 10, 2025
LA FERIA YA ES DE NUESTROS HIJOS
noto como se alejan, aunque no
salgan de la caseta.
Pero, cuando son ellos los que me miran a mí,
con sus bigotes de espuma blanca,
están viendo, sin saberlo, a mi padre.
Los mismos miedos, idénticos reproches,
la misma forma de estrujar el limón
para regar los calamares;
y la misma manera de recoger el
billete que les doy,
hecho un gurruño, para que no les viera su madre.
Es ley de vida, me dicen los amigos,
con los años…,
Entonces me veo, hace cuarenta
mayos, cometiendo el mismo pecado.
Para disimular que la emoción me
aprieta más que el nudo de la corbata,
me salgo al patio de la caseta, y lleno
los pulmones de aire,
mientras compruebo que allí fuera sigue
estando la feria,
y la vida, a la que uno quisiera salir
para volver a llevarlos de nuevo a los cacharritos,
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sábado, mayo 03, 2025
LA ALBERCA
Cuando paso por la calle “El caño” me quedo en modo quieto/parao al llegar a la otrora taberna de “La Alberca”.
Miro a un lado, miro al otro, y si no viene nadie, pego la oreja a la puerta, por si escucho al pasado.
Y sí, aún se puede oír el bendito jaleo de aquella antigua taberna.
Bajo la morera, un puñado de parroquianos le parten la boca a reyes, sotas y caballos, estrellándolos contra las mesas de hierro, mientras ganan o pierden la convidá jugando a la ronda.
Cervezas, papas fritas y chochitos, era el menú del día en aquel templo etílico en el que convivíamos durante el verano: jubilaos, paraos, estudiantes ociosos de bachillerato y algún ganapán.
Manolo Martínez
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jueves, mayo 01, 2025
EL APAGÓN
Me cago en dié que lo vamos a conocé tó:
los teletubbies, el tsumani, el coronavirus, el volcán de la Palma, los TrumPutin…, y el apagón. ¿Qué nos queda?
No por Dios…, eso no. Prefiero acercarme andando dónde Cristo dió las tres voces.
El día del apagón sólo llevaba una cosa en la cabeza cuando acabé la peoná: comerme el helao que quedaba en el federico (como decía Miliki) antes de que se derritiese.
Con la vainilla cayéndome por la comisura de los labios puse los cubiertos en la mesa: cuchara, tenedor, cuchillo y el móvil. No sé para qué puse éste último, porque el “hijoputa” llevaba sin hablarme desde las 12,33.
Pasé lo que no está
en los escritos porque no sabía cómo comunicarme con el mundo. Estuve apampláo
casi tres horas, hasta que decidí ponerme a escribir cartas, aquellas cosas que
se hacía en la prehistoria para saber de tus seres queridos. La primera se la
escribiría a mi mujer.
Cuando rebuscaba en mi escritorio papel y boli, escuché detrás mía:
— ¿Qué buscas,
cariño?
— Algo para
escribirte una carta —le dije con naturalidad a la que se casó conmigo.
— ¿Una carta? ¿A mí? El móvil ta dejao "listo de papeles".
Entonces me di cuenta de que había personas conmigo: mis hijos, mi mujer, los vecinos…, en fin, humanos, como yo, a las que no veía por culpa del “puto amo”: er móvi.
¡Ay…, que tiempos aquellos en que la gente se desplazaba en burro, se comunicaba en cualquier bujío, alicatándose con chatos de vino, o por cartas, que leían por la noche a luz de una vela! ¿Os acordáis?
“Espero que os encontréis bien al resibo de la presente, aquí todo bien, a Dios grasia.”
Postdata: “Ya ha venío la lú. ¿A que no hay cojones de llevarnos tós un mes con velas y darles un escarmiento en el bolsillo, que es dónde les duele?.
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domingo, abril 27, 2025
LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS
La importancia de las cosas no la determina la propia cosa, sino la circunstancia. Es la magia de la edad, la cándida inocencia y el porqué de lo que hacemos, lo que realmente mide el valor del acto.
¿Hay algo más importante que hacer un círculo con los dedos índice y pulgar y buscar el sitio exacto por el que pase el chorro de agua que sale del grifo sin que nos salpique una sola gota de agua?
Pues no cuando eres un niño y estás atrincherado en el cuarto de baño esperando a que se le pase a tu madre el cabreo por una trastada que acabas de hacer.
¿Y qué intenta ver el niño que mira a través de los rollos de papel higiénico? Un adulto diría, que se ha buscado el mejor telescopio para ver que el mundo está hecho una mierda, pero no es esa la respuesta. La verdad es que ese niño ve todo cuánto quiera ver por ahí, porque así lo marcan las leyes de la bendita infancia dónde todo está a la mano, sólo hace falta querer.
Hace nada leí en las redes esta reflexión: “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles. Los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombre débiles crean tiempos difíciles”
sábado, abril 26, 2025
EL MILAGRO de los PECES y los HELAOS
Por las mañanas, Molina nos proveía de pescado, a veces fiado, en aquel maravilloso carro. Luego, por las tardes, cuando mandábamos a dormir la siesta a nuestros padres para que nos dejaran jugar, aparecía de nuevo Molina, pero a esas sigilosas horas del verano, aquel tri-rueda acarreaba en su interior un milagro.
Los niños nos subíamos a la rueda chica para observar el extraordinario acontecimiento. Aquel mago se remangaba la camisa por encima del codo para demostrarnos que no había truco.
Entonces, Molina sacaba de la oscura barriga del carro un artilugio rectangular lleno de helado de vainilla que con oficio vestía con dos galletas. Los más niños nos preguntábamos. ¿pero cómo extrae vainilla de dónde esta mañana sacaba pescaíllas?
Yo no he visto en toda mi vida un milagro más barato. Por dos reales te convertía Molina el pescao en vainilla.
Si cierro los ojos, y sintonizo el recuerdo, lo escucho perfectamente:
—¡Niñaaa...ya está aquí Molina con la vitamina!
...y me rebusco en los
bolsillos dos reales, pero que va, sólo tengo cinco euros, hoy día, ni pa pipas.
Manolo Martínez
domingo, abril 20, 2025
LA PISTA DE COCHES LOCOS DE MARY TERE
Con catorce años sólo necesitabas tener, en el ajustado bolsillo de tu Levis Strauss, tres fichas para montarte en los coches locos. Con eso te sentías en el cielo. Eso, y que la chica que te gustaba estuviera aquel día, y a aquella hora, en la pista de coches locos de Mary Tere.
Y una cosa más: que cuando pusieras tu culo en el skay del coche, empezara a sonar “Vete”, de Los Amaya, ó “Yes sir, I can boogie”, de Baccara.
Si conseguías reunir en el tiempo esas tres circunstancias: las tres fichas, la canción y la cortejada, acababas husmeando el aire, entre chispazos eléctricos, como un ciervo en celo.
Eras feliz con ná y meno.
Pero luego, después de beberte la vida a tragantá, piensas en el deseo de los deseos: estar siempre bien, y esa aspiración es suficiente para refugiarte en la fe del carbonero, la que no precisa de sesudas disquisiciones teológicas sobre la vida eterna, sólo demanda esperanza, y punto.
Y es que, sin darte cuenta, has sacado tus pinreles del acelerador de los autos de choques y los has colgao en la camilla del fisioterapeuta.
— ¿Y qué dice usted que tengo, menisco?
— Menisco roto, señor, porque menisco tenemos todos.
— ¿Y entonces, ya no volveré a montarme más en los coches locos?
Manolo Martínez
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sábado, abril 19, 2025
CON LA VENIA DE MI PIE
Y cuando por fin lo creí
conseguido, supe que algo no iba bien. Unos cuántos pasos agarrada a las
piernas de mi madre y ya me dolían los pies. Miré a mi madre y mi madre miró
mis pies.¡Eureka!, hallé la culpa: o mis pies estaban cambiados o me había
puesto los zapatos al revés.
La vida no tardó en darme su
primera lección. "Tienes que volver a empezar, no hay otra". Y
así lo hice: diez dedos, dos ojos, un zapato, dos cordones y un pie emprendieron
una pelea que duró lo que duran las cosas importantes, el tiempo que haga falta.
Eso sí, el día que conseguí la
gesta, la de ponerme sola los zapatos, puse el cartel de NO HAY BILLETES en la
puerta de mi casa.
Mis padres convocaron a los
abuelos, titos, titas y vecinos. Luego, me sentaron encima de la mesa para que
se me viera bien, y con voz de redoble de tambor, papá anunció la proximidad de
mi proeza:
— ¡Mary, venga!, que
vean los titos como te pones sola los zapatos.
— ¡Mary, venga!, que la
abuela vea como te pones también el otro.
Puede que el día de mañana tengas
un buen trabajo o uno regular, que la vida te premie con un montón de amigos o quizá
con pocos pero buenos, tendrás gente que te quiera y otra que no tanto, como
todo el mundo, ni menos ni más…
…pero jamás de los jamases volverás a sentirte como el día en el que, con la venia de tus pies, te pusiste sola los zapatos por primera vez.
viernes, abril 18, 2025
NUESTRO PADRE
Nuestro padre siempre se quedaba dormido
viendo la tele. Entrelazaba los diez dedos de sus manos, como los niños cuando
reciben la primera comunión, y luego iba cerrando despacio los ojos hasta que
mi madre le decía que había que irse a la cama.
Con ese mismo protocolo me quedo yo
dormido ahora mientras miro la tele: entrelazando los dedos y dejando caer los
párpados con todas las “asauras” del mundo.
Mi padre siempre perdonó mis
equivocaciones, la mayoría de las veces lo hacía con sus silencios, y eso
intento, sólo intento, hacer yo ahora con mis hijos.
Todos estamos condenados, bendita
condena, a convertirnos, con el paso de los años, en nuestros propios padres.
Escribió Juan José Millás que todos nos
sentimos raros cuando tenemos la edad de nuestros padres cuando nuestros
padres comenzaron a envejecer. Y continúa escribiendo: "... de un tiempo a esta parte, veo en
todos los espejos en los que me miro a mi padre. Cuando me peino, si lo hago frente al
espejo, peino a mi padre. Y cuando me corto el pelo de las orejas, resulta que
le corto el pelo de las orejas a mi padre".
Intento transmitirles a mis hijos las mismas cosas que él intentaba endosarme:
“... hay que estudiar, trabajar, ser honesto, prudente, generoso…, buena persona por encima de todo”.
Pero empiezo a entender algo, que no sé si mi padre asimiló, y es que la vida tienes que vivirla en primera persona. De nada sirve que otro te la cuente una y otra vez, aunque ese otro sea tu padre.
… y menos mal que sucede así, porque, ¿qué nos quedaría por descubrir si ya otros se encargaran de adelantarnos lo que nos va a ir pasando?
A la memoria de nuestro padre, que hoy, 18 de abril, hubiera cumplido 90 años,
y del que, ahora que no le tengo, aprendo todos los días algo.
Manolo Martínez
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jueves, abril 17, 2025
CASA GAMERO (BAR-COMIDAS-CAMAS)
Allí debutamos el día de nuestra primera comunión, cuando aún teníamos el tiempo a espuertas, con un traje de almirante repleto de galones que nuestras madres pagaron a dita. En menos que canta un gallo, nos escapamos de aquel uniforme blanco lleno de manchas de chocolate y nos colgamos en la boca nuestro primer cigarro.
De la primera calada al primer beso, un par de veranos, y como testigo de aquellos primeros lances, Antonio, aquel camarero de Gamero que te colaba en las bullas del fin de semana si al pasar a tu lado le soplabas “El árbitro le robó ayer el partido al Sevilla”...
...entonces, Antonio, se giraba sobre sus pies, echaba la bandeja llena de vasos vacíos para un lado y acercaba su cara a tu oreja: “¿Lo viste? ¡Qué cabrón! ¡Cómo se le veían los colores! Ese no pisa más el Sánchez Pizjuán”
En medio de la conversación le ibas pidiendo: “Antonio…, un pez de espada, dos hígados a la plancha, una empanadilla... tienes razón, ese no pisa más el Sánchez Pizjuán... y cuatro cañas"
—...pero chiquillo, si ya te dijo que no la semana pasada, ¿porqué insistes?
...otro chuleaba de haber
robado media docena de besos. Y entre el llorón y el futuro Arturito Fernández,
el enteraíllo, rellenándonos, las jarras de cervezas, y la cabeza de consejos. Aguantábamos
estoicos el tirón, atornillados a las sillas como Manolete al albero, porque
allí nos comíamos la mejor tapa que nunca ha habido, ni habrá, en esta villa o
ciudad: el Huevo a
(Gracias a María Jesús Muñoz y a Carlos Martínez por las fotografías y la cuenta)