Como motos nos poníamos los chiquillos cuando nos compraban nuestras madres papas del Moli.
El Moli hacía las mejores papas fritas de Carmona en una orilla de la plaza arriba.
Rociero y malencarao, Carmelo te despachaba su trabajo en un cartucho de papel de estraza.
Los ojos del mundo conocen a Carmona a través de la Puerta de Sevilla, la Necrópolis, Santa María y su mar de hierba, la Vega.
Pero hay otra circunstancia que nos acerca a un lugar, la memoria del paladar, por ella le será fácil acordarse de Carmona a todo el que haya probado las tortas inglesas de Manolo el de la calle Chamorro, los churros de la Bella, el pez de espada de Gamero o las papas fritas del Moli.
Manolo Martínez
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1 comentario:
Lo cierto es que mejor no se puede describir todo lo que sucede y ha sucedido en nuestra querida CARMONA
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