CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, mayo 21, 2011

DEL BETIS, MANQUE GANE

No hay que ser aficionado al fútbol para ser bético, en absoluto. El beticismo es una corriente filosófica, una forma de vida, una sabia manera de interpretar, de traducir a emociones cualquier circunstancia. Manque pierda, es su dogma, y su mantra. Es todo un posicionamiento estoico y valiente, legítimo y conveniente. El bético siempre le pone el cristal verdiblanco, para cribar las adversidades, que los dioses de los infortunios, y las tribulaciones y desamparos, de sus últimos mandatarios, le envían en forma de sequía de goles, fichajes malogrados o lesiones. Ha habido temporadas, que sólo les ha faltado alguna remozada versión de las siete plagas de Egipto, en forma de lluvias de ranas, o donmanueles, sobre el Villamarín. Pero el bético resiste. Se agarra a su himno, a su bandera, a su sentimiento, y sobrevive siempre. Por todo esto yo me bauticé bético hace años, porque aunque no tenga ni idea de su situación en la liga, ni de sus últimas adquisiciones, yo me siento a gusto al lado de un verdiblanco cuando hace, esa gimnasia mental tan sana, que es reírse de sí mismo. Soy bético por genética (mi hermano del alma, es bético), por solidaridad, (mis mejores amigos son béticos), por simpatía, me caen bien tó los béticos. Soy bético porque la vida es verdiblanca, y lo mismo estamos en primera que en segunda, igual nos golea, que nosotros le metemos algún golillo que otro, eso sí, los nuestros, por muy insignificantes que sean, los festejamos como el primer beso. Desde Gordillo, que nos enseñó a no tirar la toalla, y a correr por la banda de la vida, con pundonor y dignidad, hasta el flaco Cardeñosa, que nos descubrió, que se pueden escribir versos con un balón en los pies. Desde Esnaola, hasta Salva, er Betis lleva más de un siglo, alegrándonos muchos domingos antes del partido, y atormentándonos, muchos lunes, después del encuentro, pero llevándonos al cielo, de martes a sábado, mientras soñamos, sentarnos en ese oasis de la Palmera, y darle patadas a esa alma redonda de cuero, que se empeña en esquivar un destino en forma de portería. Muchos han llorado de alegría el ascenso a primera, del que nunca ha dejado de ser el primero, er Beti.

(A Juan Magaña Guerra, bético güeno, y romano. Me debes una Peroni)

sábado, mayo 07, 2011

LA GLORIA SE LIMPIA CON MISTOL














Mientras esperaba una consulta en el Hospital San Lázaro, y dado, que por aquellos lares, no existe centro comercial alguno, que acoja los tiempos muertos de los pacientes pacientes, decidí visitar, pues aún no lo conocía, el cementerio de San Fernando de Sevilla. Nada más entrar, a la izquierda, me topé, en mi inusual paseo, con la tumba de Joselito El Gallo. Sobre una de las lápidas que delimitan el cortejo fúnebre, una limpiadora, con su uniforme azul cielo, tenía sus dos manos ocupadas. Con la derecha asía una fregona, que mojaba en un cubo con agua y mistol, para restregar las lápidas de las glorias toreras. Con la otra sujetaba un móvil de última generación, por el que le chillaba a su madre, sobre la lápida de mármol, que cubría la tumba de Joselito, la lista de la compra:

: -…que no mamá, que t”e dicho que el papel higiénico es más barato en el Lidl. En el Día, me compras las lentejas, la espuma de afeitar de Pepe, y las compresas. No…el Nescafé y los garbanzos lo dejas pal sábado, que libra muá y voy al Carrefú. Scucha, la cartilla, que te la selle la niña de la caja, que esa, si no se lo dise, se jase la tonta, parece que va a heredá, la malahe, er colomato…

Toda esta compra vía móvil, ocurría mientras la fregona, chorreando mistol, se paseaba por los pies de los portadores del cadáver de Joselito: María la mujer de Curro, el de la Jeroma, Eduardo Miura, Ignacio Sánchez Mejías, y unos cuántos de gitanillos creados por el imaginero Mariano Benlliure, se afanaban, en vano, en despegar sus pies de bronce fundido, ante la avalancha de mistol y compras, con que, la funcionaria, regaba la gloria de los vecinos de la necrópolis sevillana, desde Belmonte a Espartero, pasando por Paquirri o Manolo González.

…y pensé yo, con los centenares de bravos toros que habrán lidiado y pasado por la espada aquella media docena de maestros, y que ninguno pudiera salir de allí un momento, para quitarle a esa mujer la fregona, la garrafa de mistol y el móvil, con los que estaba profanando, su gloria y su silencio.

¿ ….y to esto, pa que al final me rieguen con mistol? Me voy pa la feria.

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