Vivimos en una continua víspera. Vísperas de Navidad , vísperas de un derbi , vísperas de vísperas . Es la sala de espera de todo futuro , y como tal , siempre a rebosar. Desbordando nuestros presentes , se instala en nosotros , con esa mezcolanza de incertidumbre e ilusión o temor .
Hay vísperas para todos los gustos. Las anheladas, como las del enamorado.
Nadie mejor que Antonio Gala, que las cocinó así , en unos versos de su Testamento Andaluz : “ …aún eres mía porque no te tuve” , dejando patente que es la víspera , lo que no ha llegado , un hecho mágico que supera con creces al amor consumado (¿consumido?). Quizás la escena que mejor plasme este sentimiento se la inmediación de la noche de bodas.Veinticuatro horas antes de disfrazarnos como los muñequitos de la tarta , la conciencia nos susurra : “Alea Iacta es” ( la suerte está echada). Nos sentimos inundados por una fluctuación emocional , que va desde la pasión al pavor , pasando por la duda . Pero nosotros adornamos esta desazón con la poesía y pensamientos idílicos. Luego , llegada la noche de actos , el ansiado tálamo se transforma en una improvisada caja registradora. Los amantes se desnudan raudos,dejando a su paso un reguero de sedas y rasos. Seguídamente , y una vez acomodados en el lecho…se colocan sus cubremangas y sus viseras , como los antiguos contables , y proceden al recuento de sobres , con la rapidez del bancario del Bar Cochera. Se esfumó la magia. De nuevo triunfó la víspera .
Saltemos ahora a vísperas más luctuosas. Las de cualquier revolución suele ser la opresión . El desmantelamiento de puestos de trabajo colocan al trabajador en una perenne víspera finiquitada. No se equivocaba Marx, cuando decía que el salario de los obreros no era más que el aceite que necesitaba la rueda para seguir girando .El trabajador es sólo un elemento más en la cadena productiva,como un tornillo o una llave inglesa , y como tal , reemplazable o sustituible , pero todos prescindibles . Triste , pero real . Tanto como la afirmación de Michel Montaigne : “ he visto multitud de veces como el azar adelanta al mérito “ . ¿ Ustedes no conocen casos así ? Este injusto y penoso axioma es hoy la víspera de muchos ¿ éxitos ? .
Corramos un tupido velo y acerquémonos a las vísperas gratificantes.
Verbigracia, el día antes de un derbi futbolístico Betis-Sevilla . Las horas que preceden al evento deportivo , disfrutamos jugando con nuestras posibles alineaciones, pronósticos favorables y goles dibujados. Todo ello fruto de nuestra imaginación y merced a esa señora que nos deja coquetear con el futuro , Doña Víspera . Cuando llega el encuentro , los 90 minutos esperados ni se acercan a los vividos los días anteriores.
¿ Y las vísperas de Reyes ? ¿ Hay algún juguete que supere la ilusión y las fábulas que se montan los reyes de la casa , justo antes de la Cabalgata ?.
Todo tiene su víspera , como si de un ángel de la guarda se tratara .
Una mirada es la víspera de un beso , y éste a su vez , la víspera de una sonora bofetada.
Y como carta de ajuste , las vísperas menos apetecidas . Las innombrables.
Santa Teresa las adornó con misticismo y elegancia con su impagable reflexión : “…y tan alta vida espero , que muero porque no muero”.
Pues recemos unas vísperas al finalizar los días y pidamos a la santa de Avila que nos espere muchos años .
Hay vísperas para todos los gustos. Las anheladas, como las del enamorado.
Nadie mejor que Antonio Gala, que las cocinó así , en unos versos de su Testamento Andaluz : “ …aún eres mía porque no te tuve” , dejando patente que es la víspera , lo que no ha llegado , un hecho mágico que supera con creces al amor consumado (¿consumido?). Quizás la escena que mejor plasme este sentimiento se la inmediación de la noche de bodas.Veinticuatro horas antes de disfrazarnos como los muñequitos de la tarta , la conciencia nos susurra : “Alea Iacta es” ( la suerte está echada). Nos sentimos inundados por una fluctuación emocional , que va desde la pasión al pavor , pasando por la duda . Pero nosotros adornamos esta desazón con la poesía y pensamientos idílicos. Luego , llegada la noche de actos , el ansiado tálamo se transforma en una improvisada caja registradora. Los amantes se desnudan raudos,dejando a su paso un reguero de sedas y rasos. Seguídamente , y una vez acomodados en el lecho…se colocan sus cubremangas y sus viseras , como los antiguos contables , y proceden al recuento de sobres , con la rapidez del bancario del Bar Cochera. Se esfumó la magia. De nuevo triunfó la víspera .
Saltemos ahora a vísperas más luctuosas. Las de cualquier revolución suele ser la opresión . El desmantelamiento de puestos de trabajo colocan al trabajador en una perenne víspera finiquitada. No se equivocaba Marx, cuando decía que el salario de los obreros no era más que el aceite que necesitaba la rueda para seguir girando .El trabajador es sólo un elemento más en la cadena productiva,como un tornillo o una llave inglesa , y como tal , reemplazable o sustituible , pero todos prescindibles . Triste , pero real . Tanto como la afirmación de Michel Montaigne : “ he visto multitud de veces como el azar adelanta al mérito “ . ¿ Ustedes no conocen casos así ? Este injusto y penoso axioma es hoy la víspera de muchos ¿ éxitos ? .
Corramos un tupido velo y acerquémonos a las vísperas gratificantes.
Verbigracia, el día antes de un derbi futbolístico Betis-Sevilla . Las horas que preceden al evento deportivo , disfrutamos jugando con nuestras posibles alineaciones, pronósticos favorables y goles dibujados. Todo ello fruto de nuestra imaginación y merced a esa señora que nos deja coquetear con el futuro , Doña Víspera . Cuando llega el encuentro , los 90 minutos esperados ni se acercan a los vividos los días anteriores.
¿ Y las vísperas de Reyes ? ¿ Hay algún juguete que supere la ilusión y las fábulas que se montan los reyes de la casa , justo antes de la Cabalgata ?.
Todo tiene su víspera , como si de un ángel de la guarda se tratara .
Una mirada es la víspera de un beso , y éste a su vez , la víspera de una sonora bofetada.
Y como carta de ajuste , las vísperas menos apetecidas . Las innombrables.
Santa Teresa las adornó con misticismo y elegancia con su impagable reflexión : “…y tan alta vida espero , que muero porque no muero”.
Pues recemos unas vísperas al finalizar los días y pidamos a la santa de Avila que nos espere muchos años .
1 comentario:
Te he leído. Y eso es mejor que tener la ilusión de que voy a leerte. Cada día mejor, Manolo.
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