CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, octubre 31, 2015

La genialidad de Moncho Borrajo en el Teatro de Humor de "El Perol", en Carmona


El festival de teatro de humor “El Perol” ha vuelto a subir su propio listón, esta vez con el espectáculo “Moncho Panza” del genial Moncho Borrajo. Estar durante dos horas y media encima de un escenario haciendo reír al público es algo al alcance de unos pocos privilegiados. El talento no es algo que se adquiera en ninguna farmacia de guardia, o lo tienes o careces de él. Su verbo largo, generoso y espléndido, es su arma seductora.  Luego están, su erudición, su vasta cultura y su absoluto conocimiento de los submundos de nuestra sociedad (que van desde los políticos que nos venden de todo menos verdad, hasta la banalidad del diálogos entre dos pijos, pasando por la irónica enumeración de complejos que conviven con nosotros)
Moncho nos pone un espejo para que veamos lo ridículo que podemos llegar a ser cuando perdemos el sentido común como único referente válido a la hora de pensar, de actuar, de hablar,  incluso de votar.

Después de 44 años divirtiendo y haciendo pensar a España entre risa y sonrisa, un ramillete de “doctores de la cultura” le niegan una subvención porque su espectáculo está falto de calidad. Pa cagarse. Claro que, esta “falta de calidad” que argumentan,  no es otra cosa que la absoluta negación de Moncho a casarse con el poder político, venga de donde venga. Moncho es una mosca cojonera que dice sin rubor lo que piensa, y esto es políticamente incorrecto, por tanto, censurable, como en los años de aquel enano matón.

Hay quienes tachan a este humorista de soez, maleducado, incluso grosero, y todo porque Moncho se ha inventado nuevos signos de puntación, sustituyendo en sus monólogos los  aburridos puntos, comas,  paréntesis,  signos de exclamación, tres puntos suspensivos… por los “seráhijoputa”, “atomarporculo”, “tuputamadre”, y un sinfín de lisonjas que entrecomillan una idea,  subrayan una reflexión, pintan de negrita un pensamiento, o símplemente hacen de nexo entre un acontecimiento y su comentario. No hay mal gusto, sino creatividad. Quienes solo se fijan en los signos de puntuación de su espectáculo, no alcanzan a entender la esencia de este gallego que dio por culo hasta para nacer (nos fue regalado una Nochebuena de mil novecientos tantoytanto…). Salud Moncho, y yo que lo vea.
                                                                                                             Manolo  Martínez

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