CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, julio 19, 2020

¿A qué he venido yo aquí?


¿A qué he venido yo aquí?, se pregunta el de las orejas de soplillo que mira al infinito buscando la respuesta. Y es esa duda no resuelta la prueba irrefutable de que descendemos de él, le pese al que le pese. Hoy, millones de años después, andamos totalmente erguidos, nos casamos por la iglesia y hemos inventado el puchero para las resacas de feria, pero no hemos borrado de nuestra cara esa mirada perdida porque nos martillea a diario la misma cuestión.
¿Cuántas veces te has levantado del sofá en busca de algo y al llegar a la habitación te preguntas para qué ibas allí? El escritor Juan José Millás viste de largo esta pregunta en su último artículo. ¿A qué he venido yo aquí? nos preguntamos en medio del cuarto de baño cuando saltamos del sofá para coger algo que se nos viene a la cabeza mientras vemos la tele, algo que nunca recordamos cuando llegamos al lugar. Y es que esa pregunta es una trampa que nos salta como un resorte a lo largo de nuestras vidas: ¿a qué he venido yo a mis creencias religiosas?, ¿a qué he venido yo a mis convicciones políticas? ¿a qué he venido yo a mi profesión?, ¿a qué he venido yo a la cocina?, ¿a qué he venido yo al mundo..?
Menos mal que siempre encontramos la vuelta al sofá, y nos volvemos a sentar en nuestras convicciones, en nuestras creencias, en nuestros trabajos, en nuestras vidas. 
Mejor no encontrar la respuesta.
Manolo Martínez

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