CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, agosto 30, 2025

CUANDO COMÍAMOS VINAGRITOS

     

Los niños de antes traíamos a nuestras madres por la calle de la amargura en el tema del comé. 

No queríamos guisos, ni verduras, ni frutas, ni ná de ná. 

Nos sosteníamos en pie porque comíamos vinagritos, pan y panizo y pipas de melón que nuestras abuelas lavaban y secaban al sol. 

Los vinagritos los regábamos “picha en mano” cada mañana antes de entrar en clase, para luego comérnoslos, con más deseo que asco, al salir del cole. 

…y al llegar a casa nos endilgaban un vasito de duralex con Tío Quinito, para que nos abriera el apetito, circunstancia que no afloraba hasta las cinco de la tarde, que era la hora de las dos onzas de chocolate con medio bollo de Eslava. 

¡Qué coza más güena! Ezo,  y las papa frita con bisté.

Manolo Martínez

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sábado, agosto 16, 2025

ESPAÑA SE QUEMA

Comparto, con el permiso de su autor, mi amigo Ramón Rodríguez, esta impresionante fotografía de la playa de Zahara de los Atunes en la que la gente aplaude el arriesgado trabajo del piloto que reposta agua para lanzarla sobre el devastador fuego que una mala persona provocó, y que nos está quemando, por fuera y por dentro. 

Mientras España arde de punta a punta, y Trump y Putin se sientan en el hielo de Alaska a hacer sus negocios bajo el paripé de intentar parar una guerra que no debió empezar nunca, uno se acoquina bajo el aire acondicionado y se pregunta una y otra vez, 

no ¿qué hemos hecho mal?

sino, ¿hemos hecho algo bien? 

¿Qué mierda de mundo le vamos a dejar a nuestros hijos?

 Manolo Martínez

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domingo, agosto 10, 2025

UN DÍA CUALQUIERA


Dos buenos días a gente sin nombre, un bostezo, y un pie detrás del otro hasta llegar a la panadería. 

Vanesa, buenos días. Dos vienas y un bollo, que esté tostaíto. 

El panaero, el negro, bético dónde los haya me pita mientras sonríe. 

Manolo del Resbalón se fuma el primer cigarro fuera mientras espera los primeros desayunos.

Ya empieza a hacerse grande la casa porque los hijos cada vez pasan más tiempo fuera. 

Echo de menos cuando le dábamos una voz a los niños que no dejaban de pelearse. 

— ¡Cómo suba p´arriba se vái a enterá…! 

¿A que acabamos comprándonos el perro que siempre le negamos a los niños? 

— ¿Fideo o arró? 

Con la última cuchará escuchas a la vecina pidiéndole que se vayan ya a la cama si no quieren ir “calentitos”. 

Echas la persiana mientras dos ladridos lejanos cierran la noche antes de que las campanas griten las once. Un bostezo sin padrenuestro, un “que descanses”, pero justo antes de cerrar los ojos, el mantra de todas las noches: 

— ¿Cerraste la puerta? ¿Apagaste el aire acondicionado? ¿Tiraste la basura? 

Y tú siempre contestas con tres síes, mientras rezas para que no baje a comprobarlo, porque estás seguro que de los tres “encargos” por lo menos dos se te olvidaron.


Manolo
Martínez

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sábado, agosto 09, 2025

LA ZANAHORIA


Las noches de verano nos requetepeinábamos con agua y peine hasta dejar la raya dibujada en nuestra cabeza. 

La primera cerveza caía en cualquier peña, bética o sevillista, porque en ellas nos cundía más el poco dinero que manejábamos entonces. 

Luego ahuecábamos las manos y encendíamos un ducado, tras frotar la cerilla con la caja. Chupetón del diez y a echar humo como el Carmonilla. 

Psss…Psss…allí vienen ya —nos avisaba siempre Pepillo, que era el más…eso  

Lo único que nos quedaba para rematar bien la noche era bailar medioquè el rocanrol delante de aquellas niñas, sin hacernos un nudo con los pies como la última vez. 

Que fácil era vivir entonces. Pero llegó el destino, como un disparo, que diría  Blanco Garza, y nos puso la zanahoria delante del hocico. 

Por el camino las piedras de todos los caminos: el acné, los logaritmos, las nóminas, la incertidumbre del vivir, hasta que por fin entiendes, casi siempre tarde, que la madre del cordero es ser, no tener, y, sin embargo, te has dejado las tiras del pellejo intentando tener y olvidándote el ser. 

¿Y la zanahoria? Ya no vemos la zanahoria. Volvemos a ser libres. 

Manolo Martínez

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sábado, agosto 02, 2025

EL PARTE

Antes se sentaba toda la familia a comer alrededor de la mesa. Poníamos “el parte” y nadie se movía de allí hasta que Mariano Medina, el hombre del tiempo, daba el tiempo.

En aquellos años veíamos el mundo a través del parte, del parte y de las escapadas a Sevilla, a la que sólo íbamos a dos cosas: al médico y al Corte Inglés. 

Al médico para que nos mirara, y al Corte Inglés para mirar. Ambas excursiones la hacíamos en la empresa. 

Los calzoncillos, pantalones de pana y cortinas se compraban entonces a ditas, en Pérez Ávalos, Joselito Pérez o Mariano Fernández. 

Los hombres bebían “Fundador” y escuchaban los resultados de la liga con un transistor pegado a la oreja por encima de la vía del tren camino del cementerio, haciendo paradas en el bar de Pepito. ¿Se acuerdan ustedes del bar de Pepito? 

El mejor adobo, de largo, de aquella Carmona en blanco y negro.

Manolo Martínez

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