CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, agosto 09, 2025

LA ZANAHORIA


Las noches de verano nos requetepeinábamos con agua y peine hasta dejar la raya dibujada en nuestra cabeza. 

La primera cerveza caía en cualquier peña, bética o sevillista, porque en ellas nos cundía más el poco dinero que manejábamos entonces. 

Luego ahuecábamos las manos y encendíamos un ducado, tras frotar la cerilla con la caja. Chupetón del diez y a echar humo como el Carmonilla. 

Psss…Psss…allí vienen ya —nos avisaba siempre Pepillo, que era el más…eso  

Lo único que nos quedaba para rematar bien la noche era bailar medioquè el rocanrol delante de aquellas niñas, sin hacernos un nudo con los pies como la última vez. 

Que fácil era vivir entonces. Pero llegó el destino, como un disparo, que diría  Blanco Garza, y nos puso la zanahoria delante del hocico. 

Por el camino las piedras de todos los caminos: el acné, los logaritmos, las nóminas, la incertidumbre del vivir, hasta que por fin entiendes, casi siempre tarde, que la madre del cordero es ser, no tener, y, sin embargo, te has dejado las tiras del pellejo intentando tener y olvidándote el ser. 

¿Y la zanahoria? Ya no vemos la zanahoria. Volvemos a ser libres. 

Manolo Martínez

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