Ayer tarde coincidía con una persona en que, al final de cada día ,son las cosas más sencillas las que acaban llenándote la vida. Lo más simple es lo esencial para sentirte bien cuando te abrazas a la almohada cada noche. Sólo hace unas cuántas horas en que este trozo de pared ha pasado a ser mi rincón favorito de mi casa. Son plumillas y acuarelas que acostumbro a comprar en cada viaje que realizo, y que mi familia ha sacado del olvido para darles un lugar privilegiado. Ahora,cuando me siento al final del día, tengo frente a mi a Santiago de Compostela, Oviedo, Santillana del Mar, Cudillero...el norte de España en un metro cuadrado. Revivo en cada sentada, la brisa fresca del Cantábrico, el colorido de las hortensias, el verde, y sobre todo, la perspectiva que da viajar, como la forma más sensata de observar la vida.
2 comentarios:
Pues permíteme que te diga que es un rincón magnífico, lleno de un simbolismo hermoso y con un encanto inmenso, porque en cada uno de esos lugares, hay trocitos de tu vida y de tí.
Besos vecino :D
Pues que sepas que tienes el Cantábrico al otro lado de la pared...y tú sin saberlo. ayyyy..
Gracias, Margari, nos vemos más por el facebook que en el vecindario...qué horror de vida. Somos hologramas, virtuales...¿existiremos? ¿o seremos fruto de nuestra imaginación ya que nos gustan a ambos inventar historias? Te espero en la próxima tertulia. No tienes excusas, lo siento. Besos
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