CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


martes, diciembre 21, 2021

EL DÍA QUE NO ME TOCÓ LA LOTERÍA

Nunca olvidaré el día que no me tocó la lotería. Era navidad. Salí para el trabajo cerrando despacio la puerta para no despertar a los niños, ni a mi mujer, que aún dormían porque ese era su primer día de vacaciones. 

Antes de ir a la oficina me pasé por la panadería, dónde todo el mundo tenía cara de domingo escuchando, en la radio, a los niños de San Ildefonso cantar las bolas premiadas. 

—¿Qué quieres?, —le preguntó la panadera a la mujer que iba delante mía. 

—Una casa. 

—Y yo un mes de vacaciones, —dijo un hombre, ya mayor, con aspecto de cansado  que también esperaba turno. 

—Pues yo me conformo con que mi hijo salga del hospital antes de que acabe el año, —respondió otra mujer. 

Mientras los niños seguían estirando la última sílaba del número cantado, me quedé cavilando que aquellos tres deseos los tenía yo sin necesidad de que me tocara la lotería. Una casa, unos hijos sanos y un poco de descanso. 

—¿Y pan? ¿Alguien quiere pan?, —soltó la panadera impaciente, mientras cada uno de los presentes ajustaban sus cuentas por si les tocaba la lotería. 

Todos reímos la ocurrencia y empezamos con el pan nuestro de cada día: 

—Dos vienas y un mollete, y apúntamelos, que hasta el viernes no cobro, —dijo la mujer que quería una casa. 

—Un bollo, —pidió el que tenía a su hijo en el hospital. 

El hombre mayor con aspecto de cansado no pidió nada. Estaba con la mirada clavada en su décimo de lotería y la oreja en la radio, no fuera a ser que cantasen su número y no lo escuchase. 

Yo pedí lo de siempre: dos blandos, un francés y una telera pequeña, de García Martín, que para eso es de la familia. 

Con la bolsa del pan dando vueltas en mi mano llegué al trabajo y me senté delante de una pared de papeles. Inspiré y empecé a tararear un villancico del año de catapún. Mi compañero me miró de soslayo, y yo le sonreí, antes de decirle: 

—¿Sabes? Este año tampoco me ha tocado la lotería. 

—Suele ocurrir cuando no se compra, —me disparó sin mirarme.

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

 

No hay comentarios:

quizas te interese

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...