Llevaré puesta una barriga

Estimado amigo:

Te mando esta foto mía para que me reconozcas si nos cruzamos por la calle. No sé si nos veremos andando, o rodando, dado los kilos que estamos coleccionando sin movernos y comiendo como si fuésemos pavos a los que engordar para Nochebuena.

Como no podremos acercarnos si nos vemos, estoy pensando con qué me acicalaré para que puedas identificarme de lejos. Lo tengo claro. Llevaré puesta una barriga querido amigo, la mía, y cuando la veas no te preguntes nada, ya te lo digo yo, es mía enterita la curva que va desde el botón del ombligo hasta ahí abajo, no te asustes.

Pero tranquilízate, ya he empezado la dieta. De momento ya bebo agua, como puedes ver en la foto, que por cierto ni recordaba el sabor que tenía. Se me hizo el espíritu a a los Riberas y a las Cruzcampos de tercio, y no entraba en mi cuerpo H2O desde hacía dos meses. Menos mal que he tolerado bien mi vuelta a la ingesta del agua, menos mal. Al principio alguna arcada, pero poca cosa. Ya puedo tomarme un vaso del tirón sin vomitarlo.

...y mira que he hecho cosas para despegarme del sofá, hasta he pintado la casa entera, dos veces, porque el primer color no le gustaba a mi perro, y luego excursiones al balcón diarias: para los sanitarios, para la policía, para los cumpleaños, para la Semana Santa, para la Feria...destrozado amigo, destrozado...pues aún así he criado barriga. La miro a menudo, a mi barriga, y no parece ni mía, es como si me la hubiese prestado alguien, pero ¿quién?, que venga por ella ya, por dios.

Manolo  Martínez