¿Por qué un culo provoca tan
distintas reacciones, sobre todo, siendo el mismo culo?
Mientras la primera señora se escandaliza ojiplática al ver aquellas nalgas expuestas a la vista de todos en un escaparate, el crápula agarrado a su mujer, mira de soslayo y con cierta lascivia lo mismo que la perturbada dama.
Sin embargo, las mismas
posaderas, provocan una sonrisa divertida en el señor del bombín que echa humo,
por la boca, pero por el cigarro que en ella se aloja, claro.
Y esa misma popa es estudiada, con fruición, por el señor que enfoca con el final de la espalda de la nalguidesnuda.
El gendarme pasa revista a las tropas apretando la boca y recriminando de un vistazo aquel desabrigo.
Conclusión: los culos no
son pecaminosos, lujuriosos ni ilegales. Son nuestras miradas y la educación
que las gobierna, quienes bautizan las retaguardias, o "loquesea", de
puritanismo, intolerancia o naturalidad.
Manolo Martínez
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