Pero mañana es siete, siete de enero, San Fermín, porque vamos a corré, intentando que no nos de una corná alguno de los seis toros que mañana sueltan:
Madrugón
(negro bragao),
Frío (astifino),
Calle vacía (en
busca del sueldo)
Actitud (pasao
de kilos por los mantecaos y echando humo por el hocico)
Trabajo (es lo
que hay)
La verdad (la que tú elijas)
…y aún así, vamos convencidos de que todo va a ser distinto. Que el nuevo año vamos a cambiar todo lo que no nos guste, y a disfrutar, sin miedo, de la vida.
Esta ilusión/propósito es más vieja que el andar p´adelante, pero, como te escantilles, antes de que suene la sirena para volver a casa a comer, ya vienes escardáo.
Porque, por mucho que te quejes en la taberna, o a tu parienta, de que estás “pasando lo que no está en los escritos” (en tu fábrica, en el mar, o en la montaña, allá dónde te busques las lentejas), si no cambiamos nuestra actitud nada cambia, por muchas frases hechas que cojamos por bandera el día de nochevieja.
A veces el cambio es un simple no, otras sin embargo, es un sí el que te libera de las caenas.
Yo te digo mi verdá: lo único realmente importante es respirar.
Postdata: …por eso me voy a pedir una reducción de cornetes.
Manolo Martínez
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