Lo único que tuvimos que hacer es bailar sin parar, hasta llegar a ese bendito lugar que es el recuerdo de nuestros años de juventud.
Fue la Peña de la Giraldilla el lugar elegido, gracias a su presidente Pepe Ibáñez, una persona con la que los carmonenses hemos aprendido que la mejor forma de hacer cualquier cosa es abriéndose a los demás. No ha podido haber una elección más sabia para celebrar el 75 aniversario de esta señera peña.
Con “El tiempo vuela”, de los Pekenikes, de fondo, Antonio Daza nos llevó de la mano con sus hermosas, y bien hiladas palabras, a revivir nuestra adolescencia.
Horacio, por boca de Antonio, nos recordó en el guateque que “Si Tempos Fugit, Carpe Die”, es decir, que “Si el tiempo vuela vive el día”
Siguió Antonio diciéndonos que entre los componentes necesarios para aquellos guateques estábamos los chicos, o trogloditas hambrientos, que solíamos hacer comentarios como “esta noche me doy el lote seguro”, o por el contrario, “no me he comido una rosca”.
Y al otro lado, siguió avivándonos Antonio la nostalgia, la “resistencia”, es decir, las chicas que parecían que no tenían codos, el brazo de una pieza, evitando el baile que se aproximaran los chicos, y que también decían alguna frase culinaria como “ Se cree ese que yo voy a ser segundo plato”.
Manolo Martínez
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