Se nos va el mejor repostero de Carmona, Manolo, el de la calle Chamorro.
¿De qué llenaremos ahora, Manolo, las tardes de los domingos? Sin tus rameaos, sin tus tortas inglesas, sin tus medias lunas, ni tus Marivelos…nos dejas solos, Manolo, solos, ante un café que se hará eterno porque ya no encontrará aquella pareja perfecta en uno de tus borrachos.
Tus dulces han estado en lo mejor de nuestras vidas: los bautizos de nuestros hijos, sus cumpleaños y los nuestros, primeras comuniones, reyes, santos…o simplemente la necesidad de levantar el ánimo un día de trabajo “esaborío”.
Has endulzado nuestras vidas, Manolo. Chapeau por un trabajo tan bien hecho. Gracias en nombre de todos los guiris que después de ir a la Necrópolis, la Puerta de Sevilla y el Parador, iban preguntando por la calle Chamorro para comprar tus cachitos de cielo con forma de palmera de chocolate, o de huevo, ya sabes, las preferidas de María de Gracia, tu más fiel admiradora, seguidora y clienta.
Un fuerte abrazo con las manos todavía manchadas de la última tarta tuya que me voy a comer, porque me has hecho adelantar mi cumpleaños 11 días, pero no podía celebrarlo sin tu tarta de yema tostada con almendras.
Gracias Manolo, por el regalo de la foto, tu trabajo, y que Dios te dé mucha salud y años para disfrutar de un descanso tan merecido.
Manolo Martínez
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