CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, julio 21, 2019

EL CALOR Y LA CALÓ


No, no es lo mismo. El caló es masculino singular, y es el que hace el paseíllo cualquier tarde de abril o mayo. Va y viene, indeciso, se instala en casa sin avisar y de idéntica manera se va. Es el aperitivo, el prólogo, el vete preparando, pero es amigo, se deja tutear. Se le puede incluso echar con cualquier cerveza, "cacacola" o ducha, sin más, pero entonces llegan junio, julio y agosto, trillizos y sin epidural. No vienen con un pan debajo del brazo, traen a la caló, femenino singular. La caló viene y se queda. Es cabezota, maleducada y molesta a todas horas. No te deja trabajar, ni dormir, ni descansar.
La caló es arisca y remilgada, no quiere abrazos ni achuchones, sólo demanda una cama grande y que ni la rocen. Es un estupendo caldo de cultivo de disputas maritales:

- ¡Esa colcha…que me vas a asfixiá…!

- Pero ¿qué quieres?, si tengo las “carnes helá”


La Caló se alía con las mujeres, no las hace sudar. Duermen tapadas y sonríen al verte transpirar. Es un pacto térmico, una alianza siniestra: ellas y la caló.Nosotros consensuamos con el caló; pero apenas si nos hablamos con la caló. Seamos positivos. Veamos el lado bueno: antaño, en las noches de verano fue la caló quién puso suelo al cielo: las azoteas. Dormitorios de verano, que no es cosa baladí dormir arropados por estrellas, sábana singular de noches sin par. Mil arias de grillos solistas en sus liceos particulares, las azoteas (mi vecino tenía uno entre los geranios, Placidito le llamaba, que el 31 de agosto despedía la “ temporada de las azoteas” con el “ Adios a la vida “ de Puccini. Era  increíble. Ese día agotaba todas las entradas de su azotea).
Pero dormir a la intemperie ya no se lleva, lo prohibió Fujitsu, dama adinerada que nos vende fresco  sin abandonar la cama.
A pesar de todo, no dejes este verano de al menos una noche, llevarte el colchón al patio, azotea o terraza. Cambien el blanco techo por el negro moteado de cualquier noche de verano. Conviértanse en astrólogos improvisados, y cuenten a sus hijos, a su mujer, o a quién compartan su lecho, mil y una historias sobre esas etéreas luciérnagas que pululan en tu dormitorio de verano. Argumenten. Fantaseen. Rienda libre al verbo, total nadie nos desmentirá.
Y que paz para el espíritu ir al encuentro de Morfeo de aquesta forma.
Y ahora cójanse de la mano, y unan su voz a la mía para cantar como una sola:

- ¿...y el fresquito pá cuando...? 

(Pónganle ustedes la música que a mi no me queda aire ni para silvar)                                            
                                                                                                                                 Manolo Martínez

2 comentarios:

Margarita HP dijo...

Mi querido vecino:
Aunque siempre te leo, no siempre te comento, pues tú sabes de mis desvaríos con el tiempo (y sin haberlo preparado, me ha salido un pareado, ja ja)
Pero hoy tengo que decirte dos cosas.
Primera: Gracias. Gracias porque me has hecho empezar un domingo "partía" de la risa.
Segunda: Ofú, ofú. Sin saberlo me has hecho dudar sobre si tendré más parte de hombre que de mujer, porque a mí, eso de la "caló" me deja "derretía". ¡Na de taparme con colchas! Ofú, ofú...
Un beso vecino, gracias por tantos buenos ratos leyéndote :D

laportademanolomartinez dijo...

Gracias a ti Magari, por tu fidelidad y encima por tu esfuerzo al comentarme cada vez que puedes. Ojalá todos, yo el primero, tuviese esa maravillosa forma de empatizar con el entorno, tienes un gran regalo con esa generosa forma de ser. Buen y caluroso domingo.

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