CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, agosto 31, 2019

Confirmado:Andar por la ronda norte ENGORDA

Tengo una noticia que  da miedo:

ANDAR POR LA RONDA NORTE ENGORDA


Después de numerosos estudios del IAM (Instituto Andaluz del Michelín), no hemos podido ocultar por más tiempo un informe que hacía meses nos habían filtrado a los “Barrigas Cerveceras”. Todo empezó hace un año más o menos, cuando después de caminar por la ronda norte por enésima vez, unos pocos amigos aparcamos nuestras camisetas sudadas y rellenas de barriga en el Lolita Fusión. Allí tomamos la primera decisión, la más difícil:

-          Ponnos una ronda de cervezas, Sandra

Tras el primer trago, y saciados los deshidratados ánimos, empezamos a comentar unas sospechas que hacía tiempo teníamos. Si todos llevábamos una media de 2 ó 3 años andando casi a diario por la Ronda Norte, ¿como podía ser que las camisetas de todos los allí presentes hubiesen encogido?, tanto que no necesitábamos plancharlas pues, al enfundárnosla, nuestro redonda anatomía las estiraba hasta dejarlas completamente lisas. Estaba claro que algo no funcionaba, por lo que decidimos, tras muchas intervenciones y réplicas, tomar cartas en el asunto y aplicar esta resolución:

-          Sandra, por favor,  ponnos otra cerveza.

La discusión siguió avanzando mientras observábamos desde la preciosa terraza del Lolita, como seguían pasando usuarios de la Ronda Norte. Todos coincidíamos en que no habíamos detectado a un solo ejemplar que hubiese disminuído su capacidad abdominal, al contrario, casi todos habían crecido, como nosotros, a lo ancho. No quedaba duda, andar por la ronda norte te hace sentir bien, aumenta tus niveles de serotonina y de dopamina, te socializa y sube tu autoestima, y todo eso se traduce en un aumento del apetito, luego, la báscula cotilla, te dirá al oído lo que tú y yo sabemos. Visto lo cual consensuamos, con un coraje propio sólo de valientes, un ultimátum:

-          Por favor Roberto, ponnos la última, pero dile a Pablo que nos prepare para compartir: arroz asiático, pulpo, bacalao clásico y risoto. 

En todas las reuniones hay un listillo, y en la nuestra también. Fue el que nos advirtió:

-          A lo mejor no es la Ronda Norte la que nos engorda, sino lo que nos metemos entre pecho y espalda después de la caminata.

Ni le contestamos. Será tonto el tío, pero si pedimos “arró y pescao”, como los chinos, y mira como están los chinos. Nos marchamos sin hacer más comentarios. Eso sí acordamos que desde mañana mismo dejábamos de andar por la ronda norte, nos estábamos poniendo como un sollo. Nos pondríamos a disposición de Pablo, el chef de Lolita Fusión, él siempre nos ofrecía lo mejor. 
Manolo Martínez

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