Tengo una noticia que da miedo:
ANDAR POR LA RONDA NORTE
ENGORDA
Después de numerosos estudios del
IAM (Instituto Andaluz del Michelín), no hemos podido ocultar por más tiempo un
informe que hacía meses nos habían filtrado a los “Barrigas Cerveceras”. Todo
empezó hace un año más o menos, cuando después de caminar por la ronda norte
por enésima vez, unos pocos amigos aparcamos nuestras camisetas sudadas y rellenas
de barriga en el Lolita Fusión. Allí tomamos la primera decisión, la más
difícil:
-
Ponnos una ronda de cervezas, Sandra
Tras el primer trago, y saciados
los deshidratados ánimos, empezamos a comentar unas sospechas que hacía tiempo
teníamos. Si todos llevábamos una media de 2 ó 3 años andando casi a diario por
la Ronda Norte, ¿como podía ser que las camisetas de todos los allí presentes
hubiesen encogido?, tanto que no necesitábamos plancharlas pues, al enfundárnosla,
nuestro redonda anatomía las estiraba hasta dejarlas completamente lisas. Estaba
claro que algo no funcionaba, por lo que decidimos, tras muchas intervenciones
y réplicas, tomar cartas en el asunto y aplicar esta resolución:
-
Sandra, por favor, ponnos otra cerveza.
La discusión siguió avanzando
mientras observábamos desde la preciosa terraza del Lolita, como seguían
pasando usuarios de la Ronda Norte. Todos coincidíamos en que no habíamos
detectado a un solo ejemplar que hubiese disminuído su capacidad abdominal, al
contrario, casi todos habían crecido, como nosotros, a lo ancho. No quedaba
duda, andar por la ronda norte te hace sentir bien, aumenta tus niveles de
serotonina y de dopamina, te socializa y sube tu autoestima, y todo eso se
traduce en un aumento del apetito, luego, la báscula cotilla, te dirá al oído
lo que tú y yo sabemos. Visto lo cual consensuamos, con un coraje propio sólo
de valientes, un ultimátum:
-
Por favor Roberto, ponnos la última, pero
dile a Pablo que nos prepare para compartir: arroz asiático, pulpo, bacalao
clásico y risoto.
En todas las reuniones hay un listillo, y en la nuestra
también. Fue el que nos advirtió:
-
A lo mejor no es la Ronda Norte la que nos
engorda, sino lo que nos metemos entre pecho y espalda después de la caminata.
Ni le contestamos. Será tonto el
tío, pero si pedimos “arró y pescao”, como los chinos, y mira como están los
chinos. Nos marchamos sin hacer más comentarios. Eso sí acordamos que desde
mañana mismo dejábamos de andar por la ronda norte, nos estábamos poniendo como
un sollo. Nos pondríamos a disposición de Pablo, el chef de Lolita Fusión, él siempre
nos ofrecía lo mejor.
Manolo Martínez
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