CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, diciembre 08, 2019

¿QUIERE USTED QUEDARSE CON CHENCHO?



En la navidad de 1962 se perdió Chencho entre los puestos de figuritas de belenes que sembraban la Plaza Mayor de Madrid, y con él nos perdimos  un poco todos. Desde entonces, hace ya 57 años, Pepe Isbert recorre con su maravillosa voz ronca los rincones de nuestros recuerdos:

-  ¡Cheeeeencho, Cheeeencho...!, señora ¿ha visto usted un niño solo, así como perdido?

Los tiempos han cambiado tanto que si hoy se extraviara Chencho los whatsapps galoparían de móvil en móvil hasta dar con él y nos dejaría sin uno de los momentos más tiernos de la cinematografía franquista que premiaba a las familias numerosas. Pero también es cierto que si hoy, con un despido libre soplándonos el cogote, despidieran a Alberto Closas sin un euro a cambio, y Pepe Isbert siguiera sin revalorizar su pensión desde hace 10 años, no tendría nada de raro que el cuento cambiara, y el abuelo recorriera la Plaza Mayor intentando “colocar” a Chencho.

-  Señora, ¿quiere usted un niño? No come mucho, y es tan bueno…se lo llevo a su casa si usted quiere…

Con aquella infame reforma laboral que nadie se atreve a tocar, se nos quedó a todos la cara de Pepe Isbert mientras mojaba la galleta en el vaso de leche calentita, mientras suspiraba a la espera de que ocurriera un milagro, pero el único milagro que hasta hoy hemos visto es que Raphael sigue, mil años después, cantando “El pequeño tamborilero”. Dan ganas de tocarlo y comprobar que es él y no el fantasma del pasado del “Cuento de Navidad”. Sí que han cambiado las cosas. El día de Nochebuena lo pasamos de bar en bar, y para cuando llega la cena familiar, nadie tiene cojones de trinchar el pavo por la cogorza que a esas horas ya llevamos. Las luces led han sustituido a aquellas horteras tiras brillantes verdes, rojas, plata y oro, y los abuelos ya no presiden las mesas de Navidad, son canguros por decreto ley, que se quedan con los Chenchos de turno mientras los padres seguimos la juerga desde la una de la tarde hasta las tres de la mañana del día de Navidad.

Hemos perdido, como en tantas cosas, los papeles, menos mal que aún nos quedan los anuncios de El Corte Inglés, la lotería, las reposiciones de las películas de Azcona, la campanilla sonando en la última escena de ¡Que bello es vivir!, y la paga de navidad (el que la tenga).
 A ver…¿que más nos queda?

Estaría bien que tú, LECTOR, escribieses aquí algo de lo que aún no hemos perdido.

Felices Fiestas a todos 
Manolo Martínez

2 comentarios:

Lola Martínez dijo...

Siempre nos quedará Paris, en mi caso pendiente de visitar, el árbol de Navidad, las trabajosas cenas de Nochebuena y demás comidas específicas, los regalos del día de Reyes, los buenos propósitos para el Año Nuevo y las ganas de que acaben las fiestas ya, que son muy largas y en nada se parecen a las de "Mujercitas". Pero cada año deseo que llegue esta fecha, la tengo guardada en el disco duro de la memoria como algo especial que alguna vez me va a sorprender. Y estoy esperando que lo haga.
Feliz Navidad a todos. Un besazo.

laportademanolomartinez dijo...

Siempre me alegra verte por aquí Lola. Yo tambíén espero estas fiestas con incertidumbre, y una pizca de nostalgia, pero siempre las disfruto. Hay muchos tópicos, pero también hay mucha ternura, reuniones, risas. la vida en estado puro. Un beso con ajonjolí

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