Un puñado de veranos más tarde, cambiamos los pantalones cortos por los largos, y los primeros cigarros nos trajeron también los primeros intentos de echarnos novias.
—Allí están. ¿Vas tú o voy yo? —la pregunta sólo era un formalismo, al final siempre iba Juan, el caradura oficial, y siempre el mismo y austero argumento:
—¿Tenéis fuego?
—No, ninguna fumamos.
Al wano. Deshechas en un segundo mil y una consideraciones previas al encuentro. Tres risitas cobardes de amigos insolidarios y una tendenciosa pregunta:
—¿Qué te han dicho Juan? —más risitas...
Cerrábamos la noche al salir del Rialto, después de haber visto “Grease“ por tercera vez y tomarnos la última en Gamero con Antonio recitándonos por enésima vez la lista de los reyes godos en tapas:
Tras una profunda reflexión el esperado consenso culinario:
—Cuatro pez de espadas,
Antonio, con sus respectivas espumosas.
—Y mañana, Juan, apaga el cigarro, hijo, antes de pedirles fuego a las muchachas.
Con las risas espurreamos pez de espada y cruzcampo a la vez.
Dice una canción que treinta años no son nada…, ¿quién sería el talento
que la escribió?
https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-630331003941651/?ref=bookmarks
No hay comentarios:
Publicar un comentario