Un acontecimiento y tres pensamientos:
—Este lo he críao yo y es mío.
—Esta noche te abrazas al ramo de flores, como hago yo ahora.
—Es la única vez que dos mujeres se pelean por mí.
Tres bocas, seis manos, un ramo de flores y ni una sonrisa, si acaso media, la de la sufrida novia. Pero nada de eso es importante, sólo nos intriga lo que la señora de la sonrisa al revés esconde en el bolsillo. ¿Un arma o su alma? Con cualquiera de las dos va "apañá" la del vestido blanco.
Manolo Martínez
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