El domingo 27 de junio de 2021, a las doce y dos minutos de la mañana,
recién pasado el Angelus, vino al mundo este pececito (pueden verle nacer
en el segundo 14 del vídeo de abajo).
Pesó 0,5 gramos al nacer y midió casi un centímetro, todo un pezón. Su
madre no necesitó epidural, ni matrona, ni siquiera le dieron después la
baja.
Dicen los astros que se alinearon en su nacimiento, que será introvertido,
irritable y algo perezoso, en fin que, según las constelaciones, será un cromo,
como decían nuestras madres.
Pueden verle nacer en el segundo 14 de este vídeo.
Menos mal que sólo saldrá del acuario para ir al colegio y para hacer la primera comunión. Nada de discotecas, nada de excursiones y nada de viajes fin de curso. Fuera del agua sólo encontrará aire contaminado y lo que es peor aún, gente contaminada. Mejor que se quede ahí, mojadito y alejado de tanta locura.
Si alguien se está preguntando qué tiene que ver el título del texto con el
contenido del mismo, se lo diré: nada, sólo era un cebo, como las lombrices que
ponen en el anzuelo quienes intentan pescar.
…y me ha funcionado, hoy he pescado: uno, dos, tres… de momento cuatro
lectores. No está mal, pero es mejorable, la próxima vez tendré que buscar una
lombriz más grande, o una mentira mayor, al parecer son las que más atraen.
Pero si, a pesar de, alguien se sigue preguntando por qué los peces
no fuman, le contestaré a la gallega, con otra pregunta:
“Tú no serás tonto, ¿no?”
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