Han reparado ustedes en la “conversión “ , que sufrimos al viajar en avión ?. Es fulminante . Como la de San Pablo , al ser derribado del caballo .
Son los segundos previos al despegue , los que desencadenan ese miedo paralizante . Toda nuestra vida “pasa” ante nosotros en un momento fugaz .
Justo antes del vuelo , una azafata angelical , nos instruye soplando por un salvavidas , por si acaso …
Y uno se pregunta , mientras sonríe a la azafata , ¿ y porqué tanta cautela ? y , ¿ de donde saca uno el aire para soplar , si aquello se viniera abajo… ?
Se produce una ósmosis entre la aceleración de nuestro motor vital y el del avión .Comienza una carrera infernal por la pista . Ya no hay vuelta atrás , ( ALEA IACTA ES ) .
Nuestra lengua empuja el corazón hacia dentro ; y es , en esos escasos segundos del despegue , cuando buscamos con disimulo la mano del compañero-a . La asimos. La apretamos … y le musitamos un te quiero lleno de miedo .
Es entonces cuando reparamos , en que deberíamos haberle ayudado a recoger la mesa la noche anterior ; o que no tendríamos que habernos mosqueado con el compañero de trabajo… Todo son arrepentimientos , golpes de pecho y un “mea culpa “ a capella .
- ¿ Qué es eso …? ¡ Algo falla !
Un ruido extraño , bajo nuestros pies , nos dispara la adrenalina .
¡ …ufff , era el tren de aterrizaje , que se había recogido. Qué tontería !
Las azafatas van y vienen ,y sonríen continuamente . Pero tú no tienes ganas de reírte. Al poco , la voz del piloto , nos anuncia que
Estamos a no sé cuántos miles de pies de altura , ( claro , pero ¿ cómo son los pies.Como los de un recién nacido o cómo los de Romay …?).
De cualquier forma , a esa distancia , no somos nadie . Se nos quitan todas las chulerías . Es como cuando estamos boquiabiertos en el sillón del dentista . O como cuando le “ofrecemos” una nalga al ATS , presto a estoquearla . Tanto estrés , tanta lucha , tanta soberbia… para que en unos minutos , un piloto cualquiera , nos deje “ con el culo al aire “.
Hacemos propósito de enmienda a 8.000 metros . Quizás sea por la cercanía del TODOPODEROSO entre las nubes. O quizás por el miedo (léase pánico) , a que ese sea nuestro postrero viaje.
Las compañías aéreas y la Iglesia , debieran firmar un convenio .
Tras la confesión dominical , nada de tres padrenuestros y un avemaría ,
Repartan billetes de avión a cualquier lugar de nuestra geografía.
A miles de metros “ el pájaro de hierro” , recauda más arrepentimientos y buenos propósitos , que todos los curas del mundo …
(martinezmanolo63@hotmail.com)
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