CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, abril 30, 2023

RABO DE TORO


Hay un restaurante, en los madriles, que tiene la exclusiva desde hace años para quedarse con todos los rabos (de toros), que se lidien en las Ventas por San Isidro. Es imposible conseguir mesa en dicho restaurante para comerte un rabo (que mal suena por cierto). 

¿Quién es el arguiñano que nos explica a qué sabe el rabo, perdón, la rabadilla, de un toro lidiado, y en qué se diferencia, éste, de la cola de un cornúpeta palmado de muerte natural en el matadero? 

Ah... ya..., que no se trata de los apéndices (que son iguales, claro) sino de quienes lo consuman. Hay quién va y dice: “Acabo de degustar una carne de rabo exquisita“, y  quienes necesitan diseccionar el enunciado, y precisan: 

“Vengo de almorzarme el apéndice del tercer toro de la segunda corrida del año 2022 en las Ventas de San Isidro“. 

La denominación de origen debiera ser, en estos casos, para el consumidor, y no para el producto, y dejar claro “Este restaurante se reserva el derecho de admisión a clientes que disfruten pagando “chochás“. 

Chesterton, narra con flema inglesa, cómo la  exclusividad, “per se”, es un patrimonio absurdo. 

En uno de sus relatos, Chesterton, nos habla del “Club de los doce pescadores” y de su cena anual en el Hotel Vernon. El Club de los 12 pescadores vestían con chaqué verde para diferenciarse del resto de los mortales. 

Había una mesa, en dicho hotel, que sólo se utilizaba una vez al año para esa cena. 

Había un camarero para cada comensal..., y así, una larga lista de excentricidades,  cuyo fin, sólo era distinguirse del resto. 

Como decía mi padre, ¡que de tiempo libre tiene la gente!

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

sábado, abril 29, 2023

COMO MORIR EN UNA COMUNIÓN POR MOR DE LA CORBATA


"Soy experto en batallas. En perderlas. Todas” 

Esto fue lo que dijo Kurosawa en “Los siete samurais”, y así me sentí yo en aquella comunión de tanta caló.

Primero intenté escaquearme, pero perdí la primera batalla porque la madre del niño vestido de almirante era de la familia (o ibas o disgustabas a la familia).

Mi segunda ofensiva fue intentar ir sin el traje temiéndole a los treintaytantos grados largos que marcaba el termómetro, pero de nuevo fracasé. ¿Cómo vas a ir a una celebración tan importante en camisa?

Aún me quedaba un intento, el de no ponerme la corbata porque me parecía inhumano con aquel calor. “Sin corbata, y con traje, parecerás un cantaó”, me dijo mi mujer, que por cierto no llevaba corbata.

Cuando rodeé mi cuello con la corbata (teniendo en cuenta el diámetro alcanzado por éste, por un exceso de rameaos y una falta de ronda norte), al deslizar el nudo hacia arriba para ajustarlo, la punta de la corbata se quedó a la altura de mis pezones, hasta el punto de que parecía mi lengua, en vez de mi corbata.

A las cinco de la tarde, con un cubata en la mano, la punta de la corbata cada vez más cerca de mi barbilla, y mis ojos cada vez más fuera de las cuencas, me acerqué al diminuto almirante, eché un vistazo a mi alrededor para asegurarme de que nadie nos miraba, y entonces le di un sopapo con todas mis ganas mientras le decía entre dientes:

    Ésta me la pagas

                                                                   Manolo Martínez

sábado, abril 22, 2023

A MANUELA


Aunque Manuela nunca fue al colegio, porque sus padres no la llevaron,  ella siempre se las apañó para salir adelante. 

Sumisa donde las haya, jamás rechista ni sale de su casa. Introvertida, hasta rozar lo patológico, no sabe lo que es hablar con un desconocido. Manuela nunca ha pisado una taberna, ni una discoteca, ni siquiera ha ido a votar. Como dirían los machistas, es una hembra de las de antes, una joya. Su carácter reservado, casi huidizo, la hace pasear  en silencio en compañía de doña Soledad. Juntas persiguen los últimos rayos de sol  de la tarde. De cuando en cuando, suspenden la  excursión y observan a su alrededor. Supongo que meditan sobre lo observado, y reemprenden su camino. 


Es dócil y dulce, no habla por no molestar. Trabajar no ha trabajado nunca. Ella dice que como para comer tiene...y comer, come muy poco. Demasiado poco. Estoy pensando en llevarla al psicólogo. Hay temporadas en la que pasa días enteros sin probar bocado, ¿tendrá anorexia?. El perfil lo da: insegura, dependiente, cohibida...Nunca le he conocido varón a su lado. Su rostro delata su aburrimiento. Ni fuma, ni bebe ...ni siquiera ve la tele. 


Al menos asiste a clases de Taichi, o eso creo, cuando la veo  andar con esa parsimonia casi de protocolo. Seguro que le hará bien salir de su ostracismo. Aunque, dada su edad, tampoco espero grandes cambios. Ignoro lo que piensa, y eso me apena. Yo querría que se desahogara conmigo. Para eso están los amigos, pero ella masculla y rumia sus problemas. Y calla. Siempre calla. Que mal político sería... o qué bueno, según se mire. Mentir no nos iba a mentir, pongo mi mano en el fuego por ella. Dicen que la sabiduría se refleja más en lo que se silencia, que en lo que se expresa. De ser así, no  existe nadie más erudito que Manuela. 


Últimamente casi ni me mira. No sé si andará  enfadada porque no la invito al cine. Pero como yo le he dicho... “para lo que hay que ver, mejor nos quedamos en casa...” Su  rostro arrugado y  sus ojillos saltones investigan la vida cada día, sin prisas. Pero tiene tan bien adiestrados los músculos de su cara, que no encontramos ninguna traducción en sus facciones. No se la ve triste, ni alegre. 

La indiferencia maquilla los pliegues de su piel que denotan los muchos años vividos. Lo mismo le da que España gane al Baloncesto, que el Betis descienda a segunda. Hay veces que me desespera ese estoicismo de andar por casa. Pero me contengo y la dejo en paz. Ya quedan pocas tortugas como mi Manuela.

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

sábado, abril 15, 2023

HAY UN CIEMPIÉS EN MI CAMA


Juro que nunca abrí sus cartas, ni su e-mail, ni hurgué en las llamadas de su móvil, ni fisgoneé en el altillo de su ropero…, hasta aquella tarde. 

Fue algo casual. Buscaba unos papeles míos, cuando, al abrir aquel altillo, descubrí su secreto, secreto que casi me cuesta la vida. Estuve a punto de morir sepultado bajo un alud de cajas. 

Parecían cajas de zapatos, pero no podía ser, había demasiadas. Empecé a abrirlas y, para sorpresa mía, en cada una habitaba un par de los susodichos. 

Zapatos de todas las formas y colores: planos, con tacones, de piel, de loneta, cerrados, de tiras, con cordones, con hebilla, con velcro, con moñas, rojos, verdes, negros… 

Los devolví apresurado a su madriguera, y guardé silencio. Estuve un tiempo al acecho, observando si tanto calzado era utilizado, o sólo estaba allí arriba, olvidado. 

Mi desconcierto fue “in crescendo” al comprobar, día tras día, que todos aquellos botines, alpargatas, chanclas, náuticos, babuchas, sandalias y mocasines, abandonaban sus casas de cartón y vestían los pies de mi amada. 

Confieso que ahí me pudo el miedo y, desde el hallazgo, todas las noches alejaba mis pies de los suyos. Temía rozarme con unas piernas repletas de pies, tantos, como zapatillas almacenaba a escondidas. No había otra explicación para aquel despropósito. 

Yo había escuchado que las mujeres perdían el control comprando bolsos y zapatos, pero otra cosa era que alguien pudiera calzarse aquella cantidad de cubrepiés. No había días en el año para darles una oportunidad a todos, a no ser que….tuviera más de dos pies, y de tres y de cuatro. ¡Joder…, que me había casado con un ciempiés, y hasta ahora no lo sabía. Qué repeluco. 

Desde entonces, intento pillarla desprevenida, por si consigo ver aquella ingente cantidad de extremidades, pero debe tener oculto algún mecanismo retráctil, que esconda aquel batallón de dedos, uñas, talones y plantas, porque nunca he logrado contemplarlos. 

Ahora me explico los facturones del podólogo, el extraordinario ancho de los pantalones de sus pijamas, los cajones repletos de calcetines…, y las pisadas por toda la casa.

Estoy asustado, y quiero irme, pero no sé como decírselo. 

 Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

lunes, abril 10, 2023

HUMANOS: 7000 MILLONES DE OTROS


Hoy he recibido un correo, para felicitarme por mi próximo cumpleaños, de Philippe, Mélina y Marine, tres personas que, después de leer un artículo mío en el periódico de Sierra Sur, se pusieron en contacto conmigo hace unos años, para entrevistarme para el casting que, el equipo de Yann Arthus Bertrand, estaba realizando por todos los rincones del mundo para concluir un documental que presentó en la O.N.U.

Se trataba de HUMAN, un hermoso trabajo en el que se expone la diversidad de puntos de vista de personas de distintas partes del planeta, sobre unas cuestiones comunes: el amor, la ecología, las creencias, la transmisión de valores generacionales..., en fin, una visión actualizada sobre lo que seres de distintas ideologías, estratos sociales y razas, tienen sobre ese complejo puzzle que conforman  el pensamiento y las emociones de de los seres humanos.


Fue un verdadero regalo para mí aquella experiencia, aquella oportunidad de poder expresarme ante las cámaras del reconocido documentalista y fotógrafo francés.

Como era de esperar, no fui elegido para formar parte de aquel impresionante testimonio de gente de todo el mundo, porque, cómo podréis comprobar si veis el magnífico documental, había muchísima gente, con muchas más cosas que contar, y más interesantes, que yo. Pero sólo el hecho de haber estado ahí, en ese casting ya fue algo que nunca olvidaré. 

Quiero transmitirles a Philippe, Mélina y Marine, mi absoluta, aunque sana, envidia, por ganarse la vida de una forma tan genial, conociendo a gente mientras recorres el mundo.

 Un enorme placer haberos conocido.


No dejéis de ver HUMAN, este trabajo de Yann Arthus Bertrand

por que cuando escuchéis las experiencias de personas de todo el mundo,

seguro que os replantearéis, como me pasó a mi, vuestras propias vidas.  

https://www.google.com/search?gs_ssp=eJzj4tVP1zc0TCqpyEpPyis2YPSSyijNTcxTqEzMy1NILCrJKC1WSEotKilKzEsBAD_cD04&q=human+yann+arthus+bertrand&oq=human+ya&aqs=chrome.1.69i57j46i512j0i22i30l7.18210j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8#fpstate=ive&vld=cid:4a7a51b1,vid:62RNeu3Tza0

 Manolo Martínez

sábado, abril 08, 2023

LO QUE YA NO SE PUEDE HACER MEJOR

Al torero Rafael Gómez, “El Gallo”, le preguntó uno de su cuadrilla que qué era lo clásico, y éste le respondió: “Lo clásico es lo que ya no se puede hacé mejó

Pues algo así pasó la noche del Jueves Santo en la revirá hacia Fermín Molpeceres con la Hermandad de la Columna. En aquella esquina estaba todo lo necesario para que ya no se pudiera hacer mejor. 

Estaba el Cristo atado a la Columna portado por una excepcional cuadrilla de costaleros, entre los que se encuentra mi hermano José Antonio, del que me siento orgulloso, estaba la Virgen de la Paciencia con uno de los mantos más bellos de la Semana Santa, estaba la Banda del Arrabal de Carmona bajo la batuta de un músico de raza, Alexis Navarrete, estaba Antonio, el Porrita, un imprescindible de la Hermandad de Santiago, sentado en una silla en la puerta de su casa, y estaban dos saeteros de lujo, Manuel Delia y Francisco Castro,  en el balcón de la casa de Antonio. 


Cuando el primer varal, del palio de la Virgen de la Paciencia, asomó por la esquina para enfilarse hacia su barrio, Manolo Delia, cortó con su brazo el incienso que velaba la noche, y abrió, de par en par, su mano y su garganta, hasta pegarnos el pellizco en el pecho, a los que tuvimos la suerte de estar allí, rezándole con tanto corazón como saber, una saeta al Señor de Santiago, y a su madre, la Virgen de la Paciencia. 

No importa, si por error, mandamos a la papelera del móvil aquellos momentos que muchos grabamos, porque han quedado guardados para siempre en nuestra retina. 

Y no, no pudieron hacer mejor, entre todos, aquella revirá: el capataz, los costaleros, los músicos y los saeteros, porque todos estaban en una misma cosa, el amor a lo que hacían. 

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

Aquí puedes VER la TERTULIA con el neurocirujano Francisco J. TRUJILLO MADROÑAL en el MOLINO de la ROMERA


COPIA Y PEGA ESTE ENLACE EN GOUGLE 
O SÍMPLEMENTE HAZ CLIC DOS VECES ENCIMA DEL ENLACE
Y TE APARECERÁ DEBAJO EL ENLACE PARA ENTRAR Y VER ESTA TERTULIA 
CON UNO DE LOS MEJORES MÉDICOS DE ESPAÑA

https://play.televisioncarmona.com/v/hx3iLrh3Z1ss8YF1eP/TERTULIA-COMER-BEBER-Y-HABLAR--LAS-NUEVAS-TECNOLOGIA-EN-NEUROCIRUGIA-1/ 


AQUÍ PUEDES VER LA SEGUNDA PARTE

https://play.televisioncarmona.com/v/COeTMqVUMw49kDT5C0/TERTULIA-COMER-BEBER-Y-HABLAR--LAS-NUEVAS-TECNOLOGIA-EN-NEUROCIRUGIA-2/

viernes, abril 07, 2023

JOSÉ Mª JIMÉNEZ, MATUTE en SILENCIO

 

A este hombre enjuto, de sonrisa picarona, mirada limpia, cabeza nevada y maneras comedidas, le conocí a esa edad en que uno da las chicotás más largas de la vida, cuando nos creemos que, ésta, no tiene hora de recogía. 

Dos recuerdos, de entre muchos, sobresalen en mi memoria junto a José María.

Uno, cuando salía del Instituto Maese Rodrigo, montado en su Puch amarilla haciendo sus primeras levantás, llevando la rueda delantera al cielo, mientras Pilar Oso, aquella profesora de Historia que nos enseñó que la libertad era la única herramienta para querernos a nosotros mismos, se atrevía a montarse con él, anudando sus brazos y sus ¡ays! a la cintura de Matute. 

La otra recordación, las tardes de los sábados, cuando compartíamos largas charlas, aderezadas con muchos ducados, en el locutorio del convento de las Descalzas, con aquella maravillosa navarra, la madre superiora, Carmen, hablando sobre lo efímero y lo divino, y las dudas como puente entre ambos mundos. 

 

José María nos convenció, en segundo de bachillerato, a un buen puñado de compañeros, para salir de costaleros en el palio de la Columna, y aunque muchos hace años que colgamos el costal, él sigue ahí, delante, y de pie, mandando con suavidad, para que el miércoles santo, todos los vecinos del barrio, le ayuden a bajar de la Cruz al Señor de San Francisco. 

…y un día después, mandar el Jueves Santo: “Pararse ahí. Los dos costeros a tierra por iguá”, antes de que la Virgen acompañe a su hijo atado a la columna por Santiago,

…y una luna más tarde, sisearle al viernes hasta que, sólo el racheo de las alpargatas, rompa el Silencio camino de las Hermanas de la Cruz. 

José María ha enseñado a media Carmona a rezar debajo de una trabajadera, y ha dicho, sin decirlo, que, como en la vida, las cosas salen bien si la “igualá” está bien hecha. 

Gracias, Matute, le has dado a la Semana Santa, y por ende a Carmona, muchas horas de tu vida, permíteme por ello que, antes de que venga esa tía malaje para decirnos un día: “Ahí queó”, te dé, amigo mío, en nombre de todos los costaleros de Carmona, lo que tu padre y el mío, se daban cuando las cosas del mundo se medían de otras maneras, la mano.

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

jueves, abril 06, 2023

Del JUEVES SANTO de 1963 al JUEVES SANTO de 2023


En 1963 podías vestir a tu hijo de almirante para la Primera Comunión por menos de tres euros, 375 pesetas. 

Quizás fueran aquellos precios los que decidieron a mi madre a traerme al mundo aquel jueves santo de 1963. Y a lo mejor, quién sabe, el Papa bueno, Juan XXIII, pidió por escrito “Pacem in Terris” (la paz en la tierra) el mismo día, el 11 de abril, intuyendo el peligro que el mundo corría con mi venida a él, o eso creía yo cada vez que escuchaba a mi madre decirme cuando liaba una trastada tras otra: “¡Qué demonio de niño!”. 

 Y todo este enredo viene a cuento de que un amigo inusual, Jesús Rey (no podía llamarse de otra forma si hablamos de jueves santos y gente buena), se enteró de que yo andaba cantando, como la Pantoja, “… el día que nací yo ¿que planeta reinaría?”, y el hombre tuvo el gesto de regalarme un ejemplar del diario "Pueblo" del día de mi nacencia.

Guardo ese periódico como oro en paño, Jesús, porque gracias a él, me enteré de lo del Papa, de lo del teléfono rojo de Kennedy con Moscú, y de lo de los precios de los trajes de comunión, en fin…, de las cosas que pasaban en este mundo cuando yo me asomé a él. 

Yo tampoco sé, Isabel, qué planeta reinaba cuando nací, lo único que tengo claro es que le dí el día a mi madre.  

... y que, en el medio siglo largo que llevo dando vueltas por estos mundos de Dios, he aprendido  a no hacer de mi vida un plano lleno de planes. Eso no funciona. Lo único que tengo siempre en el pensamiento es la canción de Alberto Cortez que dice: "¡Que suerte..., que suerte he tenido de nacer!" 

... y de formar esta maravillosa familia. No necesito nada más. Lo juro. Si acaso tiempo, el tiempo necesario para hacerme viejo junto a mi mujer y llevar a nuestros nietos de la mano a ver a la Virgen y al Señor por las calles de Carmona, como hicieron mis padres conmigo y mis hermanos. 

Sólo eso pido, no necesito nada más.

Manolo Martínez 

domingo, abril 02, 2023

EL TRIGUITO

Hay muchas cosas de la Semana Santa de antes que se echan de menos, y entre ellas, la presencia detrás de los pasos de Don José Contreras, “El Triguito”, aliviando la sed de los costaleros, con su cántaro lleno de agua fresca y su lata, de la que todos bebíamos sin remilgos. 

El tío iba bien vestido, de chaqueta y corbata, como mandaba la ocasión. 

El Triguito era la personificación de la primavera, imprevisible, o de tormenta o de chiste, pero verdadero. Diáfano en sus sentencias, y claro, como el agua de mayo. 

El Triguito no se movía entre Roma y Atenas, por lo que no decía aquello de “Si Tempos fugit, carpe diem”, sino que se paseaba entre el Mesón de la Reja y Gamero, por eso prefería achuchar diciendo: “Señores…,un buchito que nos vamos” 

Pero, sin lugar a dudas, su sentencia más famosa fue aquella que pregonaba a los cuatro vientos de: “Hay más tontos que piedras de mechero”. 

Y no le faltaba al hombre razón, de hecho sigue hoy vigente su dicho, porque, sabiendo, como sabemos, que estamos aquí dos días, ¿como nos hemos acostumbrado a ver una guerra en directo mientras comemos? 

¿Cómo se nos ha hecho el estómago a rebañar el yogurt mientras vemos niños muertos, o vagando por las calles solos, porque una bomba ha matado a sus padres y destrozado sus casas?

¿De qué estamos hecho? ¿En qué se ha convertido esta sociedad que presume de hablar por wassap desde cualquier parte del mundo, o de llegar a Marte? 

…pues sí, don José, tenía, y tiene "usté" toda la razón: “Hay más tontos que piedras de mechero” 

Fotografía de Gerardo Rodríguez

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

sábado, abril 01, 2023

RODANDO VOY... VOLANDO VENGO


En esos años mágicos de la infancia, rodar una rueda calle abajo, con un palo en la mano y cuarenta grados en el techo de la calle, era la felicidad, aunque solo fuera porque íbamos delante del que iba detrás. 

Ojalá siempre fuera tan fácil ser feliz: un puñado de amigos, un andamio, una calle y el verano que nos firmaba todas las horas libres que le pidiésemos. Nunca volvemos a estar tan metidos en la vida como cuando estábamos entre aquellos andamios, nunca. 

Y aún así, si algunos de los que ya faltan, pudieran darle “patrás” a la manivela del tiempo, como si el tiempo fuera aquel Cinexim de color naranja que nosotros le pedíamos a los reyes, y nuestros padres compraban a ditas en Paco Vago, 


… si pudieran darle "patrás" algunos de aquellos del barrio de los kikilis que ya no están con nosotros, volver a su juventud, si pudieran no jugar con sus vidas, como hicieron, hasta perderlas, si pudieran volver… si pudieran…, pero el tiempo es el puto amo y no se para cuando nos equivocamos. 

(Al recuerdo de los que se equivocaron, y a Siles, que se acordó de ellos, tomando una cerveza en el Tota, y me regaló estas fotos). 

Manolo Martínez

Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

quizas te interese

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...