Hoy empieza el verano, y estoy
como un niño con zapatos nuevos, por eso lo quiero inaugurar con los versos de una
vieja canción: “Fresas, cerezas y el beso de un ángel en primavera. Mi vino de verano
está hecho de todas estas cosas”. De todas estas cosas y de algunas
más, todas ellas vestidas con este calor insoportable que nos hace bajar al
mínimo la actividad. Y es en ese sopor, donde se esconde lo más hermoso de
cualquier verano, la novedad, el saber que tenemos dos meses inexplorados por
delante, sin rutinas invernales. El verano está lleno de secretos, disfrútalo
entre fresas, cerezas y besos, vengan de donde vengan.
CARPE DIEM
Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.
domingo, junio 21, 2015
jueves, junio 11, 2015
RATONES
Me desperté temprano y con ganas de hacer deporte. Calzonas,
camiseta, calcetines y zapatos de deporte. Empecé a bajar las escaleras y,
hacia la mitad del descenso, una especie
de chillido fino me detuvo. Me quedé quieto, con la oreja alerta, a ver...ahora
ya no lo percibía. Seguí bajando escalones y volví a escuchar aquellos
diminutos ruídos. No cabía duda, eran ratones. Pero, ¿dónde? Agucé el
oído, me volví a inmovilizar y de nuevo el silencio. Eran listos los jodíos. En
cuánto dejaban de escuchar mis pasos y, a sabiendas de mi intento de
localizarles rastreando sus vocecillas chillonas, se callaban. Pero ya no podía
irme a correr tranquilo. Tenía ratones en la casa, ¿cómo dejar a mi mujer y a
mis niños abandonados a su suerte ratonil? Seguro que, en menos que canta un
gallo, les tenía localizados y ejecutados. Inicié mi persecución acústica por
toda la casa. Allá donde entraba, los chillidos me acompañaban, en el salón, en
la cocina, en la cochera, en el baño…¡ostia, tenía la casa minada de roedores!
Pero algo no cuadraba. Mientras yo andaba, los ratones hablaban, en cuanto me
quedaba quieto, callaban.
Y entonces se hizo la luz en mi sesera. No es que
hubiera ratones por toda la casa, es que los ratones estaban en mis zapatos.
Por eso, cuando yo caminaba, les pisaba, y chillaban, y al quedarme quieto, se
relajaban. ¡Ostias, ostias, ostias! Me quité los zapatos con los propios pies. No
quería tocarlos siquiera, y los lancé al patio, lejos de mí. Tras unos segundos, esperando que salieran los puñeteros bichos, procedí
a la inspección de mis zapatillas de deporte descubriendo, oh bochornoso hallazgo,
que las cámaras de aire de mis zapatos estaban pinchadas y, al andar yo,
expulsaban el aire emitiendo unos pitidos
que mis pocas luces habían confundido
con chilliditos de ratones, de ahí que los ratones fuesen dónde yo iba, y
callasen cuando yo me quedaba quieto. Pa haberse matao.
Esto ocurrió realmente una
mañana de domingo del año de nuestro señor dos mil quince, el mismo año que la
Pantoja obtenía su primer permiso carcelario, Lituania ingresaba en la
eurozona, la Gahona fue a Supervivientes, y se celebraron las elecciones
municipales.
martes, junio 09, 2015
Las cosas han cambiado
Pero las cosas han cambiado.
Míralas
en su desconocido firmamento
No olvides que
el cinismo flota
como un ahogado.
Míralas
en su desconocido firmamento
No olvides que
el cinismo flota
como un ahogado.
Levántate,
gobierna tus caderas, comienza el día
por una decisión
donde arriesgar tu nombre.
Luís García Montero
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