CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, diciembre 27, 2020

Sota, caballo y rey



    Ahora que le vemos las orejas al 2021, observamos como se aleja el 2020 agarrado a su andador y tosiendo. Acaba de cumplir 365 días y está viejo y cansado. Al final ha sido sota, caballo y rey, pues como siempre.

Esta nochevieja, cuando las dos agujas del reloj se fundan como si estuviesen practicando la postura del misionero, millones de gilipollas nos engañaremos un año más pensando que a las doce de la noche atravesaremos, no sé qué coño de puerta, que nos adentrará en otra vida distinta, como si cuando te tomaras la última de las doce uvas entraras en otra dimensión. 

Por ejemplo, éste es muy bueno y un clásico: “El 31 de diciembre, a las doce en punto, dejo el tabaco. Vamos que tiro el que esté fumando aunque esté entero. 

O éste otro, que es genial: “El uno de enero no, porque está Mercadona cerrado, pero el dos, el dos lleno el frigorífico de apios, nabos y espinacas. Me divorcio de las hamburguesas, de los serranitos y del litro de Coca-Cola con que echo pabajo la comida”. 

Aunque el mejor es éste. Éste no tiene precio: “De este año no pasa. En cuánto pueda se lo digo al jefe, “O me subes el sueldo o ya te estás buscando a otro”, bueno que si se lo digo…” 

Sería de agradecer, sobre todo por la salud mental de los que te rodean, que habiendo aprendido que esto es sota, caballo y rey, no dijeras nada este año.

El día de nochevieja, calladito y a la cama. Te acoplas, como las agujas del reloj cuando dan las doce, si es que la pechá de wisky te faculta, y si la otra aguja consiente, claro.

… y el uno de enero, bueno el uno no, porque el uno aún te queda tabaco, hamburguesas y Coca-Cola, y además no irás a trabajar, con lo cual te quedas con la boquita cerrada mejor. Y ya el dos de enero… el dos sigues calladito. Te lo piensas, y luego haces lo que te salga de los cojones, pero, por dios, no le des la tabarra a nadie con lo que vas a hacer o dejar de hacer. Sería la mejor forma de, por una vez, hacer algo diferente. Mira por dónde, si lo haces, saldrás de la jodida certidumbre, del sota, caballo y rey que es pregonar todo lo que vas a hacer, aún sabiendo todos, incluso tú, que no lo vas a hacer.    

 Manolo os desea para 2021, SALUD,
 Martínez os desea TERTULIAS,
 y Manolo Martínez,  que hagáis este año algo que NUNCA HAYÁIS HECHO.   

            

jueves, diciembre 24, 2020

La sopa amarilla


Todos los años por navidad le regalaban a mi padre un pavo. La víspera de nochebuena, mientras yo inmovilizaba al reo cruzándole las alas, mi padre lo mandaba al otro barrio sin ni siquiera leerle sus derechos. Luego, lo desangrábamos y desplumábamos, como si el pobre animal hubiese hecho la declaración de la renta. 

La mañana de nochebuena mi madre guisaba aquel pavo y la casa olía a gloria durante todo el día. Al día siguiente, Navidad, con el caldo sobrante y cuatro rebanadas de pan, le componía a mi padre su manjar favorito, y hoy mío, la sopa amarilla. La llamábamos sopa amarilla para distinguirla de la sopa blanca, la del puchero. 

Es curioso, como con el paso de los años, uno asocia momentos y personas a según qué comidas. Para mí, la sopa amarilla es la navidad. Los sabores y los olores van cosidos a los recuerdos, de tal forma que uno tira del otro. 

Por ejemplo, los filetes empanados son siempre un día en el campo. Las migas son el invierno y una chimenea. El potaje y las lentejas, me transportan al momento en que yo subía las escaleras del comedor de mi colegio y cerraba los ojos intentando adivinar con qué me martirizarían ese día. El día que no ponían potaje, me ponían lentejas. El gazpacho es el verano, ninguno de los dos me gusta. La carne mechá rellena de huevo es mi tía Neni. Los raviolis crujientes es Pablo y Lolita Fusión. Los huevos a la bechamel, Gamero. El rabo de toro, el Molino de la Romera…y así hasta que las analíticas te manden a la Ronda Norte y a las espinacas con garbanzos, que serán "mu" de Carmona, pero es comida de conejos. 

Hoy es nochebuena, y viene mi madre a comer a su casa. He buscado para que le haga la sopa amarilla a la mejor cocinera, mi mujer. 

Manolo Martínez 

  

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domingo, diciembre 13, 2020

La cerveza


Tomarse una cerveza no es sólo tomarse una cerveza. El trago amarillento es la última parte del proceso, o la primera. Entre el primer sorbo y el último buchito hay un mundo. Vas a tomarte una cerveza para comentar los resultados del Betis, o para preguntarle al amigo cómo le va en el nuevo trabajo. Hay cervezas amargas que acompañan los malos momentos y ayudan a desembuchar las penas a los amigos. Y hay cervezas dulces, las que te tomas los sábados entre anécdotas y risas con la peña. 

¡Cuántas cosas caben en una caña de cerveza! Tantas que, a menudo rebosan, y pides la segunda, y la tercera…y ahí ya cabe todo. Normalmente, si llegas a la quinta o sexta cerveza, ya no hay más presente que contar. Entonces echamos mano del pasado y ahí la puedes liar: las primeras novias, los desengaños, los estudios, las juergas, las navidades de los últimos treinta años… La vida entera cabe en una caña de cerveza. Tómate de un trago la primera, la segunda despacio. 

A vuestra salud, feliz navidad

Manolo Martínez

 

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sábado, diciembre 12, 2020

Una cosa son los DESEOS y otra los PECES


A medida que los años nos pasan por encima, las luces del árbol de navidad brillan más. Y lo hacen por que cuando empiezas a recoger las redes que durante años has tirado al mar de los días, al subirlas a la realidad, compruebas que hay más deseos que peces. Y ahí, mirando como un gilipollas la escasez de la mercancía, te acabas enterando de qué va esto de vivir. Y no va, ni mucho menos, de llegar el primero, va de llegar. Y no va, ni de lejos, de contar dinero, va de contarnos nuestras cosas. Y no va de tirar la toalla cuando los anhelos no se cumplen, va de seguir encendiendo deseos, porque ellos son las luces del árbol y la hoja de ruta para el resto del año.


 Y no va, desde luego, de esperar a la navidad para desmontarnos y mirarnos por dentro, es más sencillo. ¿Te apetece un beso, una cerveza...? Pues de eso va la vida.


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