CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, abril 30, 2022

CUÉNTAME CARMONA (Capítulo 1)


El pasado jueves celebramos en Mingalario la tertulia número 50 de “Comer, Beber y Hablar”. 

Lo hicimos dando un paseo por la Carmona de antes a través de las historias de Carmona contada por algunos de sus protagonistas: Manolo Macedo, Julio Pastor, Pepe Ibáñez y Francisco Gallego, quienes durante dos horas nos trasladaron al Teatro Cerezo, la Feria, las tabernas y los médicos de aquella Carmona en blanco y negro. 

Elegimos para esa caminata por los recuerdos la taberna con más solera de Carmona, Mingalario, en la que su dueño, y mi amigo, ese gran profesional que es Antonio Martínez, nos deleitó con buenos vinos y mejores tapas, ambos servidos por el siempre agradable Fran, de espléndida caballera. 


Abrió la tertulia Julio Pastor que vino cargado de carteles, entradas, agendas escritas por su padre, Julito Pastor, en la que con el mimo de quien ama lo que hace, anotó las incidencias de toda una vida dedicada al cine. Julio nos contó con exquisito detalle de  pormenores y anécdotas aquellos años en los que el cine era la única evasión que tenía la sociedad. Fue maravilloso escuchar a hombre que después de dejar las aulas se ha subido al escenario para seguir construyendo historias, ahora desde su nueva ocupación, actor de teatro. Feliz de haberte conocido don Julio, gracias. 

Si Julio nos abrió el apetito para zambullirnos en el pasado, Manolo Macedo llenó el salón de Mingalario de risas con su prodigiosa memoria de rapsoda, sus chistes y su inagotable anecdotario. Desde su trabajo dando números para el médico como funcionario de la sanidad, hizo feliz a muchos carmonenses con su maravilloso sentido del humor, un artista de los pies a la cabeza. 



Luego le llegó el turno a Pepe Ibáñez, sin lugar a dudas, una de las personas más queridas de Carmona, por su afabilidad y sus maneras, siempre templadas y dialogantes, y su absoluta entrega a todo cuánto emprende, siempre sumando. Nos habló de la feria de antes, tan participativa, desde su labor como presidente de la Peña La Giraldilla. 


Como benjamín de aquel póker de tertulianos, Francisco Gallego, tertuliano veterano de “Comer, beber y hablar” nos deleitó con su verbo fácil hablándonos de aquellas tabernas de entonces: Gamero, Casa Chacón, El Mesón de la Reja, Pajarito, La Cuadra…

Nos habló de los tratos, los tratantes, de Los Giraldillos… Francisco es una maravilloso conversador, siempre con algún destello de humor que adorna su sabrosa conversación. Gracias amigo, muchos años compartiendo tertulia, y los que nos quedan. 


La grandeza de una tertulia está en la diversidad, porque lejos de enfrentarnos por los distintos, nos enriquecemos con la atenta escucha del otro. En Mingalario nos reunimos aquella noche médicos, trabajadores de la banca, profesores, funcionarios, estilistas del cabello, joyeros, jubilados, autónomos, sanitarios, comerciales, personas del mundo de la cultura, farmacéuticos... componiendo una tertulia con casi treinta personas, treinta puntos de vista, treinta cabezas llenas de recuerdos y vivencias.


Y por si fuera poco, don Antonio, el cura de San Pedro, que pasaba por allí, se unió en la última cuestión que planteamos en la tertulia ¿éramos más felices antes, aún teniendo menos cosas? 













No puedo acabar esta reseña sin agradecer al responsable de este precioso reportaje fotográfico, Enrique, tertuliano desde el minuto cero. Gracias de corazón.


Tertulia “Comer, beber y hablar”

Carmona, tercer día del  cuarto mes, del año dos mil veintidós

Manolo  Martínez

 

lunes, abril 18, 2022

EL SOMBRERO DE MI PADRE

Cuando era chico mi hijo Ángel, le gustaba ponerse el sombrero de mi padre. Y tantas veces se lo puso que acabó traspasándole muchas de las cosas buenas que, habiendo sido de mi padre, ahora son de mi hijo. 

Es bueno, generoso, trabajador y sufrido, siempre se calla los problemas para él. Es honesto y siempre piensa en los demás antes que en él. 

Ahora ya no recuerdo de quién escribía, si de mi padre o de mi hijo. Da igual, parece que ocurrió de verdad, que ese sombrero de paja que estuvo en las dos cabezas, trasvasó lo mejor del abuelo al nieto. 

El dieciocho de abril es un día especial porque es el día que nació mi padre, éste hubiera cumplido 87 años, y por segunda vez, desde que se fue, me ha hecho un regalo. Sé que ha sido él.

                                      Manolo Martínez

sábado, abril 16, 2022

DE CUANDO LOS COSTALEROS COBRABAN

Aquí vemos el jornal de un costalero del año 1959. Rafa tuvo que empujar bajo siete trabajaderas para llevarse las mil ciento quince pesetas con las que ayudar al sustento de su familia. ¿La mejor pagada? La Esperanza. No sabemos si por el número de horas debajo del paso, por el número de kilos que le tocaban en el reparto o por hacer honor al nombre de la cofradía. 

Manolo Martínez 

https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651

viernes, abril 15, 2022

EL TERCIO

 El tercio es el pan de la amistad. 

Esperemos que ahora que nos quieren quitar del pan, por dios, no nos vayan a quitar de terciar. 

Cuentan que los tercios se hicieron famosos por su resistencia en los campos de batalla, y tres cuartos de lo mismo ocurre con los tercios de amigos. 

Hay que aguantar, estar ahí, hasta el último buchito, aunque ya no esté, me cagüen diez, el venerado Bar Cochera, cuna y cama de los tercios de costaleros, cazadores, desamorados, discotequeros y trasnochadores varios.

 Pero, si hay un marchamo que distingue al tercio, es el tontolaba que siempre apoquina. 

—Quillo, ¿otra vez me toca a mi? 

—Paga y calla... encima de que te aguantamos...

Manolo Martínez 

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jueves, abril 14, 2022

LOS TAMBORES Y LA VIDA

 Cuando era un niño, hace tantos años ya que me cuesta encontrarme dentro de mi cabeza, me quedaba mirando los discos de vinilo dando vueltas mientras salían de él nosecuántos tambores sonando a la vez. 

Yo no podía ver aquellos tambores pero, como los escuchaba, sabían que estaban allí. Y por la misma regla de tres, cuando cerraba los ojos, veía el Paso del Señor andando delante de los tambores. Los veía sin verlos. Era mejor, mucho mejor que estar delante de ellos cuando ellos estaban delante mía de verdad.  

 Ocurre con muchas cosas que nos pasan en la vida. Fue mejor pensarlas que vivirlas, y es normal que sea así, porque, dentro de la cabeza, no caben los quinientos nazarenos que hay que esperar que pasen para ver la cofradía, ni la gente achuchando para colarse delante tuya, ni las circunstancias que nos joden los proyectos que le ponen música a los días.

 

En la cabeza sólo vemos lo bueno: los tambores, el paso del señor y nuestros planes. Por eso no conviene pensar mucho, porque ahí dentro solo vemos lo que queremos ver, no la realidad. En la cabeza no cabe la calle, ni la bulla achuchando para colarse delante y taparnos la vista de la cofradía, o apoderarse de nuestras ilusiones, por la que habíamos pagado nuestra papeleta de sitio con mucho trabajo y ahínco. 

Y es entonces cuando, en la primera revirá de la vida, te ves venir de frente otros tambores, otro Paso del Señor y otros planes. Te aprietas la faja, te ciñes el costal a las cejas y empujas con más ganas que nunca: ¡Al cielo con ella! 

Manolo Martínez

Ven a alguna de mis tertulias de "Comer, beber y hablar"

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sábado, abril 09, 2022

YA NO HACEN MESAS COMO LAS DE ANTES

Ya no hacen mesas como las de antes. En aquellas camillas liaban nuestras abuelas las albóndigas y las "cocretas", luego, nos sentábamos en media docena de sillas de enea y comíamos en ellas mientras los mayores contaban las cosas del barrio. 

Cuando recogían la mesa, las madres estiraban una mantita y ya tenían la tabla de la plancha. Y a planchar, hasta las cinco. A esa hora regresábamos del colegio, echábamos la manta a un lado y hacíamos los deberes en la misma mesa, después de merendar una papocha.


Luego, el cine y los carteros que llaman dos veces, nos revelaron como aprovechar las mismas mesas dónde comíamos, planchábamos o hacíamos los deberes, para otros menesteres más lujuriosos, y erre que erre, y... oyoyoy... , esas cosas ya no deben verla los niños... apaga la tele concho, y vámonos a la cama. A dormir, a la cama a dormir.

Manolo Martínez 

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sábado, abril 02, 2022

LA PSICÓLOGA SILVIA ÁLVAREZ NOS HABLÓ DE SALUD MENTAL (Tertulia 48 de "Comer, beber y hablar")


La última semana de marzo nos reunimos en el Molino de la Romera para celebrar la tertulia número 48 de "Comer, Beber y Hablar".


En esta ocasión fue dirigida por Silvia Álvarez Merino, psicóloga y psicoterapeuta colegiada, miembro del Consejo General de psicoterapia, monitora de los Talleres de memoria de la Delegación de mayores del Excmo. Ayuntamiento de Carmona y psicóloga de la Federación Estatal de Foros de la Memoria.


Durante casi dos horas Silvia nos habló de la salud mental. Nos explicó la sintomatología de algunos de los trastornos mentales más frecuentes, como la ansiedad, la depresión o las fobias.

La capacidad innata de Silvia para empatizar con la gente propició que los tertulianos abrieran un sugerente debate sobre diversos temas relacionados con la salud mental desde distintos mundos. Hablamos con algunos profesores, presentes en el coloquio, sobre la ansiedad en el mundo escolar, provocada en mucha ocasiones por una adicción cada vez más frecuente al uso del móvil.



Asimismo, Silvia y la pediatra María de Gracia López nos ilustraron sobre los diversos trastornos en la infancia (hiperactividad, ansiedad, miedos, inseguridades...) Tampoco se olvidó Silvia del estrés en el terreno laboral.                         

                                                       

Fueron muchas las recomendaciones que nuestra ponente nos regaló a lo largo de la noche, como la necesidad de desconectar en los trabajos, de socializar o de dedicar un tiempo mínimo a realizar actividades que nos reconforten. Al fin y al cabo, alimentar nuestra mente, como hacemos con nuestro cuerpo.


Pero me gustaría significar que una de las cosas más gratificantes que ocurrieron en esta tertulia número 48, fue la presencia de varios hijos acompañando a sus padres.

Que esta tertulia haya sido capaz de ofrecer un tema, y una ponente, que propiciaran el reencuentro de la familia alrededor de un debate, es algo de lo que nos sentimos especialmente orgullosos. Ojalá se repita tan inesperada como grata circunstancia.





Gracias Silvia, has abierto de par en par la vuelta de las tertulias presenciales. 








No puedo dejar de agradecer a quiénes, sin ser tertulianos, son parte imprescindible de las mismas. Desde el lugar dónde nos reunimos, Restaurante Molino de la Romera en esta ocasión, hasta quiénes nos lo ceden, Rosa y Luís Gavira, dueños de este maravilloso espacio gastronómico con vistas al mar de Carmona, pasando por quién nos ha regalado la memoria de esta tertulia a través de la fotografía, un amigo y buen compañero de trabajo, Javier Díaz Ojeda, gracias Javi . 






Tertulia “Comer, beber y hablar” 

Carmona, un día del tercer mes del año dos mil veintidós

Molino de la Romera    (Carmona)

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