Desde la famosa barandilla blanca
de la playa de la Concha, que por cierto puedes comprar por metros (réplicas
exactas que se venden como churros).Como decía, desde ella oteamos el Monte
Urgull y el Monte Igueldo. A este último podemos acceder a bordo de un precioso
funicular rojo con asientos de madera. Desde allí arriba se obtiene la mejor vista de San Sebastian: la playa de
Ondarreta, la de La Concha, la Isla de Santa Clara, y la hermosa Donosti se
deja ver vestida de rojo cuando cae la tarde.
Calle 31 de Agosto, llamada de
tal forma, porque en dicha fecha del año 1813, durante la guerra de la independencia
contra las tropas napoleónicas, un incendio destruyó la ciudad de San
Sebastian, salvándose del fuego solo esta calle.
Y no hay mejor forma de homenajear este milagro que convirtiendo a dicha
calle en el paseo gastronómico más deseado de cualquiera que visite el País
Vasco. Aquí en templos de la cocina, como la taberna Gandarias, la honestidad
toma forma de pintxo. Solo hay verdad en todo lo que saboreas en las
innumerables tabernas que flanquean dicha calle. La alegría de un txacolí, o el
sabor de la premiada cerveza Keler con color de oro viejo, son una excusa
perfecta para seguir durante horas en este animado lugar de encuentro
donostiarra