Hay varias versiones sobre el origen de la cama , quizás una de las más poéticas es la que lo atribuye a la fantástica cama de Ulises , tallada sobre un tronco de olivo gigante que permanecía enraizado en la tierra .
Sea cual sea su génesis , lo cierto es que pocos objetos tienen tanta participación y significado en nuestras vidas.
Busquen ustedes si no , tres metros cuadrados ( sin recalificar), mejor aprovechados que los que hay debajo de una cama. En ese mínimo espacio conviven brujas , trolls,juguetes, zapatillas, amantes cobardes, pelusas, polvo y arquillas repletas de escrituras y papeles amarillentos ( ¡ ni el Corte Inglés, la víspera de Reyes!).
De niños nos rompemos las cervicales buscando bajo el catre : monstruos , alienígenas, el tio del saco…, luego de mayores , no es que desaparezcan nuestros miedos, sólo los transformamos. El miedo mayor se come al menor, y por eso, dejamos de perseguir bajo el camastro seres tenebrosos.Ahora lo que intentamos hallar son supuestos amantes, inspectores de Hacienda…, en fin todo cuanto nos pueda complicar la vida. Total ,que nos pasamos media vida fisgoneando bajo la cama.
Ahora bien , cuando por fin cambiamos la preposición , y pasamos a estar sobre el lecho, la cosa toma otro cariz. Las hormonas desatan su poder sobre las sábanas , y trocamos el ¡uy! Miedoso bajo el lecho , por ¡ay…! gozoso sobre el tálamo .
Es curioso, no obstante , pensar que ese mismo espacio que alberga nuestros temores se reconvierte en refugio que nos preserva de otros: cuando los truenos y relámpagos nos amenazan, le damos un codazo a Freddy Cruger y al Tio Martinito , para que nos hagan sitio sitio , y compartimos con ellos la frialdad del suelo. ¿ Ustedes lo entienden ? y , ¿ cuántas veces nos salvó , ese mismo espacio de una alpargata belicosa , dirigida por el brazo materno ?, ¿educador? .
Sobre la cama hay muchas historias que contar , como la que habla sobre el famoso “derecho de pernada”. ¿Sabían ustedes que así se conocía una ceremonia de algunos feudales , que consistía en poner el Señor una pierna sobre el lecho de los vasallos el día en que éstos se casaban ?.Claro que , a veces , el señor feudal no se limitaba a meter la pierna , sino que se metía entero con la joven esposa de su siervo…
Otros cuentan que los mejores negocios , los más ansiados puestos de trabajo , incluso las más jugosas alianzas estatales se rubricaron sobre una cama . Y digo yo , ¡ qué incómodo debe ser escribir un contrato laboral o redactar convenios estatales , sobre un mullido colchón…!, ¿ como sorteará el bolígrafo , o la pluma , tanta arruga y vaivén…? Mira que son inocentes , con lo bien que se escribe sobre una recia mesa, que soporte firme el papel… Y si no , que se lo pregunten al cartero Nicholson, ese que siempre llamaba dos veces , antes de escribir en la mesa de la cocina . En fin señores , seamos hombres de bien y no le hagamos la cama a nadie.