CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, marzo 28, 2021

L' ANTIQVA (Vinos, tapas y conversación)

Tiene Carmona una taberna con aires de taberna, L’ANTIQVA. Y dentro de esta bodega, un mesonero, Juanma, que aún no ha llegado a Presidente, pero llegará, primero por su labia, y luego porque nos da de comer y de beber como dios manda, y además nos hace hablar. 

Comer, beber y hablar, ¿que más quieres?

Allí se hace tertulia de las de antes. Un codo apoyado en el barril y el otro sube y baja por el aire arrimando caldos y viandas al buche (que es boca, pero en francés. Bouche dicen los finos). 

Luego cambiamos de codo, por darle descanso, aunque algunos descartarían el apoyo para que el "ir y venir" del sustento fuera más diligente. 


A “L’ANTIQVA” puedes ir sin ganas, sin compañía, sin amante y hasta sin dinero, pero, lo que no puedes, es ir sin conversación, aunque la buena gente y la gente buena que conforman su clientela, te la regala antes de que Baco te pregunte desde la barra ¿Cerveza? 

Si tuviera que elegir dos palabras para definir a esta taberna, bodega o abacería, sería a gusto. Porque aquí se está a gusto comiéndote unas “Migas con político”, unas “Berenjenas gratinadas” o una “Carrillá al vino tinto”, mientras miras unas palomas que buscan empadronarse en el Alcázar de la Puerta de Sevilla. 

Si oviese dicho yo alguna mentira, que Juanma me lo demande, de no ser así, que me lo premie… que me invites, coño. 

Manolo Martínez


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miércoles, marzo 24, 2021

EL MEJOR SITIO DEL MUNDO

El mejor sitio del mundo está en Sevilla, frente a Las Setas. Se llama Casa de Indias y es una inmejorable puerta para entrar en la ciudad y disfrutarla. Reúne todo lo que el visitante busca: una espacio confortable, un entorno con una propuesta cultural y lúdica generosa, y una ubicación idónea que le conecta al resto de Sevilla. 

Este edificio único con más de cuatrocientos años ofrece al cliente 61 habitaciones en las que el diseño y la funcionalidad se abrazan para que te sientas como en casa. A ello contribuye el exquisito trato que te regala la quinta Estrella de este hotel de cuatro, su directora, Estrella Rodríguez. 

Su situación en el corazón de Sevilla la convierte en una pequeña ciudad dentro de la propia ciudad. 

A escasos metros de este antiguo convento se suceden museos, iglesias, plazas, las calles más emblemáticas (Sierpes, Feria o Regina), palacios como el de Dueñas de la Casa Alba..., restaurantes, bares de tapas o el propio Mercado de la Encarnación que está justo debajo de la mayor construcción de madera del mundo, Las Setas, símbolo de ese matrimonio bienavenido entre la Sevilla de antes y la de ahora.

Pero aún nos queda una última y gratificante sorpresa, su excelente conexión con el resto de la ciudad. El mejor de los vehículos inventado por el hombre, el paseo, te lleva desde esta Casa de Indias a la Giralda y su Catedral, a la Alameda de Hércules o al Arco de la Macarena.  


… y cuando vuelves de ver el mundo a través de Sevilla, Intur y esta Casa, te dan a elegir entre un puñado de rincones que te ofrecen relax y descanso: una piscina techada de cielo, una terraza desde la que casi tocas Las Setas, o habitaciones con bañeras que se asoman a las ventanas y te dejan ver la vida caminando entre la plaza y la calle. 

Casa de Indias no es un lugar al que escaparse, sino un sitio, el mejor del mundo, al que volver siempre. Gracias. 

Manolo Martínez


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domingo, marzo 21, 2021

EL ELEFANTE QUE ME LLEVÓ A CARMONA

Hay un elefante en Carmona que se dedica a traer personas hasta nuestra ciudad. Las acarrea en cualquier fecha, pero sólo dos días al año, este elefante nos regala lo que muchos consideraron un milagro.

Ocurre cuando los rayos del sol entran por una ventana para alumbrar una tumba, precisamente su tumba, la del elefante que tanta gente ha empujado a nuestra Necrópolis, el cementerio romano más grande de la península.

Ocurre en los equinoccios, cuando el sol abre las puertas a la primavera primero y después al otoño.

Un inmejorable contador de las historias de la Historia, Rafael Morales (ADARVE), se ha hecho amigo de este elefante hasta el punto de que puede ponerte en contacto con él para venir a Carmona.

Rafa te hablará de Atis y de Juan Fernández López, del Calabazo y de Mitra, de Orion y de Jorge Bónsor; personas y dioses conviviendo en la ciudad de los muertos. 

Aquí puedes hablar con Rafa:

https://adarvepatrimoniocultural.es/?fbclid=IwAR1OtWqdkA3Spiqos0A3JX9rj6cYujH5qnRPq6yCUpCYdrbvsvQZIvY49Eg



Manolo Martínez

SOLEÁ


 “Ni soy malo ni soy bueno.

Con las cartas que me dan,

con esas cartitas juego”

                                                             

                                             (Soleá de Jose Luís Blanco Garza)

sábado, marzo 20, 2021

Con lo bonita que es la vida...


Cuando miré el reloj, después de desayunar, me quedaban diez minutos para cerrar la botella de leche, lavarme los dientes, acabar de vestirme y llegar al trabajo.

Cogí la tapadera de la botella, se la puse de sombrero y empecé a girarla para enroscarla. Una vuelta… dos vueltas… tres vueltas… hasta cuatro vueltas le dí, pero no encajaba. Parecía que no cogía la muesca. El caso es que no podía cerrarla. 

     Pero… ¿qué coño le pasa a esto?, murmuré en la soledad de las prisas. 

 La retiré y la miré por dentro, pero no ví nada que le impidiera abrazarse al cuello de  ”La Asturiana”. Entonces empecé de nuevo a intentar atornillar la tapadera roja a la botella de leche semidesnatada. 

Una… dos… tres… cuatro… cinco vueltas le dí y no había forma. Volví a sacarla y a meterla por tercera vez. Una… dos… tres… cuatro… cinco… hasta seis veces lo intenté. Ya no me quedaban diez minutos para llegar al trabajo, me quedaban tres. Me cago en “la leche”, nunca mejor dicho. “Estaría pa mí”, pensé. 


De tan mala hostia me puse que estrellé el tapón rojo contra el suelo. Fue entonces cuando ocurrió. Ví que había otra tapadera. La azul. La que coincidía con el azul de la etiqueta de la botellita de leche. La cogí, la metí, di sólo media vuelta… y agarró. 

Llevaba cinco minutos, los que tenía para llegar a tiempo al trabajo, intentando ponerle la tapadera del bote de Nescafé a la botella de leche. 

Con lo bonita que es la vida… y en las tonterías que nos “atascamos”.

Manolo Martínez

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domingo, marzo 14, 2021

HAY GENTE PA TÓ


Hay momentos, ratitos decimos nosotros, que no necesitan palabras porque como decía Stendhal: “El placer es estropeado con frecuencia por el simple hecho de describirlo” 

Es como hablar mientras haces el amor. Pero bueno… ¿Qué le vas a contar?  ¿Le vas a dar o pedir instrucciones? Haberte leído antes el prospecto… ay… y es que “hay gente pa tó”. 

Por cierto, ¿saben ustedes de dónde viene esa maravillosa frase?

Resulta que en la fiesta de un hotel de Madrid le presentaron al torero Rafael el Gallo a Ortega y Gasset. Cuando el matador preguntó que qué hacía hacía aquel “gachó” con pinta de estudiao, alguien le dijo que era filósofo, a lo que Rafael el Gallo contestó: 

   ¿Filo qué, ezo qué e? 

Siguieron explicándole que un filósofo era alguien que analizaba el pensamiento de la gente, que intentaba que las personas mejoraran en sus maneras de obrar. A lo que el Gallo, sobrecogido, se quedó callado un momento, para luego soltar: 

   Hay gente pa tó. 

Manolo Martínez

       

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sábado, marzo 13, 2021

VIERNES Y TRECE (Marzo de 2020)

Hoy, trece de marzo, hace un año, pero parece que han sido treinta.

Aquel viernes trece de dos mil veinte fue el último día del mundo. Del mundo tal y cómo lo conocíamos. Ya nada ha vuelto a ser igual. Y a pesar de que solo hemos pisado un otoño caído de los árboles, no es mentira que al mundo le han caído treinta inviernos encima. 

La casualidad quiso que saltáramos de nuevo, juntos, al mismo tren en marcha, el último día del mundo. Luís García Montero, el mejor poeta vivo de España, le dedicó cuatro versos a nuestro salto, ¿hay mejor regalo? 

Desde aquel viernes (y trece, vaya por Dios) sólo hemos visto florecer los almendros una primavera, pero la memoria, como buena cotilla, insiste en que han sido treinta las veces que nos hemos sentado juntos frente al verano. 

Cuando supimos de aquella coincidencia, la de que el mismo día que nosotros abríamos de nuevo nuestras puertas, el mundo cerraba las suyas por mor de una pandemia, los dos nos miramos y nos dijimos sin decirlo: "Nosotros no hemos sido".

                                                          Manolo Martínez

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miércoles, marzo 10, 2021

¿SE LES HA ROTO EL LAVAVAJILLAS?


 A estas buenas señoras no es que se les haya roto el lavavajillas, es que cómo hoy no tienen clases de pilates, decidieron ir a recoger agua. Les ha dicho el psicoterapeuta de pago que es bueno socializar, y ningún lugar para hablar como la fuente del pueblo.

De camino le hacen caso al traumatólogo, de pago también, que les aconsejó trabajar la musculatura del cuello para proteger las cervicales; aunque creo que equivocaron el ejercicio porque esos cántaros se las están aplastando. 

Por favor, no seas simple y hagas la lectura fácil de esto. No, no es un texto tendencioso, despectivo y machista, para nada. 

Es todo lo contrario. Es un homenaje a quienes no conocieron las palabras lavavajillas, pilates, socializar y menos aún, médicos de pago, y aún así salieron adelante. Tuvieron a los que después nos tendrían a nosotros, nuestros padres. Les alimentaron, les vistieron, le dieron cama, y les enseñaron a respetar a sus mayores. No tuvieron tiempo ni dinero para nada más. 

Hoy nosotros estamos aquí gracias a ellos. Es una certeza biológica. Tenemos lavavajillas de última generación, vamos a pilates, socializamos en el club de tenis, nos aconseja un psicoterapeuta argentino y nos alisa las arrugas un dermatólogo del barrio de Los Remedios. Hemos mejorado, aparentemente, porque ¿quién no ha escuchado en cualquier centro comercial, o restaurante, decirle un niño de pocos años a su padre: 

   Gilipollas 

… mientras el padre agacha la cabeza avergonzado por un lado, y aliviado por otro, porque es de lo más suave que su malcriado hijo le regala si no le concede el capricho. 

¿He dicho alguna mentira? 

Vamos a tener que volver a la fuente con el cántaro en la cabeza, lo hicieron mucho mejor que nosotros.


Manolo Martínez

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LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS

La importancia de las cosas no la determina la propia cosa, sino la circunstancia. Es la magia de la edad, la cándida inocencia y el porqué de lo que hacemos, lo que realmente mide el valor del acto. 

¿Hay algo más importante que hacer un círculo con los dedos índice y pulgar y buscar el sitio exacto por el que pase el chorro de agua que sale del grifo sin que nos salpique una sola gota de agua? 

Pues no cuando eres un niño y estás atrincherado en el cuarto de baño esperando a que se le pase a tu madre el cabreo por una trastada que acabas de hacer. 

¿Y qué intenta ver el niño que mira a través de los rollos de papel higiénico? Un adulto diría, que se ha buscado el mejor telescopio para ver que el mundo está hecho una mierda, pero no es esa la respuesta. La verdad es que ese niño ve todo cuánto quiera ver por ahí, porque así lo marcan las leyes de la bendita infancia dónde todo está a la mano, sólo hace falta querer. 

Hace nada leí en las redes esta reflexión: “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles. Los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombre débiles crean tiempos difíciles” 

…pues eso…, nadie mejor que los niños para salir de los tiempos difíciles, creando, inventando, siendo proactivos.

Por el contrario, nada como la estupidez de algunos adultos para intentar joder las cosas. De muestra un botón: el periodista Federico Jiménez Losantos ha preguntado esta mañana “¿Con qué argumentos se va a proceder el cierre perimetral de las comunidades autónomas durante la Semana Santa? Es que hacen lo que les da la gana” 

Estoy seguro de que cualquiera de los dos niños, tanto el que hace el agujero con los dedos para que pase el chorro de agua, o el que mira a través de los rollos de papel higiénico, podrían contestarle a Jiménez Losantos con total lucidez, argumentos y cifras.

Otra estulticia que ninguno de los dos niños cometería: ser la única comunidad autónoma que se niega al cierre en Semana Santa. Bueno...esto si es más de niños...

"¿Todos os confináis? Ea... pues yo no". 

Mejor que ambos, la una y el otro, buscaran quehaceres más constructivos como hacer el agujero debajo del grifo del lavabo.

domingo, marzo 07, 2021

EXISTIR NO ES VIVIR


 Queda claro que tú y yo existimos. Tú porque me estás leyendo ahora mismo, y yo porque escribí esto. Pero también la silla que hay en mi salón existe, puedo sentarme en ella; y existe el gallo que cada mañana me levanta con su canto; y existe el director del banco, y prueba de ello es que te sigue negando el préstamo que necesitas. 

Pero, ¿y vivir…, vivimos? Porque la silla existe pero no vive, y lo del gallo empadronado en una jaula no es vida. Como tampoco es vida la de los bancos haciendo trampas para cobrarnos comisiones por todo, pero existen. Ni viven ni dejan  vivir los muy cabrones. 

Vivir es otra cosa. Es darle la espalda al miedo, decir lo que piensas y hacer lo que realmente deseas.

Vivir debe ser algo parecido a lo que hacía John Wayne en sus películas cuando, sin pensárselo dos veces, le partía la boca al malo de un solo puñetazo. Luego encendía un cigarro, pedía un güisqui que se tomaba de un trago sin quitarse el sombrero,  y besaba a su chica mientras galopaba por la calle principal del pueblo sin mirar los semáforos, entre otras cosas porque nos los había. 

Queda claro que, por mucho que insista Julio Iglesias, la vida no sigue igual, ni de coña…, a no ser que seas capaz de retorcerle el cuello cada mañana al gallo que te despierta para ir al trabajo, o le des un beso de tornillo al director del banco.

  Manolo Martínez

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DE ESCLAVOS Y DE CONEJOS


Esclavos hemos sido toda la vida. Lo único que cambia es el tratamiento a quiénes le rendimos pleitesía, atendiendo a la época y al lugar de la reverencia. Empezamos sometiéndonos a la gente de alta cuna: faraones, reyes, zares, nobles, amos y señoritos.

Luego, sucumbimos a servidumbres más absurdas, en cuánto a que fueron elegidas y no impuestas: las ropas de marca, el consumismo, las apariencias... 

Después de miles de años queda claro que tenemos miedo a ser libres, que necesitamos un patrono, un califa, una deidad ante la que hacer una genuflexión antes de acostarnos. 

En los últimos tiempos se ha puesto de moda ser esclavo de las ideologías hasta convertirlas en una patología que nos hace ser violentos. 




El hispanista Ian Gibson dijo hace poco que en España se había pasado de tener adversarios polÍticos a tener enemigos politicos. Esta inquina no ocurre en otros lugares civilizados del mundo, ¿porqué aquí sí? 

Contó este irlandés de cerebro privilegiado, que muchos de los que se pegaban o insultaban para imponer sus ideales, ni siquiera sabían realmente qué coño defendían a muerte. Como anécdota, dijo el historiador afincado en nuestra piel de toro: 

 "¿Saben ustedes qué significa España, desde el punto de vista del origen de las palabras? Pues significa “Tierra abundante en conejos”. Los fenicios llamaron a España Shapán, que significa conejo, y los romanos nos bautizaron como Hispania, que quería decir tierra de conejos. Spn, en hebreo, es conejo."

 Así que ya vamos a estar cambiando el logo en las camisetas de los futbolistas por las dos orejas y el rabo (con forma de ponpón).

Manolo Martínez

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sábado, marzo 06, 2021

LA SACRISTÍA, AQUELLA TABERNA DE LAS DE ANTES


En aquella Sacristía estaban todos los achacales precisos para el sacrificio tabernario. Unas repisas de madera aguantaban el peso de  media docena de botellas de anís, y pegados a cada botella, tres niños orejones. 

Muy buenos tuvieron que ser los espiches que puso Pepe, el tabernero mayor, para aguantar tantos niños bien despachados de orejas del anís “Los Hermanos”, arreguinchados todos a aquellas tablas empotradas en la pared de cal amarilla. 

Todo cuánto convivía en aquel santo lugar rezumaba solera. Desde el nombre de la calle, Calle de los Flamencos, hasta el paisaje interior de la taberna. Una tablilla pregonaba una fecha, 1888, que revelaba la posibilidad de que en aquella misma sacristía se bautizaran (por dentro) nuestros bisabuelos.  

Cristos y Vírgenes de la Semana Santa de Carmona nos vigilaban entre los toneles de buenos caldos para condenarnos si la ingesta de soleras o manzanillas nos hacían perder la prudencia; o absolvernos por alcanzar el consenso en aquellas terapéuticas tertulias entre chochitos y chochás. 

Allí había tanto sabor a tabernas de las de antes, que uno no sabía si pagarle a Pepe en  reales, perras chicas o maravedíes.

Manolo Martínez

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lunes, marzo 01, 2021

VIVIR sin LEER es COMER sin PAN

 

Leer es como viajar, sólo descubres cosas nuevas si vas (al libro o al lugar). Hay que pasear por otras páginas, leer en otros paisajes y escuchar voces distintas a la nuestra, que nos cuenten diferentes versiones de lo mismo. Leer, sin tener en cuenta la circunstancia ni el desorden que nos abriga en la actualidad. Hojear un libro nos  acaricia, nos perfuma y nos ensancha los días.

SI TE DUELE, ES QUE SE ESTÁ CURANDO


Hay cosas que no tuvimos que estudiarlas para que se nos quedaran en la cabeza como, por ejemplo, los dichos con que el que nos consolaban nuestros padres: “Si te duele es porque se está curando” con el que nos subían el ánimo cuando nos quejábamos de los desconchones en todo el cuerpo por mor de nuestras diabluras. 

Algo así nos está ocurriendo ahora cuando los años nos regalan analíticas con más colesterol, transaminasas o azúcar de las permitidas. Entonces, médicos y mujeres se compinchan para prohibirnos todo lo que nos alegra los días: los helados, los dulces, los tintos y los blancos, los chicharrones, el cerdo y el tabaco, coño. ¿Pero es que se puede vivir sin todo eso?  

Sólo nos queda observar algunos bienes esenciales para la felicidad de un hombre: un Magnum almendrado, un Ribera del Duero, una hamburguesa con mucho mucho tabasco… como cuando nos mirábamos la postilla de la rodilla mientras escuchábamos que aquel dolor era la garantía de que estaba sanando. Con la misma excusa nos dicen ahora:

 -       “Ese malestar que te produce la prohibición de tantas cosas buenas, es por tu bien” 

… en fin… que volvemos a lo de antes, al “si te duele es que se está curando”. Queréis dejadme tranquilo, coño… que ya no tengo postillas en las rodillas, pero de seguir así me van a salir telarañas en el estómago, no te jode…


Manolo Martínez

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