CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, agosto 31, 2024

REBAÑANDO UN POCO DE INFINITO CON PAN


“Que nada cambiará, pero que todo sigue siendo posible, pues la vida siempre comienza mañana.  

El tiempo te retira el plato con lentitud y te hace creer que aún queda un poco de infinito que rebañar con ese cuscurro de pan que tienes en la mano y que no es otra cosa que tu instinto de supervivencia.  

A partir de ahora, cada segundo cuenta”. 

(Del libro “Metafísica del Aperitivo”, una maravillosa lectura que me regaló la hija de un amigo, y cuyas reflexiones me han hecho revivir impagables momentos con mi hijo Ángel). 

            Manolo Martínez

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domingo, agosto 25, 2024

ASOMARSE AL FUTURO ES COMO HACER UN BIZCOCHO

 

Asomarse al futuro es como hacer un bizcocho, primero hay que echarle huevos.

...luego, rallamos el presente como si fuera un limón, para que los días venideros nos alegren el paladar y el espíritu. De azúcar, como de cariño, dos medidas. Y no puede faltarnos el yogurt, la paciencia ni la harina. 

El bizcocho, como la vida, requiere de una pizca de sal, para darle sabor a la rutina. Pero no podemos asomarnos al futuro sin la levadura, los proyectos de nuestras biografías. Ni poca ni mucha, la justa para que haya ilusión y suba. 

… y cuando por fin metemos el bizcocho, y el presente, en el horno, nos surge la duda: ¿qué habría sucedido si hubiésemos elegido otro camino, o si le hubiese echado naranja en vez de limón, o si…?

 Cuando estás con el bizcocho en el horno, los “y si…” pueden chamuscarte el futuro, y el bizcocho. 

Aquí puedes asomarte a tu futuro,  pincha en esta página 

http://conmilsabores.blogspot.com/2012/07/bizcocho-borracho.html  

Manolo Martínez 

sábado, agosto 24, 2024

MUJER BUSCANDO LLAVES EN SU BOLSO

Esta mujer que busca las llaves en su bolso está en la región italiana del Piamonte, y es una estatua que homenajea ese sublime momento que a todos nos resulta familiar, 

Hace una docena de años tuve lo osadía de publicar un libro, un batiburrillo de artículos y relatos, que bauticé como “El ropero de las mujeres”, reverenciando esa asombrosa habilidad femenina de hacer de un espacio cualquiera (roperos, bolsos, trasteros…) una barriga de Doraemon en la que hasta lo imposible cabe. 

Y luego, “el más difícil todavía”, el milagro incontestable de encontrar en aquellos espacios atestados cada uno de los imposibles allí aparcados: llaves, pañuelos, tarjetas, paracetamol, monedas, pinzas, pintalabios o la chupa si es que aún hay niños. 

Nosotros, los del género masculino, seríamos incapaces, ni de echar ni de encontrar. Si llevamos cinco euros, el tabaco y el mechero, y tenemos que meter la mano quince veces en los bolsillos para sacarlos. 

Lo dicho, son muchas las cosas en las que las mujeres nos superan, muchas, pero ésta, la de sacar cualquier cosa de un bolso, es de las más fascinantes. 

“Non possum te magis admiror”. 

Manolo Martínez


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sábado, agosto 17, 2024

SIN AR-JUMENTOS

En los años de maricastaña, cuando los niños no llevaban los  deberes hechos, les ponían dos orejas de fieltro sobre la cabeza y luego les humillaban dejándoles de pie sobre la tarima para burla del resto de la clase. 

Teniendo en cuenta aquellas ignominiosas maneras pedagógicas, uno duda si el rucio que vemos en la fotografía acaba de salir de la biblioteca, o ha pasado de largo y de ahí su conversión en garañón. 

Reconozco que es una hipótesis manida, poco original, más estúpida que lúcida, pero es que hay veces que uno se queda sin ar-jumentos. 

            Manolo Martínez

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domingo, agosto 11, 2024

PIQUITOS DE LOS GORDOS

Hayquevé lo que me gustaban a mi los piquitos de los gordos, los que ponía Telaraña con los calamares. ¿Y el “Un, dos, tres…responda otra vez”?..., hayquevé lo que me gustaba a mí  el “un, dos, tres”, ¿y una partida de pinpón en los billares de matarrucho?, hayquevé lo que me gustaba a mi el pinpón…y los billares de matarrucho. 

Y es que antes se vivía mejor, por lo menos yo. Veinticinco pesetas me costaba una cerveza con una pescada “asín de grande” en la Peña Bética que estaba en la calle “el caño”. 

¿Y los besos de las primeras novias? ¡Sabían a gloria, que ricos estaban dios mío! Siempre me pregunté si  a ellas le sabrían igual que a mi. 

Los sábados comprábamos Mores en el kiosco de Pura, ¿se acuerdan del kiosco de Pura? 

Con el coraje que me daba escuchá a mi padre decir que “antes se vivía mejor”, ahora que soy padre le tengo que dar la razón, si acaso le matizo, y apostillo: “mucho mejó papá”. 

Dónde va a parar, Pero…, ¿cómo va a ser lo mismo bailar media docena de lentos como requisito previo para cogerle el culo a la pretendida, que tirarte literalmente encima la misma noche que la conoces sin ni siquiera saber su nombre?

Hay muchas cosas que han mejorado: el precio de los aires acondicionados, el Betis, las conversaciones, escuchar más y hablar menos, el paseo por las calles fijándonos en los detalles, no hacer nada sin que sea un cargo de conciencia…y muchas cosas más, pero el sabor de aquellos picos gordos deshaciéndose en la boca antes de darle otro buchito a la cerveza, ese momento único no ha podido ser superado.

            Manolo Martínez

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sábado, agosto 10, 2024

PAGAR POR NO COMER

Durante más de una década los españoles de la postguerra tuvieron una cartilla de racionamiento con la que se les dosificaban los alimentos que podían consumir por cabeza, ya que no había víveres suficientes para abastecer a la población. 

Comían por gramos: tantos de pan, tantos de carne y tantos de pescado. 

Si queríamos adquirir más cantidad había que pagarlos, y pagarlos muy bien, tanto que el pescado andaba por las nubes, y no por el mar como le correspondía. 

Ahí nació el estraperlo, y los estraperlistas, los listillos de toda la vida que aprovechan las desgracias ajenas para enriquecerse. Esto ha existido, existe y existirá mientras el mundo sea mundo. 

Pero a lo que iba, hoy, cada vez que llega el verano y queremos sacar el ombligo a la intemperie porque el sol nos achicharra, le pagamos a un dietista/nutricionista para “no comer”, con lo cual, hemos pasado de pagar para comer a pagar para no comer. 

¡Coño, po no comas!

Manolo Martínez

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domingo, agosto 04, 2024

LAS OLAS de la CABEZA


Cuando el padre de Antonio Gala enfermó de Alzheimer, éste se fue a cuidarle, y contaba el escritor lo doloroso que fue comprobar que ya no le reconocía. 

Durante los cuatro meses que le acompañó, su padre solo le habló de una única persona todo el tiempo: de uno de sus hijos, de cuando éste tenía tres años, de cuando tenía cuatro años… de las cosas que hacía ese hijo por el que sentía auténtica pasión.  

Aquel hijo del que le hablaba, era el propio Antonio, el mismo que estaba escuchándole, y al que ya no  reconocía. 

Así se enteró el magnífico escritor de que había sido siempre el favorito de su padre, aunque éste siempre lo disimuló, tan bien, que Antonio nunca se lo imaginó hasta que el alzheimer de su padre le regaló aquella verdad. 

Manolo Martínez

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sábado, agosto 03, 2024

MI GATO

Mi gato es mi rincón favorito de la casa, por eso le busco cuando algún problema me firma la cara con ojeras. 

Le observo mientras mueve sus patas con cuajo, sin prisas, como si estuviese practicando taichi, y me relaja ver como se despereza bajando su barriga peluda hasta rozar el suelo. 

Me ha enseñado a hacer las cosas despacio, y a no maullar por todo. 

A diario me aconseja, con su estoicismo de andar por casa, que las cosas se aceptan, o se dejan pasar, pero sin manosearlas tanto en la cabeza. 

Restregándose por mi pernera me está demostrando que para conseguir favores es mejor la miel que la hiel. 

Y es que los mininos son más “suavones”, más prácticos.

A los perros los ves venir, van más de frente y son más desinteresados.

Éstos buscan sólo afecto, y aquellos hacen caja, rentabilizan sus restregones. 

Pues como las personas, gatos y perros se pelean porque ven (porque vemos) el mundo de distintas maneras. 

¿Tú eres más de ladrar o de restregarte?

            Manolo Martínez

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