La algarabía adolescente del verano cede el paso al sosiego maduro del otoño . La madre naturaleza , con un pase taurino , baja su mano hasta “partirse la cintura” , templando la embestida de ese mihura llamado tiempo .
El latido cardíaco modera su bombeo vital .
El día y la noche hacen el amor , cándidos , pariendo atardeceres rojos y anaranjados , cargados de sortilegios.
El remanso , la calma . La vuelta a la rutina escolar.
Las nubes con sus ubres a punto de reventar , esperan su primer ordeño…y la vida se vuelve a mojar . Los primeros fríos nos musitan la proximidad del cambio térmico . Las chimeneas con su boca ardiente , nos habla “sotto voce” , y nos secuestra en el sofá cuaquier tarde de domingo.
Renacen los abrazos y carantoñas, marginados injustamente por el sofoco estival. La vida se acurruca bajo unas sábanas frías , buscando el calor conyugal .
Los días se encogen con el frío y se sientan a charlar en la mesa-camilla , madre generosa que a todos acoge .
La noche se estira orgullosa , robándole vida al día . Los árboles se desnudan , y se empiezan a vender esos trajes de noche sin corbata , bautizados como pijamas.
En ese laberinto vital, que es el cambio de estación , los tonos marrones y los cielos cambiantes de humor , son el hilo de Ariadna que nos conduce del festivo verano al letargo otoñal . El cielo asfaltado de nubes grises, se llena de carreteras, por donde circulan raudas, toda clase de aves, en busca de tierras que den calor a sus vidas. En el trayecto , torres y campanarios, son semáforos improvisados que les obligan a la parada y al descanso…
… y muy a lo lejos , aún , casi se escuchan las panderetas y zambombas , que vienen haciendo el camino; recordándonos el vértigo con que gira esa noria esa noria llamada vida; y que al principesco otoño le sucederá en el trono su majestad el invierno.
……………………………………………………………………………………………
(… y entre tanta poesía, sosiego y nubecita, diríase que estoy en el cielo. ¿ En el cielo…? ¡ Coño! ¿ Me habré muerto? ) .
Veinte kilos de Pablo saltando sobre mi estómago me sacan de la duda. Sigo en el reino de los vivos .
( martinezmanolo63@hotmail.com )
El latido cardíaco modera su bombeo vital .
El día y la noche hacen el amor , cándidos , pariendo atardeceres rojos y anaranjados , cargados de sortilegios.
El remanso , la calma . La vuelta a la rutina escolar.
Las nubes con sus ubres a punto de reventar , esperan su primer ordeño…y la vida se vuelve a mojar . Los primeros fríos nos musitan la proximidad del cambio térmico . Las chimeneas con su boca ardiente , nos habla “sotto voce” , y nos secuestra en el sofá cuaquier tarde de domingo.
Renacen los abrazos y carantoñas, marginados injustamente por el sofoco estival. La vida se acurruca bajo unas sábanas frías , buscando el calor conyugal .
Los días se encogen con el frío y se sientan a charlar en la mesa-camilla , madre generosa que a todos acoge .
La noche se estira orgullosa , robándole vida al día . Los árboles se desnudan , y se empiezan a vender esos trajes de noche sin corbata , bautizados como pijamas.
En ese laberinto vital, que es el cambio de estación , los tonos marrones y los cielos cambiantes de humor , son el hilo de Ariadna que nos conduce del festivo verano al letargo otoñal . El cielo asfaltado de nubes grises, se llena de carreteras, por donde circulan raudas, toda clase de aves, en busca de tierras que den calor a sus vidas. En el trayecto , torres y campanarios, son semáforos improvisados que les obligan a la parada y al descanso…
… y muy a lo lejos , aún , casi se escuchan las panderetas y zambombas , que vienen haciendo el camino; recordándonos el vértigo con que gira esa noria esa noria llamada vida; y que al principesco otoño le sucederá en el trono su majestad el invierno.
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(… y entre tanta poesía, sosiego y nubecita, diríase que estoy en el cielo. ¿ En el cielo…? ¡ Coño! ¿ Me habré muerto? ) .
Veinte kilos de Pablo saltando sobre mi estómago me sacan de la duda. Sigo en el reino de los vivos .
( martinezmanolo63@hotmail.com )