Desde el costado oeste de Carmona, se otea, sobre un lienzo de cielo, cinco rezos de piedra, que se erigen sobre el escarpe que vigila la Vega. San Pedro, San Bartolomé, Santa María, San Felipe y Santiago conviven, en la mirada del paseante desocupado, con la huérfana. Sin un vestido de ladrillos o adobes que disimulen sus costillas de hierro, emborrona la fiesta visual esta huérfana de campana, que habiendo arribado la última, se ha ubicado la primera en la línea de torres que escoltan la ciudad. Si el quinteto de torres fueran las chimeneas de un Titanic contemplativo, la huérfana metálica, sería el iceberg contra el que se estrellaría toda la magia visual que nos ofrece el mejor perfil de nuestra ciudad. Descarnada, fea y, aún así, arrogante, la torre huérfana campea victoriosa en la atalaya carmonense. Su media docena de orejas esféricas la convierten en una monstruosa cotilla, que lleva y trae conversaciones ajenas. Detrás, las cinco hermanas, charlan entre ellas a golpe de campana, y urden, sobre la posibilidad de darle un empujoncito a su hermanastra de acero, picacho abajo, sin querer... Pero la burocracia de su religión, no acaba de concederle la cédula que le permite ese rempujón al vacío, dejando así, maniatada sus intenciones. Que digo yo, que mientras llega el consentimiento, y como solución temporal para quitarnos de en medio a ese mamotreto, ¿por qué no lo disfrazamos? Ahora que se confeccionan unas copias sorprendentes de cualquier retablo, pintura o monumento, mientras se restaura el original, aprovechemos el invento. Mi mujer siempre dice que no hay mal que por bien no venga...pues vamos a pedirnos un faldón que reproduzca la Cúpula de Brunelleschi y vestimos con él a nuestra antena huérfana ,¿ se imaginan ustedes esta fastuosa cripta coronando el picacho? Y dado que Telefónica es LIBRE de hacer lo que le viene en gana, que tal si enfundamos a su fea hija de hierro, en una réplica de la Estatua de la Libertad como centinela irónica de nuestro paisaje? ¿ Y cómo luciría la antenita vestida como la Torre de Pisa.?, ahora me caigo, ahora no me caigo sobre la Vega.
Lo que queramos señores, eso sí, teniendo en cuenta, que elijamos el terno que elijamos, hay que abrirle unos agujeros para que la antena de los cojones pueda sacar sus orejas metálicas. No me negarán que no va a quedar el picacho, cuánto menos, interesante, con su Estatua de la Libertad antenada, o su Torre de Pisa con orejas.... Pues nada, decidido, convocamos un referéndum y votamos los trapos con que vamos a disfrazar a la torrecita de telefonía. Los gastos del sastre correrán, lógicamente, a cargo de Telefónica, la madre de la criatura. Estoy seguro de que no habrá un reclamo turístico más curioso en los Alcores . Y a hacer caja la Delegación de Turismo.
Postdata : Que a ningún político se le ocurra robarme la patente.
( Gracias a Artes Gráficas J.L. URRUTIA)
Manolo Martínez
Manolo Martínez