Esta nochevieja, cuando las dos agujas del reloj se fundan como si estuviesen practicando la postura del misionero, millones de gilipollas nos engañaremos un año más pensando que a las doce de la noche atravesaremos, no sé qué coño de puerta, que nos adentrará en otra vida distinta, como si cuando te tomaras la última de las doce uvas entraras en otra dimensión.
Por ejemplo, éste es muy bueno y un clásico: “El 31 de diciembre, a las doce en punto, dejo el tabaco. Vamos que tiro el que esté fumando aunque esté entero.
O éste otro, que es genial: “El uno de enero no, porque está Mercadona cerrado, pero el dos, el dos lleno el frigorífico de apios, nabos y espinacas. Me divorcio de las hamburguesas, de los serranitos y del litro de Coca-Cola con que echo pabajo la comida”.
Aunque el mejor es éste. Éste no tiene precio: “De este año no pasa. En cuánto pueda se lo digo al jefe, “O me subes el sueldo o ya te estás buscando a otro”, bueno que si se lo digo…”
Sería de agradecer, sobre todo por la salud mental de
los que te rodean, que habiendo aprendido que esto es sota, caballo y rey, no dijeras nada este año.
El día de nochevieja, calladito y a la cama. Te acoplas, como las agujas
del reloj cuando dan las doce, si es que la pechá de wisky te faculta, y si la
otra aguja consiente, claro.
… y el uno de enero, bueno el uno no, porque el uno aún te queda tabaco, hamburguesas y Coca-Cola, y además no irás a trabajar, con lo cual te quedas con la boquita cerrada mejor. Y ya el dos de enero… el dos sigues calladito. Te lo piensas, y luego haces lo que te salga de los cojones, pero, por dios, no le des la tabarra a nadie con lo que vas a hacer o dejar de hacer. Sería la mejor forma de, por una vez, hacer algo diferente. Mira por dónde, si lo haces, saldrás de la jodida certidumbre, del sota, caballo y rey que es pregonar todo lo que vas a hacer, aún sabiendo todos, incluso tú, que no lo vas a hacer.
Martínez os desea TERTULIAS,
y Manolo Martínez, que hagáis este año algo que NUNCA HAYÁIS HECHO.