Ese déspota , que llamamos televisor , ha colonizado nuestro cuarto de estar . Ha invadido nuestras vidas . A diario una marabunta de noticias , nos devora . Un exceso de información , acaba consiguiendo , justo el efecto contrario al perseguido .
Estamos perdidos , ante una indiscriminada y exhaustiva recopilación de últimas noticias , comunicados y sus distintas versiones . Ya no pensamos , sólo escuchamos. Nos hemos transformados en receptores autistas de una marea de noticias. Cualquier día amanecemos acribillados a balazos , frente al televisor , como en aquella sátira televisiva de Chicho Ibáñez Serrador , donde una familia entera perecía a manos de los personajes emergidos de la caja tonta . Recibir información a destajo , es como una comida de boda. Después de dos horas masticando : gambas , jamón , bocaditos de merluza , y caracoles a la hierbabuena , nuestro paladar presenta su dimisión irrevocable. Ya todo nos sabe igual . La tarta sabe a cubata . El cubata sabe a infusión de melisa . Pues eso … Después de 20 minutos sentados en nuestro solio del salón , masticando noticias mil , nuestro rostro adquiere esa estúpida expresión de máscara de teatro . No encontramos un rescoldo de emoción en nuestra cara .
Nos sirven un gazpacho , que llaman telediario, condimentado con lluvias y nubarrones ; 20 goles y zancadillas , hambruna , sangre y horror . El locutor – cronista adquiere , con frecuencia , esa inexpresión estulta , de la que hablamos . El pobre hombre tiene tan bien amaestrados los mil músculos de su cara , que con la misma frialdad , nos narra el último gol de Raúl , que las masacres diarias de Irak . Pero lo más triste de este “ teatro “ , es que han conseguido arrinconar , las emociones de todos y cada uno de nosotros . Aburren a estas ovejas , que constituimos el rebaño manso de la audiencia . Bostezamos , impertérritos , ante la última bomba o le dernière asesinato .
Si con el segundo plato , alguna escena nos desagrada , el mando a distancia aniquila la imagen antes de que la cuchara llegue a la boca . Llegamos a convencernos , de que esos niños muertos por la hambruna , o un rosario de cadáveres acribillados , sólo existen dentro de ese medio metro cuadrado de pantalla . Al fin y al cabo , aparecen y desaparecen a nuestro libre albedrío …
Con la última cucharada de natillas , rebañamos goles , violaciones , bodas , bautizos … y nos vamos a la cama como si tal cosa.
Algo está fallando . Hay que buscar nuevas fórmulas . Acaba siendo denigrante almorzar y cenar viendo sangre , como el que oye llover .¿ Nos estamos vampirizando ?
Nos hemos inmunizado emocionalmente . Se supone que deberíamos movilizarnos , indignarnos , revelarnos … ante tanto despropósito . Muy al contrario , nos dedicamos a “criar “ colesterol , aletargados en nuestro sillón. Habría que cambiar los horarios , los esquemas informativos , los bloques de noticia… yo que sé …
Hace tiempo que se tala indiscriminadamente eso que llaman principios , moral , dignidad ,… en fin, todo aquello que nos diferenciaba del resto del mundo animal ( aparte de los móviles ) .
Y si no encontramos ninguna solución , cortemos por lo sano : apaguemos temprano el televisor y agarremos “eso” que tiene hojas llenas de palabras , agradable al tacto , y que dicen que se lee , y cultiva el espíritu . Los antiguos le llamaban libro , creo .
(martinezmanolo63@hotmail.com)
Estamos perdidos , ante una indiscriminada y exhaustiva recopilación de últimas noticias , comunicados y sus distintas versiones . Ya no pensamos , sólo escuchamos. Nos hemos transformados en receptores autistas de una marea de noticias. Cualquier día amanecemos acribillados a balazos , frente al televisor , como en aquella sátira televisiva de Chicho Ibáñez Serrador , donde una familia entera perecía a manos de los personajes emergidos de la caja tonta . Recibir información a destajo , es como una comida de boda. Después de dos horas masticando : gambas , jamón , bocaditos de merluza , y caracoles a la hierbabuena , nuestro paladar presenta su dimisión irrevocable. Ya todo nos sabe igual . La tarta sabe a cubata . El cubata sabe a infusión de melisa . Pues eso … Después de 20 minutos sentados en nuestro solio del salón , masticando noticias mil , nuestro rostro adquiere esa estúpida expresión de máscara de teatro . No encontramos un rescoldo de emoción en nuestra cara .
Nos sirven un gazpacho , que llaman telediario, condimentado con lluvias y nubarrones ; 20 goles y zancadillas , hambruna , sangre y horror . El locutor – cronista adquiere , con frecuencia , esa inexpresión estulta , de la que hablamos . El pobre hombre tiene tan bien amaestrados los mil músculos de su cara , que con la misma frialdad , nos narra el último gol de Raúl , que las masacres diarias de Irak . Pero lo más triste de este “ teatro “ , es que han conseguido arrinconar , las emociones de todos y cada uno de nosotros . Aburren a estas ovejas , que constituimos el rebaño manso de la audiencia . Bostezamos , impertérritos , ante la última bomba o le dernière asesinato .
Si con el segundo plato , alguna escena nos desagrada , el mando a distancia aniquila la imagen antes de que la cuchara llegue a la boca . Llegamos a convencernos , de que esos niños muertos por la hambruna , o un rosario de cadáveres acribillados , sólo existen dentro de ese medio metro cuadrado de pantalla . Al fin y al cabo , aparecen y desaparecen a nuestro libre albedrío …
Con la última cucharada de natillas , rebañamos goles , violaciones , bodas , bautizos … y nos vamos a la cama como si tal cosa.
Algo está fallando . Hay que buscar nuevas fórmulas . Acaba siendo denigrante almorzar y cenar viendo sangre , como el que oye llover .¿ Nos estamos vampirizando ?
Nos hemos inmunizado emocionalmente . Se supone que deberíamos movilizarnos , indignarnos , revelarnos … ante tanto despropósito . Muy al contrario , nos dedicamos a “criar “ colesterol , aletargados en nuestro sillón. Habría que cambiar los horarios , los esquemas informativos , los bloques de noticia… yo que sé …
Hace tiempo que se tala indiscriminadamente eso que llaman principios , moral , dignidad ,… en fin, todo aquello que nos diferenciaba del resto del mundo animal ( aparte de los móviles ) .
Y si no encontramos ninguna solución , cortemos por lo sano : apaguemos temprano el televisor y agarremos “eso” que tiene hojas llenas de palabras , agradable al tacto , y que dicen que se lee , y cultiva el espíritu . Los antiguos le llamaban libro , creo .
(martinezmanolo63@hotmail.com)