CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, mayo 13, 2012

COGER LA LUNA DEL FONDO DEL MAR

Hay un hermoso ejercicio de taichi, en el cual, se simula coger la luna del fondo del mar, para, a continuación, colgarla del cielo. Sería algo así: con los ojos cerrados, doblamos las rodillas, con suavidad, hasta quedarnos en cuclillas. Con los codos flexionados, arqueamos los brazos, y abrimos las  manos de par en par, fingiendo agarrar la luna. Luego, emprendemos, siempre con sutileza, el ascenso, hasta hacer la comedia de colgarla del cielo. Nos paramos en ese punto, espiramos,  abrimos los ojos, y …¡EEEEO.., EOEEE….O, EOEOEOEOA… EL CABALLO CAMINA PALANTE, EL CABALLO CAMINA PATRÁS…¡ Estamos en medio de la pista de baile de Los Tranquilotes, y, encima de nuestra cara, no hay luna, sino farolillos, y aunque la manzanilla le da alas a nuestra imaginación, lo más redondo que atisbamos a nuestro alrededor, es  la bandeja del camarero, o el culo de la compañera de baile que retrocede, sin alarma que te avise, de su orondo atropello. Entonces, ante la inminente tragedia, inspiras, cierras de nuevo los ojos, te agachas, y cuando te dispones a descolgar la luna para volverla al fondo del mar, ésta te golpea en la cara, hundiéndote la nariz en algo que, tú, imploras que sea un cráter lunar, y no la evidente grieta, de aquella cúpula del Taj Mahal hecha carne. Ahora te tocaba espirar, pero, si así lo hicieses, podrías recibir el sopapo de aquella bóveda llena de lunares. Inspirar tampoco sería recomendable, ya que la postura, el ajetreado vaivén del baile, y, sobre todo, el acopio de “caramales” nadando en rebujito, son el caldo de cultivo preciso, para que, el Vesubio con traje de flamenca, entre en erupción. Y justo cuando ya habías hecho el renuncio a un baile digno, una mano liberadora te enseña el atajo.” El camino soy yo”, te susurra la media botella de la Guita, que sostiene un amigo que pasaba por allí, y que se apiadó de ti, al verte atrapado, bailando entre culos llenos de volantes. Tras la ingesta del dorado bálsamo, te pones nostálgico y piensas en la paz de tu casa, y en tu confortable cama, y empiezas a coger lunas del fondo del mar en forma de deseos, el primero, que tu mujer tenga la misma calor que tú, y que por fin, haya quitado las sábanas de pelito, que llevas perdidos tres kilos en la última semana, entre esos embozos llenos de pelusitas, porque ella sigue queriendo colgar la luna del cielo, cada vez que se excusa: - “…y si refresca”.

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