CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


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sábado, octubre 12, 2024

ANTIÉ


Parece que fue antié, pero hace ya una pechá de años que mi agüela me prevenía con no arrimarme a esa o aquella muchacha por ser ligera de cascos. 

Noniná, po mejó, agüela. Las otras, las güenas, no querían nunca subí al soberao, decían que había muchos bichos. ¿Bichos…?, pero si yo le gastaba a mi madre el fli, matando moscas y hormigas. 

Claro, que luego, me tocaba a mí, ir ancá la papocha, (entonces todavía no había colomatos).Llegando las calores, mi madre se ponía el bambo fresquito, y ya no salía a ningún sitio. 

Dancá la papocha, que era como ercorteinglé, pero sin escaleras mecánicas, yo le traía el fli, arcausiles pal guiso, casera blanca, azafrán, y cuarto y mitá de chope. Luego, yo hacía el camino de vuelta, pisando una raya mú daleá, que había trazado con tiza, desde la puerta de mi casa a la de la tienda. Hechos los mandaos, a la calle hasta la noche. 

Con una pelota emprestá, me convertía en la pesadilla de los vecinos siesteros. Esquivé muchas mascás, otras, me las tragué, y más de una vez llegaba llorando a casa, tó guarnío, dónde, mi madre, me aliviaba dándome otra guantá, por haber molestao. 

Igual que hoy, que se quieren comer las madres a los maestros, así nos va. Al caer la tarde, mamá me escamondaba, y me ponía puchero todas las noches, ella decía que para que embarneciera, que con los años me enteré que era engordar. Hoy mi mujé me quita el puchero para que no embarnezca más. A ver quien entiende esto. 

Contó y con eso, de los arcausiles, de los escamondaos, de los pucheros, y de las mascás, deberían, un poné, inventar, argún día, una indición que no duela mucho, y que te la ponen y te metes en un güjero, de esos que viajas por el tiempo.

(A que ustedes lo han entendio tó...entonces, ¿porqué dicen que hablamos tan mal ?)

sábado, agosto 11, 2018

LA CALAÍTA

De entre los goces, no lujuriosos, que nos ofrece cualquier rincón de cualquier día, está ese momento, absolútamente jubiloso, de dar una calaíta, a escondidas, en los primeros días de ayuno fumador.  Esto de quitarse del tabaco es un tormento de tal calibre, que deberían investigar la abnegación, el sentido del sacrificio y el virtuosismo, de los candidatos a ex fumadores. Esta renuncia, involuntaria, urdida por esas hordas de consejeros adictos a jodernos la vida, requiere tal entereza, que sólo un puñado, de odiosos elegidos, alcanzan la cima del propósito. El encanto de lo prohibido, la fascinación por lo vedado, el hechizo de una calaíta, aunque sea de un cigarro ajeno, embruja el preciso instante en que, tus labios, quebrantan aquella solemne promesa de no volver a echar humo, intención, que a punto estás de conseguir, justo en ese absurdo segundo en que, tu voluntad, sucumbe a la chupada, a la succión y a la bocanada. Aspiras y sorbes, con tal intensidad, el despreciado vapor, que casi masticas el humo. Entonces, cegado por el miedo a perderlo, vas, y te lo tragas, cual fumador mamón, dejando escapar, apenas, un hilillo delator, que se derrama por la nariz. Ya está. Ocurrió. Tú no querías, pero ha sucedido. Y ahora empieza el calvario de las disculpas hacia ti mismo, de la caza y captura de los verdaderos culpables, esos que se comprometieron contigo a dejar de fumar, y, seguro, que sin decírtelo, se han rendido antes que tú. Lo sabes porque están contentos, no están abatidos. Esbozan una media  sonrisa delatora de su traición, y porque, seguro, totalmente seguro, que esos fariseos que te arrastraron a aquella fatal decisión de dejar el tabaco, son más débiles que tú, seguro, seguro. Bueno, el tabaco no ha podido ser. Esta tarde empezamos las clases de inglés, y en marzo nos apuntamos al gimnasio, y para mayo, cuando pase la feria, total son cuatro días, volvemos a dejar el tabaco, pero solos, no necesitamos a nadie. Antes de este verano, estaremos sin fumar, hablando un inglés de Oxford, y con la barriga llena de tabletas de chocolate, del Lidl, y por dentro de la susodicha, que digo yo, que eso es lo que hacen Ronaldo y compañía, tragarse las tabletas enteras, y luego apretar el abdomen, como cuando te da un retortijón, para que se les señalen las onzas sobre la piel de nuestra peluda barriga, ¿no?


Manolo  Martínez

jueves, junio 14, 2018

A MANUELA

Aunque Manuela nunca fue al colegio, porque sus padres no la llevaron,  ella siempre se las apañó para salir adelante. Sumisa donde las haya, jamás rechista ni sale de su casa. Introvertida, hasta rozar lo patológico, no sabe lo que es hablar con un desconocido. Manuela nunca ha pisado una taberna, ni una discoteca, ni siquiera ha ido a votar. Como dirían los machistas, es una hembra de las de antes, una joya. Su carácter reservado, casi huidizo, la hace pasear  en silencio en compañía de doña soledad. Juntas persiguen los últimos rayos de sol  de la tarde. De cuando en cuando, suspenden la  excursión y observan a su alrededor. Supongo que meditan sobre lo observado, y reemprenden su camino.  Es dócil y dulce, no habla por no molestar. Trabajar no ha trabajado nunca. Ella dice que como para comer tiene...y comer, come muy poco. Demasiado poco. Estoy pensando en llevarla al psicólogo. Hay temporadas en la que pasa días enteros sin probar bocado, ¿tendrá anorexia?. El perfil lo da: insegura, dependiente, cohibida...Nunca le he conocido varón a su lado. Su rostro delata su aburrimiento. Ni fuma, ni bebe ...ni siquiera ve la tele. Al menos asiste a clases de Taichi, o eso creo, cuando la veo  andar con esa parsimonia casi de protocolo. Seguro que le hará bien salir de su ostracismo. Aunque, dada su edad, tampoco espero grandes cambios. Ignoro lo que piensa, y eso me apena. Yo querría que se desahogara conmigo. Para eso están los amigos, pero ella masculla y rumia sus problemas. Y calla. Siempre calla. Que mal político sería... o qué bueno, según se mire. Mentir no nos iba a mentir, pongo mi mano en el fuego por ella. Dicen que la sabiduría se refleja más en lo que se silencia, que en lo que se expresa. De ser así, no  existe nadie más erudito que Manuela. Últimamente casi ni me mira. No sé si andará  enfadada porque no la invito al cine. Pero como yo le he dicho... “para lo que hay que ver, mejor nos quedamos en casa...” Su  rostro arrugado y  sus ojillos saltones investigan la vida cada día, sin prisas. Pero tiene tan bien adiestrados los músculos de su cara, que no encontramos ninguna traducción en sus facciones. No se la ve triste, ni alegre. La indiferencia maquilla los pliegues de su piel que denotan los muchos años vividos. Lo mismo le da que España gane al Baloncesto, que el Betis permanezca en segunda. Hay veces que me desespera ese estoicismo de andar por casa, pero me contengo y la dejo en paz, ya quedan pocas tortugas como mi Manuela.
Manolo Martínez

domingo, mayo 20, 2018

PONER UN TENDEDERO

                                                                         Desde la construcción de las pirámides hasta la conquista del espacio, muchas son las gestas que el hombre ha consumado en su vasta historia, pero ninguna congrega, a partes iguales, conocimiento, técnica, estética y amor, como el noble, y glorioso acto, de poner bien un tendedero. Desde la búsqueda del momento meteorológico que propicie la intención secadora, hasta la homogénea disposición de las prendas, atendiendo a su color y composición, pasando por la apropiada elección del espacio exacto, por donde sellar cada vestimenta al alambre, tender la ropa se convierte en un canto a la vida. Hacemos el paseíllo, por el patio o azotea, con la cesta preñada de ropa mojada. Nos paramos, alzamos la vista al cielo, y, tras aplicarle, a los elementos que visualizamos, y sentimos: viento, nubes y sol, toda la información recogida en los dos últimos telediarios, en décimas de segundo, tomamos la decisión irreversible: hoy tiendo, seguro que no llueve. Sin solución de continuidad, posamos el barreño sobre el suelo y nos llenamos las manos, la boca, y los bolsillos, de alfileres, o pinzas de la ropa, y comenzamos unos sincronizados ahorameagacho-ahoramelevanto, en cada uno de los cuales, elegimos prenda, la alzamos a la cuerda, la estiramos y la amordazamos. La norma prescribe que la ropa interior siempre va en la misma tanda, y dentro de ese petit comité, calzoncillos y bragas, se emparejan en el tendedero, se miran, se hacen un guiño, y sonríen; anoche compartieron juerga, tras unos días de huelga. Qué sinvergüenzas. Los calcetines, como las mujeres al baño, nunca van solos, y suelen compartir la mordedura de plástico. Las camisas, colgadas con los cuellos hacia abajo, vomitan el agua con sabor a suavizante, bebida de más. Y seguimos, desenrollando, desdoblando, y tendiendo, a la par que canturreamos la última de Drexler, y miramos, de reojo, la mínima porción que nos va quedando de cuerda plastificada, para distribuir la docena y media de prendas que aún viven en la cesta. Abandonamos la dulzura versada de Drexler, por el heavy metal en forma de tacos: la madre que me parió, la ostia…, ¿y ahora, cómo cuelgo yo todo esto en ese cachito? En un segundo perdemos los papeles, la compostura, y los alfileres se derraman de nuestra boca escupiendo palabrotas. Los jerseys abrazan a los paños de cocina, y las pinzas ya no buscan las costuras, muerden por el medio, caiga donde caiga. El pijama se sube encima de las sábanas, a golpe de misionero, y con la mala leche le plantamos el alfiler en los hue…con lo bonito que estaba quedando, y lo que hace metro y medio menos de cable.

domingo, diciembre 02, 2012

LOS LUNES, MERCADILLO Y ALINEACION DE PLANETAS















Que Mercurio, Venus y Saturno, se alineen cada 2737 años, es tan azaroso como que yo haya comido hoy sopa de tomate. ¿Quién me iba a decir a mí hace 2737 años que yo iba a comer hoy sopa de tomate?
Ahora bien, pese a que ambos acontecimientos son frutos de la casualidad, puede que sea menos relevante, que un poco de tomate, hierbabuena, cebolla, ajo, sal y pimienta, se hayan alineado bajo las manos de excelente cocinera de mi mujer, que la diosa del amor y el dios de las cosechas se hayan decidido a formar una linea recta con  el dios del comercio.O quizás no. A lo mejor todo tiene una causalidad, una concatenación mágica que argumenta y justifica ambos eventos, la sopa de tomate de mi mujer y los tres dioses sobre las pirámides de Guiza. A ver, mañana es lunes, y mi mujer está de vacaciones. Los lunes hay mercadillo, el Santo Grial para mi media naranja. Mercurio es el dios del Comercio, ya empiezo a unir qcabos. Si hay mercadillo, y vacaciones, habrá visita al susodicho, y habrá gastos extras. Y qué mejor forma de amortiguar posibles desacuerdos por las innecesarias, pero imprescindibles compras, que recurrir al torrente de serotonina que el amor nos proporciona. Aquí entra Venus, diosa del amor, y que, con toda seguridad, le chivó a mi señora, que una sopa de tomate, podría ser un buen comienzo. Sólo queda Saturno para la cuadratura del círculo, y éste entra aquí como sea. Saturno rey, abdicó del trono en favor de sus hijos, de igual forma, yo abdiqué de mi solio culinario, er puchero, y lo hize también por mis hijos, mejor dicho por las jodidas hamburguesas que mis retoños eligen frente al blanco caldo. De esta forma todo ha quedado bien atado en los cielos y en la tierra. Venus, Saturno, Mercurio, el mercadillo del lunes, la sopa de tomate, yo sin puchero, mi mujer, mis hijos y sus hamburguesas, la pirámides...¿LAS PIRÁMIDES...?, joder se me olvidaban las tres piedrecitas...bueno...esto...a ver...ya lo tengo. Las pirámides son el intento vano de tocar el cielo...en lo más alto están los que mandan...aquí manda Rajoy...yo no voté a Rajoy, y como no le voté, va y le quita la paga de navidad a mi mujer.
Resumiendo, que el tres de diciembre de 2012, se produce una conspiración celestial para echar a Rajoy del poder, seguro que los rojos están detrás de las pirámides, de la pirámides de ropa que este lunes 3 de diciembre, va a explorar mi mujer en el mercadillo.

domingo, mayo 13, 2012

COGER LA LUNA DEL FONDO DEL MAR

Hay un hermoso ejercicio de taichi, en el cual, se simula coger la luna del fondo del mar, para, a continuación, colgarla del cielo. Sería algo así: con los ojos cerrados, doblamos las rodillas, con suavidad, hasta quedarnos en cuclillas. Con los codos flexionados, arqueamos los brazos, y abrimos las  manos de par en par, fingiendo agarrar la luna. Luego, emprendemos, siempre con sutileza, el ascenso, hasta hacer la comedia de colgarla del cielo. Nos paramos en ese punto, espiramos,  abrimos los ojos, y …¡EEEEO.., EOEEE….O, EOEOEOEOA… EL CABALLO CAMINA PALANTE, EL CABALLO CAMINA PATRÁS…¡ Estamos en medio de la pista de baile de Los Tranquilotes, y, encima de nuestra cara, no hay luna, sino farolillos, y aunque la manzanilla le da alas a nuestra imaginación, lo más redondo que atisbamos a nuestro alrededor, es  la bandeja del camarero, o el culo de la compañera de baile que retrocede, sin alarma que te avise, de su orondo atropello. Entonces, ante la inminente tragedia, inspiras, cierras de nuevo los ojos, te agachas, y cuando te dispones a descolgar la luna para volverla al fondo del mar, ésta te golpea en la cara, hundiéndote la nariz en algo que, tú, imploras que sea un cráter lunar, y no la evidente grieta, de aquella cúpula del Taj Mahal hecha carne. Ahora te tocaba espirar, pero, si así lo hicieses, podrías recibir el sopapo de aquella bóveda llena de lunares. Inspirar tampoco sería recomendable, ya que la postura, el ajetreado vaivén del baile, y, sobre todo, el acopio de “caramales” nadando en rebujito, son el caldo de cultivo preciso, para que, el Vesubio con traje de flamenca, entre en erupción. Y justo cuando ya habías hecho el renuncio a un baile digno, una mano liberadora te enseña el atajo.” El camino soy yo”, te susurra la media botella de la Guita, que sostiene un amigo que pasaba por allí, y que se apiadó de ti, al verte atrapado, bailando entre culos llenos de volantes. Tras la ingesta del dorado bálsamo, te pones nostálgico y piensas en la paz de tu casa, y en tu confortable cama, y empiezas a coger lunas del fondo del mar en forma de deseos, el primero, que tu mujer tenga la misma calor que tú, y que por fin, haya quitado las sábanas de pelito, que llevas perdidos tres kilos en la última semana, entre esos embozos llenos de pelusitas, porque ella sigue queriendo colgar la luna del cielo, cada vez que se excusa: - “…y si refresca”.

domingo, noviembre 13, 2011

SIGUIENDO A LA MANADA

Refugiándonos en la definición de manada como el conjunto de animales de la misma especie, generalmente salvaje, que están juntos, o se desplazan juntos, entre tú y yo, ¿a que también sigues a la manada? No lo niegues, si sólo es un instinto natural de pervivencia, no hay porqué avergonzarse de lo que forma parte de la naturaleza. Hay que sobrevivir, y para ello, nada como mimetizarnos con el grupo, unir nuestra voz a las mayorías, vestir los últimos vaqueros que lleva Brad Pitt, y cuando llega Navidad, ver Mujercitas e inundarnos la cara de besos que saben a gambas, tabaco, y al Rioja que al cuñado le ha sobrado de la cesta que le regalan en el trabajo. Seguimos a la manada, porque es más fácil vivir sin disentir, sin alzar la voz, sin dar un guantazo en la mesa, o sin sacar los pies del tiesto. Eso es para esa gente rara, indignados, hippys, gente con zarcillos en las ideas. La manada se mueve por impulsos: allí hay agua, allí hay amor, allí hay votos, allí voy. Y, como de lo que se trata es de hospedarse en los días, de sostenerse, de habitar algún deseo, de tirar, ¿para qué decir lo que verdaderamente pensamos, o sentimos?, mejor callar y tirar palante, como sea. Es más liviano permanecer con la manada, es más llevadero decir sí wana. La realidad, es una maratón para la que no siempre estamos preparados. Por esto, refugiarse en la manada, es un recurso para intentar llegar vivos a la muerte. Lo peor es cuando, sin saberlo, la manada pasa a ser rebaño, cuando, los balidos ocupan el mismo aire, que hace nada ocupaban los rugidos, que aunque, de manada, al menos tenían empaque.

- Mira que te dije que pidieras anís de los Hermanos, que esto es garrafón, y mira las cosas que dices.

- Bueno, vámonos a votar antes de que se me pase.

domingo, julio 03, 2011

AROWANAS

 
 
 
 
 
 
 
 
   
 
Los peces arowanas llevan a sus hijos dentro de la boca en sus desplazamientos. Esta inédita sobreprotección, es el escudo para defenderlos de los peligros exteriores. Lo que nuestros hijos nos dicen sin decírnoslo, es lo mismo que nosotros le decíamos a nuestros padres sin decírselo, y era algo así: “ Yo no quiero que nadie me lleve en la boca, ni en brazos, ni siquiera que todos los días me echen un sermón, ni que me recuerden, que las cosas no son como yo las veo ahora. No tienen porque martillearme, antes de acostarme, con que el futuro está a la vuelta de la esquina, ni con las cifras del paro. Que si no estudio, ni leo, ni ayudo en casa, no me haré alguien de provecho. Lo sé, sé que es así, pero dejarme descubrir la vida por mí mismo, y equivocarme, y caerme, y mancharme, y tener la habitación desordenada, aunque sólo sea un día a la semana. Y es injusto, como injusto es que identifiquen un zarcillo en la oreja, o un peinado determinado, con una conducta agresiva o marginal.

Que la vida no es tan catastrófica como la pintan en los telediarios. Que también hay cosas buenas. Y ser joven es una de esas cosas. Porque ser joven no es ninguna enfermedad, que, a veces, lo pienso, de tanto escuchar que los jóvenes de hoy somos irresponsables, maleducados, caprichosos, rebeldes y ociosos.

También es importante que me enseñes a bajar las escaleras, tanto, o más, que a subirlas. Enséñame también a que las cosas cambian, a aceptarlo, a que hay grises, y colores, a relativizar mis problemas, y, a no hundirme antes del desembarco.
Enséñame a vivir, no sólo a calcular, y enséñame a querer, no sólo a conseguir cosas. Enséñame a levantarme y abrazar al nuevo día, tanto si amanece gris, como si nace soleado; no me enseñes a cogerle por el cuello y estar enfadado con la rutina las próximas 24 horas, y si me enfado, que sólo me dure el tiempo que dura el enfado.Y cuando pienses en mí, y te comas la cabeza, acuérdate de lo que dijo Roberto Chafar: “ Debemos ver a los jóvenes, no como botellas vacías que hay que llenar, sino como velas que hay que encender”.

sábado, mayo 07, 2011

LA GLORIA SE LIMPIA CON MISTOL














Mientras esperaba una consulta en el Hospital San Lázaro, y dado, que por aquellos lares, no existe centro comercial alguno, que acoja los tiempos muertos de los pacientes pacientes, decidí visitar, pues aún no lo conocía, el cementerio de San Fernando de Sevilla. Nada más entrar, a la izquierda, me topé, en mi inusual paseo, con la tumba de Joselito El Gallo. Sobre una de las lápidas que delimitan el cortejo fúnebre, una limpiadora, con su uniforme azul cielo, tenía sus dos manos ocupadas. Con la derecha asía una fregona, que mojaba en un cubo con agua y mistol, para restregar las lápidas de las glorias toreras. Con la otra sujetaba un móvil de última generación, por el que le chillaba a su madre, sobre la lápida de mármol, que cubría la tumba de Joselito, la lista de la compra:

: -…que no mamá, que t”e dicho que el papel higiénico es más barato en el Lidl. En el Día, me compras las lentejas, la espuma de afeitar de Pepe, y las compresas. No…el Nescafé y los garbanzos lo dejas pal sábado, que libra muá y voy al Carrefú. Scucha, la cartilla, que te la selle la niña de la caja, que esa, si no se lo dise, se jase la tonta, parece que va a heredá, la malahe, er colomato…

Toda esta compra vía móvil, ocurría mientras la fregona, chorreando mistol, se paseaba por los pies de los portadores del cadáver de Joselito: María la mujer de Curro, el de la Jeroma, Eduardo Miura, Ignacio Sánchez Mejías, y unos cuántos de gitanillos creados por el imaginero Mariano Benlliure, se afanaban, en vano, en despegar sus pies de bronce fundido, ante la avalancha de mistol y compras, con que, la funcionaria, regaba la gloria de los vecinos de la necrópolis sevillana, desde Belmonte a Espartero, pasando por Paquirri o Manolo González.

…y pensé yo, con los centenares de bravos toros que habrán lidiado y pasado por la espada aquella media docena de maestros, y que ninguno pudiera salir de allí un momento, para quitarle a esa mujer la fregona, la garrafa de mistol y el móvil, con los que estaba profanando, su gloria y su silencio.

¿ ….y to esto, pa que al final me rieguen con mistol? Me voy pa la feria.

domingo, septiembre 26, 2010

LA SACRISTÍA

Escondida del bullicioso bregar que palpita en la plaza de abastos, la Sacristía tutela en embotellado orden, los caldos imprescindibles para que llevemos a cabo ese sacrificio tabernario, al que nos sometemos los adversarios de la misantropía.
Son los duendes que nacen por la angostura de un grifo, abandonando media docena de úteros de noble madera, quienes propician que las palabras, como patinadores locos, se deslicen por el mostrador de mármol , y vayan, y vengan , a la espera de ser dichas por cualquier boca que las adopte durante ese milagro diario de la tertulia .
Aquí, el muérdago bajo el que se besan los amantes, se mudó en un arco de jarrillos de lata que une, y desune, la taberna y la trastienda . Los mejores clientes dicen haber visto a los trasgos tabernarios darse mimos bajo esta ojiva de hojalata.

¿Quién le dice que no a tres niños, orejones y clonados, que habitan en las alturas de las estanterías? A su diestra, las imágenes de nuestra semana santa hacen una perenne estación de penitencia en una pared amarilla albero. Esos albañiles, llamados segundos, que construyen el tiempo, se permutan en la sacristía por una medida más sabia, la de los tragos:

- Ahora mismo voy, Mary, en cuanto me tome esta cerveza.

...y mientras la pizarra nos receta las novedades culinarias, urdimos un akelarre, de humo de tabaco y conversación pausada, enmarcado en un paisaje tabernario tan de antaño, que no sabemos si pagarle a Pepe en euros o en maravedíes.

domingo, agosto 29, 2010

MEMORIAS DEL VERANO

Aún relincha el calor por los rincones del pueblo, pese a que el verano, con disciplina jesuita, empieza a recoger su manada de rayos desbocados. Dicen los orientales que somos lo que pensamos, y puede que no falten a la verdad, porque yo, apenas nombro al ardiente, empiezan a salivar mis glándulas sudoríparas, (jodido perro de Paulov...), yo le llamo el orto sobaquero. Por eso, apago mi pensamiento, y mi ardor, con aquel primer beso, y me refresco, cuando atisbo, entre el bosque de neuronas, aún llenas de arena y plegando sombrillas, aquellos labios dúctiles, mojados,y, por un instante, dejo de ser calor, y soy beso. Estos chinos sí que saben, todo está en el tejao, todo.

martes, junio 29, 2010

ER BETI, CONCHITA Y MARCO AURELIO

“…y puede ser que me equivoque otra vez, y puede ser que vuelva a perder, pero la vida me dice que algún día me tocará a mí eso de sentirme bien…”
Dicen sus allegados que, don Manué, se ha escapado a la abadía de “ El Nombre de la Rosa”, y que, allí, ha sobornado a los monjes para que, cada mañana, sustituyan los cantos gregorianos de maitines por la canción de Conchita. Luego, tras tararearla para sus adentros: (“…y puede ser que me equivoque otra vez…y puede ser que vuelva a perder…), vuelve a su celda, dónde ayuna, y se fragela durante 90 minutos, el tiempo que dura un partido. A don Manué, tras sus ejercicios espirituales, le ha sido revelado que en realidad no somos de segunda. Lo dice la Constitución. No hay ciudadanos de segunda, todos somos iguales. Pero claro, de primera tampoco somos, por eso, está moviendo sus hilos, para que se reforme el texto de la Consti, y añadirle que: “España está formada por ciudadanos béticos y, algunos otros, que aún no lo son”. El bético es, por encima de todo, un estoico. Marco Aurelio, en el año ciento y pico después de Cristo, escribió: “Todo suceso que te induzca a la aflicción no es un infortunio, sino una dicha soportarlo con dignidad, porque, algo semejante pudo acontecer a todo el mundo, pero no todo el mundo sabe llevarlo con decoro”.
Lord Voldemort, perdón, quiero decir, don Manué, ha encargado ya, a una imprenta sevillana, sellos para repartir entre los porteros que controlan los accesos del Villamarín, digo del Manuel Ruiz de Lopera. Ha dado órdenes taxativas para que todo el que entre o salga del estadio bético, desde jugadores a utilleros, pasando por las señoras de la limpieza o los repartidores de la Cruzcampo, sean sellados en la frente con el dogma bético “MANQUE PIERDA”. Ganá no ganaremos, dise don Manué, pero nos vamos a reí….

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