Los pilares de estas fiestas (aparte de la familia, el amor, los villancicos y todo lo demás), son comer, hablar y bailar. Pero estas tres cosas necesitan potenciarse con un buchito, y a estas alturas de las celebraciones, un buchito de lo que sea. Ya empezamos a no distinguir el garrafón de los etiquetas rojas. Las añadas empiezan a perder importancia. Pero, por favor, no pierdan la compostura, no imiten al primate, y beban algo embotellado, registrado y etiquetado.
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