A estas alturas de la vida uno empieza a tener claras algunas cosas: Una, que cada vez son menos las cosas que se tienen claras. Otra, que esas pocas cosas, están no claras, sino clarísimas.
Mi padre, como hombre bueno que siempre fue, me enseñó a perdonar. La vida, como vida que es, me adiestró en “mandar a la mierda”. Yo, unas veces le hago caso a mi padre, y otras obedezco a la vida. Cuando acato la lección de mi padre la paz me inunda. Amig@, pero cuando me rindo a la escuela de la vida, siento un subidón que para qué les voy a contar.
Las dos opciones son válidas para sobrevivir. La cuestión es cuando proceder de una forma o actuar de la otra.
Mierda es el resultado del proceso digestivo, y se refiere a los deshechos fecales de un organismo vivo, normalmente expulsados del cuerpo por el ano.
Coño, más claro...ya sé con quienes transigir y hacerle caso a mi padre, y con quienes hacer "la digestión"...qué alivio.
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