Huyendo del calor me he escapado a San Sebastian, Donosti "pa" los amigos.
Entre el buen dormir (se
necesita el abrigo de una manta, o mantita), y el buen comer que, sobre todo en la calle
31 de Agosto te ofrecen los innumerables bares de pintxos, el resto de la
jornada te pide pasear. En una de esas caminatas, justo en la desembocadura
del Urumea, he visto a Loquillo pasear su incipiente barriguita cervecera, pegado al
siempre enfadado Cantábrico. No he podido remediarlo:
- “¡Loquillo..., eres el mejor!”
le he espetado, y él, casi sin mirarme, me ha respondido:
- “Gracias”
...pero no con esta voz mía menuda, sino con la suya, rotunda: GRA-CIASSSSSS…
La ostia, "quécachotío", y "quépeazo" de voz, le he dicho a mi hijo Ángel, que no ha dejado de de medirlo con su mirada. Les juro que en mi vida he escuchado una sola canción de Loquillo, pero me pierde un famoso de cerca.
Lo mismo le dije a Santana, el mítico tenista, al salir de una caseta de la Feria de Sevilla, hace ya un buen puñado de años, y eso que jamás he visto un partido de tenis más allá de los dos primeros juegos. Tampoco escapó a mis lisonjas el expresidente de la Junta, Rodríguez de la Borbolla, cuando esperaba el paso de la Hermandad de San Blas en Carmona: -“Uno del partido”, le solté para estrecharle le mano, cuando jamás he estado afiliado a ningún partido. Otro día, al salir de una atracción de Isla Mágica, me encontré a Antonio Burgos, colaborador del ABC, al que saludé, y mentí, al comentarle que esperaba ansioso sus artículos en el citado periódico. Por Dios, jamás fuí seguidor suyo, Dios me libre, pero es superior a mí, me pierde el aura de las celebridades, mira que soy endeble, infundado y frívolo, pero no puedo, que no puedo remediarlo. Carmen, ¿dónde andas?, que necesito ver gente con glamour.
- “¡Loquillo..., eres el mejor!”
le he espetado, y él, casi sin mirarme, me ha respondido:
- “Gracias”
...pero no con esta voz mía menuda, sino con la suya, rotunda: GRA-CIASSSSSS…
La ostia, "quécachotío", y "quépeazo" de voz, le he dicho a mi hijo Ángel, que no ha dejado de de medirlo con su mirada. Les juro que en mi vida he escuchado una sola canción de Loquillo, pero me pierde un famoso de cerca.
Lo mismo le dije a Santana, el mítico tenista, al salir de una caseta de la Feria de Sevilla, hace ya un buen puñado de años, y eso que jamás he visto un partido de tenis más allá de los dos primeros juegos. Tampoco escapó a mis lisonjas el expresidente de la Junta, Rodríguez de la Borbolla, cuando esperaba el paso de la Hermandad de San Blas en Carmona: -“Uno del partido”, le solté para estrecharle le mano, cuando jamás he estado afiliado a ningún partido. Otro día, al salir de una atracción de Isla Mágica, me encontré a Antonio Burgos, colaborador del ABC, al que saludé, y mentí, al comentarle que esperaba ansioso sus artículos en el citado periódico. Por Dios, jamás fuí seguidor suyo, Dios me libre, pero es superior a mí, me pierde el aura de las celebridades, mira que soy endeble, infundado y frívolo, pero no puedo, que no puedo remediarlo. Carmen, ¿dónde andas?, que necesito ver gente con glamour.
Manolo Martínez
1 comentario:
¿Sabes vecino? Loquillo no te conoce, ni tampoco las demás personalidades que nombraste... pero ellos se lo perdieron y no tú. Pues tú eres grande, por como eres, por quien eres y desde luego, por tu maravillosa forma de escribir. Tal vez si hubiesen sabido con quién hablaban, te hubiesen prestado más atención, pues eres capaz de mostrar con no demasiadas palabras, lo que muchos tienen en el corazón.
¡Enhorabuena por ese viaje a San Sebastián! ¡Lo mereceis!
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