Después de muchas pesquisas, he confirmado mis sospechas, y por fin, he desenmascarado a Albert. Que me perdone la Historia por tener que ser reescrita. La Teoría de la Relatividad, no fue parida por el peliblanco con cara de científico chiflado, que aparece pegado en las puertas de los empollones.
Seis siglos antes del nacimiento de éste( éstein para los amigos), allá por el año mil trescientos y algo, un tal Patronio, hijo literario del Infante don Juan Manuel, consolaba al Conde Lucanor. El Conde sufría la aflicción patológica de los ricos: el pavor a perder sus haciendas. Patronio, pelota donde los haya, le contó, por aliviarle, la historia de 2 hombres que viajaron de la riqueza a la pobreza. Una miseria, tan extrema para uno de ellos, que no tenía para comer. El rico-pobre se alimentaba de un puñado de altramuces, que se alojaban solitarios en una escudilla. Mientras los comía, lloraba, lamentando su cambio de suerte. Al secarse las lágrimas, advirtió que alguien caminaba tras él. Su perseguidor, recogía las pieles de los altramuces que él tiraba y se las almorzaba. Se trataba del otro hombre rico que también se arruinó.
Y es ahí, justo en ese instante, cuando nació la Teoría de la Relatividad.
Medio milenio después, Alberto( éstein para los amigos), al que cruelmente habían despojado de su cerebro para meterlo en el tarro de cristal de las galletas, le dió por decir que la Teoría de la Relatividad era suya, y descerebrado como le habían dejado, la resumió en la célebre E = mc2, que, como todos sabéis, quiere decir:
“ Todo en la vida, depende del color del cristal del tarro de galletas en que te metan el cerebro“
Unos interpretaron, que dicha teoría, bosqueja esa quimera de poder viajar en el tiempo y en el espacio. Otros, como mi hijo el pequeño, hiló más fino y resolvió el eterno dilema, padre de todas las relatividades: ¿ quién fue primero, el huevo o la gallina?, y me argumentó una mañana frente a la taza de Cola-Cao:
- “Papá, papá, los pollitos no salen de los huevos. Los pollitos se meten en los huevos porque tienen frío...” (Genial...éste llegará lejos)
Y después de esta arroba y media de filosofía de todo a cien, la moraleja: “Cuando pidas, junto con la cerveza, altramuces( chochitos para los amigos), comételos con cáscara, si no quieres que se alimente a tu costa, algún ricachón venido a menos“
Seis siglos antes del nacimiento de éste( éstein para los amigos), allá por el año mil trescientos y algo, un tal Patronio, hijo literario del Infante don Juan Manuel, consolaba al Conde Lucanor. El Conde sufría la aflicción patológica de los ricos: el pavor a perder sus haciendas. Patronio, pelota donde los haya, le contó, por aliviarle, la historia de 2 hombres que viajaron de la riqueza a la pobreza. Una miseria, tan extrema para uno de ellos, que no tenía para comer. El rico-pobre se alimentaba de un puñado de altramuces, que se alojaban solitarios en una escudilla. Mientras los comía, lloraba, lamentando su cambio de suerte. Al secarse las lágrimas, advirtió que alguien caminaba tras él. Su perseguidor, recogía las pieles de los altramuces que él tiraba y se las almorzaba. Se trataba del otro hombre rico que también se arruinó.
Y es ahí, justo en ese instante, cuando nació la Teoría de la Relatividad.
Medio milenio después, Alberto( éstein para los amigos), al que cruelmente habían despojado de su cerebro para meterlo en el tarro de cristal de las galletas, le dió por decir que la Teoría de la Relatividad era suya, y descerebrado como le habían dejado, la resumió en la célebre E = mc2, que, como todos sabéis, quiere decir:
“ Todo en la vida, depende del color del cristal del tarro de galletas en que te metan el cerebro“
Unos interpretaron, que dicha teoría, bosqueja esa quimera de poder viajar en el tiempo y en el espacio. Otros, como mi hijo el pequeño, hiló más fino y resolvió el eterno dilema, padre de todas las relatividades: ¿ quién fue primero, el huevo o la gallina?, y me argumentó una mañana frente a la taza de Cola-Cao:
- “Papá, papá, los pollitos no salen de los huevos. Los pollitos se meten en los huevos porque tienen frío...” (Genial...éste llegará lejos)
Y después de esta arroba y media de filosofía de todo a cien, la moraleja: “Cuando pidas, junto con la cerveza, altramuces( chochitos para los amigos), comételos con cáscara, si no quieres que se alimente a tu costa, algún ricachón venido a menos“
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