De entre todos los contratiempos
con los que las personas lidiamos a lo largo de la vida, hay uno que esta escultura
de Bruno Catalano representa como nadie, dejar tu tierra. Abandonar tu gente,
tu casa, tu pueblo, acaba dejándote un vacío difícil de llenar. La cabeza se
convierte en la maleta del alma, y nos devuelve, en forma de recuerdos, todo
aquello que amamos: la familia, los amigos o los paseos por las calles de tu
ciudad. Tan solo dos cosas pueden terminar esta escultura: la certeza de que
los que te quieren te esperan y la vuelta al hogar.
A
mi amigo Fernando "Vialo"
Escrito por Manolo Martínez
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