Cada vez que veo esta película no
puedo remediar acordarme de mi padre.
Mi padre no era James Stewart, mi
padre era George Bailey. La gente le llamaba Pepe, pero era George Bailey. Buena persona,
amante de su familia, generoso hasta el límite, trabajador, incapaz de
guardarle rencor a ningún señor Potter
que tuviera la desdicha de hacerle el mal. Su Ángel, y nieto, le recuerda a diario cuando por la noche se pone el pijama, en la forma en que le enseñó su abuelo, remetiéndose la
camiseta por dentro del pantalón del pijama, alcanzando éste casi las axilas,
al estilo cachuli. Y precísamente ahora que no está mi padre, y su abuelo, es cuando más está. Feliz
Navidad a todo el mundo.
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