Se puede vivir en cualquier sitio, somos libres para elegir. Hay quien escoge una simple casa, o quien decide instalar su hogar entre las notas de una canción durante los 4 minutos que dura la melodía, o quien se muda, por un ratito, a vivir dentro de un poema. Porque es el lugar en el que decides plantar tu corazón, el que se convierte en tu morada, mudando tu residencia varias veces al día sin necesidad de empadronarte. Es tu alma la que determina el domicilio, nunca media docena de paredes. Por todo lo dicho, esta noche he decidido, durante una horita larga, vivir en una tertulia. ¿Te vienes?
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