Elegir entre Sabina y El Principito, es como si tuvieras que decidirte entre la "Muñeca Chochona" y Humphrey Bogart, entre lo místico y lo pragmático, entre el cactus y la flor de loto, o escoger entre una copa de Ribera del Duero o una de Lambrusco, es tener que optar entre ser un canalla o un mindundi, o quedarte o con La Bella, o con la Bestia. No, no valen términos medios, porque no. Ni vale un tinto don Simón, ni Bustamante. Ni siquiera Gastón nos hace el apaño. Todos estos son secundarios, de relleno, segundos platos. O llueve o sale el sol. Los nublados que se lo queden los melancólicos. Vamos a quedarnos con Sabina, un canalla que bebe Ribera del Duero para poder bailar agarrado a la Bestia.
-¿Ustedes entienden lo que he escrito?, porque yo no, por mucho que lo releo.
¡Qué mala es esta ginebra!
2 comentarios:
Pues yo me quedo con el Principito, el Lambrusco y la Bestia. Por supuesto con el jazz. Ya ves, hay gustos para todo.
Un beso.
Qué alegría Lola, reencontrarte por aquí. La verdad es que lo suyo es no tener que elegir, porque es el momento el que marca la dirección de los vientos. Feliz verano.
Publicar un comentario